lunes, 28 de marzo de 2011

LOS PEREGRINOS DE LAS TINIEBLAS XII

Ha llegado por fin el día y con él se han esfumado todos los terrores de la noche. El día ha amanecido radiante y hermoso, de las brumas nocturnas no queda ni rastro. Pero, nuestros amigos se muestran dubitativos con respecto a permanecer más tiempo del necesario en el pueblo abandonado. Todo lo sucedido durante la noche ha aclarado parte del misterio que rodea al lugar y parece ser que ha sufrido el triste destino que le depara a todo aquel que se deja llevar por la codicia y la avaricia.

Tras reponer fuerzas con el insignificante desayuno que constaba de unos mendrugos de pan y un poco de queso rancio, reanudan el viaje hacia el Norte. Dejan atrás los edificios abandonados y tristemente marcados por la sangre y la maldición. A plena luz del día el lugar no parece tan tenebroso, y casi puede apreciarse la belleza que irradia el lugar. Las casas con sus viejos entramados de madera aparecen embellecidas por la serena gracia que les otorgan las perfumadas madreselvas, casi florecidas por el milagro de la primavera. Se alejan, pero no pueden resistir la tentación de adentrarse en la iglesia maltrecha por una violencia nacida del odio y la intransigencia.

La desolación domina en el interior de la iglesia profanada. Acceden a una de las naves laterales y descubren en los camarines de los santos a unas figuras esculpidas en piedra que les han sido cercenados los dedos y, en algunos casos, las manos. Han decapitado a algunos santos y al final como colofón al supremo sacrilegio han esparcido los restos de una escultura, que representa a Jesucristo yacente, sobre el Altar mayor.



La visión de la blasfemia se materializa por todas partes, símbolos demoníacos aparecen representados en los pocos vitrales que han resistido el feroz ataque. Contemplan horrorizados el número 666 tan fatídico y nefasto a la vez, identificado con la marca de la Bestia. Los peregrinos no han visto una cosa igual, una devastación tan abominable y se persignan con apresuramiento y congoja, porque el hombre en las situaciones más adversas, aquellas en las que se sienten indefensos, siempre recurren a la fe, pues ven la presencia del maligno mencionada en el Apocalipsis.



Lentamente se acercan hasta una tumba que hay en el suelo y con horror contemplan que se encuentra abierta y los restos humanos que existen en su interior, apenas una noble calavera y algún que otro hueso descarnado, completamente diseminados por los alrededores de la sacristía. Comprenden que son los restos de una mujer ya que algún que otro cabello resiste el paso del tiempo extrañamente pegado al cráneo .

Hugo se adentra en el interior del sepulcro, negro como la boca de un lobo, desciende por una empinada y desgastada escalera, con unos escalones, excesivamente, erosionados por el paso del tiempo. El moho que se adhiere a la piedra puede provocar algún que otro resbalón entre los viajeros. Siguen al maduro caballero el resto de sus compañeros, no, sin cierto recelo. Comprueban que se encuentran en el interior de un panteón ya que se observan seis catafalcos, cuatro de piedra, profanados, con las losas de piedra, que cubre los sepulcros, reventadas; y dos de increíble valor, herméticamente cerrados, indicio de que se encuentran en el último reposo de algún personaje influyente de la región. La estancia es irrespirable y el ambiente opresivo, un olor nauseabundo fruto del largo encierro y la muerte impregna las fosas nasales de los falsos peregrinos. Las telarañas que dominan el techo y que ya invaden el recinto mortuorio se abalanzan sobre los rostros de los hombres creando una desagradable sensación que tratan de apartar a base de violentos manotazos.

Un débil rayo de luz se desliza por el interior de la sepultura, creando una atmósfera irreal, e incide en uno de los laterales de uno de los catafalcos y Hugo descubre unos signos representados en la superficie iluminada.

-Mirad, aquí hay algo escrito… Vamos a tener que iluminar esta estancia para tratar de interpretar lo que hay escrito… . Dice mientras su mano se desliza sobre la fría superficie de la piedra, tratando de descifrar el secreto significado de esos extraños signos.

Con la pequeña antorcha que la abadesa le ha proporcionado, ilumina tenuemente la estancia mortuoria, una luz irreal revela los misterios guardados durante largos años de soledad y silencio, pero la magnificencia del lugar sobrecoge a los falsos peregrinos. Los catafalcos que allí reposan son de un extraño material que los viajeros desconocen, pero que deja sorprendido a Hugo cuando roza con su mano la fría y lisa superficie del objeto, con incrustaciones de piedras preciosas. Tanto lujo y riqueza en una tumba, extraña a los hombres y cuando sienten el tacto frío, casi gélido de las piedras, experimentan una extraña opresión en el pecho que les impide respirar.

Hugo trata de retener el sentido de las palabras que hay escritas en los catafalcos, y descubre que están en latín, trata de retenerlas en su memoria y entonces piensa recurrir a la Abadesa que seguro sabrá traducir el texto.

– A CANE MUTO ET AQUA SILENTE CAVE TIBI.

– AD ASTRA PER ASPERA.

– AB INSOMNE NON CUSTITA DRACONE.

Hugo absorto, medita en silencio, que si estas palabras se encuentran escritas en latín es porque el mensaje que encierran no está destinado a que sea descubierto por cualquiera. Piensa que esconden un secreto encriptado dirigido a alguien en concreto, que debe tener en su poder la clave para su interpretación.

-¡Callad,… escuchad, un momento…!!! Exclama Andrés, tratando de llamar la atención de sus compañeros.

– ¡No toquéis lo prohibido…!!!. ¡NO TOQUÉIS LO PROHIBIDO!!!. Son unas voces aterradoramente familiares para los falsos peregrinos que se perciben todavía muy lejanas y como atenuadas, pero que horrorizan a los hombres y les eriza el vello del cuerpo.

– ¡Por Dios, los muertos otra vez!. Exclama Gondemar, dominado por un terror que casi le nubla la razón.

– Tenemos que salir de aquí antes de que lleguen esos engendros. – Exclama Hugo totalmente fuera de sí.

-¡NO TOQUÉIS LO PROHIBIDO…! -Ahora, las voces suenan más terroríficamente cerca, para horror de los falsos peregrinos

-¡Tenemos que huir lo antes posible.! -Grita Hugo a sus compañeros, pero antes de que concluya su petición, ellos ya empiezan a abandonar el lugar presos de un loco frenesí de pánico, que les lleva a tratar de salir atropelladamente del cubículo con tan mala fortuna que todos se quedan encajados en el umbral del sepulcro. Hugo contempla la escena y no puede dejar de sonreír ante la escena que protagonizan sus amigos y sin pensarlo demasiado les propina en las posaderas un violento empellón que tiene la virtud de despejar la salida y el maduro templario se pregunta, mentalmente, ¿cómo es posible que esa pandilla de inútiles haya estado en las cruzadas?. El pánico ante el peligro que se acerca impide que su sentido del humor haga acto de aparición. Y, antes de responder a las mujeres que ya empiezan a inquietarse por el ruido que brota del interior de la sepultura y esperan impacientes que sus compañeros abandonen la tumba. Pero, los peregrinos salen a la carrera en busca de la salida, tratando de huir de los muertos amenazantes y sin pensar en nadie.

Andrés cae de bruces sobre las losas del pavimento de la iglesia y cuando se da la vuelta maltrecho y dirige su vaga mirada hacia el cielo buscando clemencia divina y descubre con horror las terribles palabras que hay escritas en el techo abovedado de la iglesia, muy conocidas, grabadas en sangre y que tratan de una de las Profecías más famosas del Apocalipsis:

… “Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la Bestia, pues es número de hombre. Y su número es el seiscientos sesenta y seis.

Ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible”…

Después pasea la mirada por el horror apocalíptico que ha tenido lugar en el recinto religioso y comprende muchas cosas, sabe porque el pequeño pueblo ha sufrido un ataque tan sangriento y también comienza a pensar que es posible que las profecías que se mencionan en la Biblia sean veraces.

Se levanta con apresuramiento y se dirige hacia la salida como si le persiguiese el mismo demonio. Las mujeres, paralizadas, no acaban de comprender lo que está ocurriendo.

- ¿Qué pasa, porque corren …? Pregunta intrigada la abadesa, mirando directamente a Sara como tratando de aclarar sus dudas, pero sólo recibe un encogimiento de hombros por parte de la joven. Al final, deciden seguir a sus compañeros.

Ya fuera del recinto religioso, los peregrinos parecen que se han recuperado del susto y tratan de dar respuestas a las mujeres, que, atónitas escuchan y comprenden que su destino aparece ligado a esas almas en pena.

Los falsos peregrinos se adentran nuevamente en el bosque, camino de su destino.

                                                             ****

Mientras tanto, a varios kilómetros de distancia de nuestros amigos, una figura de elevada estatura, envuelta en una negra mortaja, con capucha, se mueve con paso enérgico y observa desde cerca la escuadra que se halla fondeando sobre las aguas del viejo puerto de La Rochelle. Contempla con interés como navega y fondea sobre la pequeña media luna del muelle. Los grandes Galeones resisten la acometida del viento y la escuadra de pequeñas galeras, con más de treinta remos por banda se orientan hacia la naciente ciudad presidida por la impresionante torre del reloj.

La claridad del día reverbera en los viejos puentes de proa de las naves marinas y crea reflejos dorados. El extraño personaje contempla como se hinchan la velas con el viento y como se mueve el Galeón a merced de las corrientes marinas.

Atrae la atención del siniestro personaje un bajel que tiene el casco pintado de negro y que refleja en su estructura los estragos del paso del tiempo. El deterioro de la nave no parece importar a este hombre cuyo rostro, de facciones angulosas, no exentas de atractivo, no refleja ninguna emoción al contemplar la nave imponente desde las profundidades de su capucha. Una fría sonrisa que no llega a los ojos se dibuja en su rostro cuando descubre el nombre que se lee en la parte inferior del navío: “Legión”. Y, es que ya ha realizado su elección.

Mira con desagrado el infernal trasiego que agita la vida del muelle, la azarosa vida de los seres que lo habitan. Gatos y perros callejeros olisquean entre los desperdicios que se acumulan entre los rincones, se acercan con recelo hasta el hombre misterioso que, totalmente ajeno a cuanto le rodea. No ha reparado en el gato que con una clara actitud desafiante le corta el paso, parado a unos pasos de donde se encuentra, arqueando el lomo. El hombre contempla la beligerancia manifiesta del gato y responde, deteniéndose, bruscamente, e inclinando la cabeza con rigidez, le dirige al gato un bufido que tiene la facultad de de acobardarlo ya que retrocede sobre sus patas traseras, y el perro le imita agachando las orejas, con el rabo entre las patas. Cuando se ve libre de los animales el hombre medita unos instantes, situado al pie de la imponente embarcación. Situada bajo el bauprés se observa, sobresaliendo sobre el muelle, el mascarón de proa. Se trata de una figura toscamente tallada, una escultura de madera que representa a una criatura demoníaca, con una expresión maligna en el rostro. El hombre oscuro sonríe, pero la frialdad no abandona la expresión de su rostro. Entre el bajel y el muelle se extiende una empinada tabla de madera que dado su estado, parece desafiar las leyes de la gravedad.

El extraño individuo recoge el vuelo de su capa y con la cabeza erguida se dirige a la precaria rampa para iniciar el ascenso, cuando los pies notan las deslizantes tablas de madera como empiezan a moverse, el hombre teme acabar entre las frías aguas del puerto de La Rochelle y se agarra con fuerza a las cuerdas de la barandilla y a grandes zancadas salva el desnivel que le separa de tierra firme. Cuando se encuentra en la cubierta del barco se tropieza con un hombre que debe de ser el Capitán de la nave, que luce unos pantalones de sarga que le llegan hasta media pierna, unas botas muy resistentes de cuero, una larga casaca de cuero negro y una camisa de lino, abierta en el cuello, un sombrero de ala ancha que le cubre el rostro completan su estrafalario atuendo y en el pecho luce una extraña cruz cuyos reflejos dorados dañan la retina del extraño individuo.

-¿Qué es lo que hacéis, no podéis estar aquí?. La sorpresa domina las palabras del marino, cuando descubre la presencia del intruso que se pasea con total libertad por la cubierta de la nave.

– Sólo pretendo hablar con el dueño del barco, para proponerle un negocio.- Le contesta y sus palabras suenan de manera extraña en la soledad de la cubierta.

– El dueño del bajel no se encuentra ahora en el navío, pero en estos momentos yo soy su máximo representante y puede hablar conmigo si así lo desea.

– Bueno, pues para empezar… – dice mientras agarra, furiosamente, la pequeña cruz, que el hombre lleva alrededor del cuello, arrojándola con violencia hacia las frías aguas . – Es que ya me estaba poniendo nervioso, esta maldita crucecita…

– ¡Pero, bueno que hacéis, cómo os atrevéis…! Pero, el pobre marino apenas puede concluir su frase porque antes de que se dé cuenta sigue el mismo destino que su cruz ya que el individuo agarrándolo por los hombros y en un alarde de fuerza casi inhumana le lanza fuera de borda. El hombre cae chapoteando y vociferando en las frías agua del océano y por el peso de las ropas que lleva, no tarda en ser engullido por las profundidades marinas.

– ¡Bueno, trato resuelto…!. Dice con una sonrisa que sólo se queda en una triste mueca que revela toda la maldad que encierra su alma.

– Después de todo, tampoco ha sido tan difícil como creía… Piensa en voz alta el extraño personaje encapuchado.

HAITI - Padre Nuestro - Diana Navarro.



SIN COMENTARIOS, SENCILLAMENTE MARAVILLOSA...

Tamara - Si No Te Hubieras Ido

sábado, 26 de marzo de 2011

La Musicalité con Raquel del Rosario - 4 elementos (con letra)

sábado, 19 de marzo de 2011

LA SUPER LUNA DEL 19 DE MARZO DEL 2011


La Luna llena o "súper luna" como la han llamado, estará a menor distancia de la Tierra, en un fenómeno llamado "perigeo lunar". (Un perigeo lunar se produce una vez al mes. Sin embargo, el perigeo de esta semana coincide con la luna llena, una combinación de eventos que ocurren una sola vez cada dos o tres años.)

Hoy hemos paseado por la playa y nos ha sorprendido una Luna inmensa, grandiosa, brillante y más cerca que nunca.
Una multitud de curiosos, modernos adoradores se han acercado hasta la orilla de la playa en la Villa Olímpica y para no defraudar a nadie se nos ha ofrecido en todo su esplendor, dejando incluso, un rojo resplandor sobre la superficie del mar.
Y, es que para los amantes de la astronomía hoy el satélite alcanzaba su punto más cercano a la Tierra desde 1992 y se observará un 30% más brillante; lo que podría traer caos a nuestro planeta según las teorías de la conspiración que inundan el Internet.
La Luna llena o "súper luna" como la han llamado, estará a menor distancia de la Tierra, en un fenómeno llamado "perigeo lunar". La cercanía, tan sólo 221,567 millas de nuestro planeta, podría provocar maremotos, erupciones volcánicas y terremotos, predijeron algunos sitios en línea que tratan temas científicos.
Esos sitios vincularon grandes desastres naturales con días en lo que hay "super luna", para justificar su teoría. Por ejemplo el tsunami que devastó el sudeste de Asia en el 2006 y el ciclón Tracy que pegó en Australia en las navidades de 1974.
Sin embargo, los astrónomos han desmentido estas especulaciones...
Pero, Internet está lleno de científicos aficionados y personas que gozan con las teorías de conspiración. Así que han corrido un rumor alertando de que esta "super luna" podría alterar los patrones de clima en la Tierra e incluso causar terremotos y actividad volcánica.
Todos estas historias que circulan acerca de la super luna no dejan de ser puras elucubraciones que rozan la superstición y a las que no hay que darles mayor importancia, de todas maneras hay queda ese extraordinario fenómeno celeste que hará las delicias de muchos de nosotros.
Además, desde muy antiguo siempre se ha intentado relacionar cualquier desgracia a la actividad celeste, a la aparición de cometas, eclipses, etc...

PUEBLOS MALDITOS DE CATALUÑA, SANTA MARÍA DE CORCÓ O LA VERGÜENZA DE LLAMARSE L´ESQUIROL

Situado en un altiplano del Collsacabra, existe un paraje de belleza excepcional, rodeado de bellos bosques, cascadas de ensueño, gargantas profundas producidas por la erosión y arroyos cristalinos, se encuentra un pueblo maldito, pero su maldición es más cercana y terrenal, pesa sobre sus viejas piedras el duro lastre llevar el nombre de esquirol (en catalán, ardilla) denominación que se aplica a los rompehuelgas. Este pueblo estigmatizado es SANTA MARÍA DE CORCÓ O L´ESQUIROL.
Este mote, l´esquirol (ardilla en catalán) se le adjudicó a Santa María de Corcó por su posada homónima que tenía este animal como mascota enjaulado en su vestíbulo desde el siglo XIX.
Su negra historia nace con una huelga que se produjo en Manlleu, a principios de siglo, los patronos dieron trabajo al personal que se presentó de Santa María de Corcó, que entonces se llamaba L´ESQUIROL, para sustituir a los huelguistas en 1902, en 1908 y en 1917, quedando así consagrada la palabra “esquiroles”en el sentido de disidentes o rompehuelgas.
En la actualidad están tratando de que los esquiroles dejen de llamarse de esta manera, porque según parece ellos no tienen la culpa de la conducta oportunista de sus antepasados, pero pesa demasiado la tradición del pasado y ciertas cosas nunca se olvidan.
También se suele decir que la gente del pueblo actuó engañada, en un intento por minimizar la culpa, que eran gentes humildes e ignorantes, muy apegadas a su tierra, pero nuevamente la historia desmiente tal hecho ya que no fue una vez la que se presentaron para ocupar los puestos de los obreros en huelga, sino tres, en años consecutivos. Así que será muy difícil que en un futuro próximo consigan quitarse de encima la mancha de ser el pueblo donde nació la palabra “esquirol”.

De todas formas,  los tiempos han cambiado y la conducta de los seres humanos tampoco difiere mucho de la de los animales. En este caso, tenemos un ejemplo, ya que la ardilla, en algunos casos, puede ser un roedor oportunista ya que suele consumir los huevos o polluelos de algunas aves.

 Por lo tanto,  respeto y tolerancia hacia la forma de ser de los pueblos y, en especial,  a su idiosincrasia: "Porque arruinar el futuro por pensar en satisfacer las necesidades más inmediatas, también puede ser una opción".

miércoles, 16 de marzo de 2011

Tino Casal - Eloise

"

20 años despues casi de su muerte y sus canciones aún siguen vivas, eso solo lo hace un grande.

El próximo 22 de septiembre se cumplirán 15 años de la trágica muerte de Tino Casal en accidente de coche. Su legado, musical y personal, se verá potenciado a partir del día 18, en que saldrá a la venta un doble CD + DVD titulado 'Casal único'.

Casal, extravagante y glamouroso, consiguió ser uno de los artistas españoles más singulares y carismáticos de la década de los 80, haciendo destacar su particular voz en esa década en la que abundaban las voces particulares.

Su peculiar apariencia, fruto de una estética vanguardista llevada al extremo en peinados y vestidos, fue una de sus mayores señas de identidad. Esta estética venía impulsada además por una especial creatividad que le llevaría incluso a probar con la pintura y la escultura.

Después de abandonar a los Archiduques, su primer grupo en su Asturias natal, comenzó su carrera como solista en el Festival de Benidorm en 1975. Llegaría a poner en la calle 7 álbumes, dos de ellos postumamente.

En 1981 publicó su primer LP en solitario 'Neocasal' cosechó un éxito rotundo de público, al mismo tiempo que cosechaba malas críticas. Con él, y a partir de ese momento, comenzaría a crear temas muy conocidos, auténticos himnos de la 'movida', como "Champú de huevo" y "Embrujada".

En 1983 publicaba Etiqueta Negra, ejemplo del glam rock español que caracterizara toda la obra de Casal. Fue de nuevo un éxito de ventas. Pero quizá alcanzara la mayor cota de popularidad en 1984, cuando Pánico en el edén se utilizaba como banda sonora oficial para la TVE de la Vuelta Ciclista a España.

A partir de ese momento su carrera y casi su vida sufrieron un paréntesis. Una necrosis derivada de un esguince mal curado que se provocara en plena actuación estuvo a punto de causarle la muerte.

Regresó en 1987 con Lágrimas de cocodrilo, quizá su mejor disco, que además incluiría su mayor logro musical, Eloise, tema grabado en los estudios Abbey Road de Londres, con la colaboración de la London Philarmonic Orchestra.

En 1991, regresando de madrugada de una fiesta en la discoteca Ática, en un Opel Corsa de color blanco, sufriría un grave accidente que sólo le contó la vida a él, copiloto del vehículo.

Tan propio del movimiento cultural y musical de los 80 fue que vino a morir en 1991, cuando comenzaba otra época a la que el camaleónico cantante y compositor también le hubiera añadido su personal impronta. JSQ"

sábado, 12 de marzo de 2011

LOS PEREGRINOS DE LAS TINIEBLAS XI



Cesa la tormenta y llega la calma, pero en el interior de la casa, los peregrinos tardan aún en recuperarse de la impresión. Cuando se cercioran de que ha finalizado el ataque se arman de valor y salen al exterior. La sorpresa por lo que están viendo casi les deja sin aliento, de la niebla no queda ni rastro, y el frío ha desaparecido, el aire les ofrece una tibieza reconfortante. Contemplan el cielo estrellado y su belleza casi les deja sin aliento. Dirigen la mirada hacia el tejado, esperando encontrarlo destrozado a causa del ataque de los espectros, pero no, tan sólo un alero aparece desgajado y golpetea contra la pared de la casa. El caballo permanece sosegado, si las presencias fantasmales le han causado alguna alteración en la conducta, nadie lo diría. Los hombres otean en todas direcciones tratando de encontrar al merodeador, pero nadie se encuentra por las inmediaciones del lugar.



Finalmente, deciden que todo ha terminado y optan por regresar al interior de la vivienda, tratando de asimilar la experiencia vivida o de encontrarle algún sentido a lo que acaba de ocurrir.

Los hombres explican a sus compañeros qué es lo que han visto, relatan la fantasmal cabalgata nocturna de los jinetes espectrales, un grupo de muertos, terroríficos seres, criaturas de raídos harapos y fantasmagórica carne, cuya voz sobrenatural, procedente de otra dimensión, hiela la sangre en las venas. Han aparecido comandados por una pareja de cadáveres descarnados montada a caballo, presumiblemente un hombre y una mujer. Jinetes espectrales con las cuencas de los ojos vacíos, envueltos en un sudario de niebla y que arrastran tras de sí una cohorte infernal de criaturas del averno sedientas de odio y venganza. Jinetes muertos que deambulan vacilantes entre la niebla de una noche sin fin. Jinetes intangibles que no puede ser dañados y que están condenados a vivir eternamente. Al final, tan sólo ha sido un negro huracán que ha desaparecido en la nada misteriosamente.

– Ahora recuerdo –dice la abadesa, todavía sobrecogida con la narración de los templarios- que hace ya algún tiempo, mucho antes del incendio y que tuviésemos que recluirnos en vida, llegó hasta nuestra abadía un peregrino que, en aquel momento, creímos enloquecido, por las cosas que explicaba. Decía que habían sufrido el ataque feroz de unos espectros que les decían que, “no tocaran lo prohibido”. Por eso cuando les he oído, me he acordado de aquel pobre desgraciado, ya que hablaba de que su alma estaba condenada. No le hicimos ningún caso, por lo incongruente que resultaba.

Sin embargo nos relató un hecho que tenía relación con esta historia y que trataba sobre un noble y su esposa de Ultramar.

En uno de los muchos viajes que acostumbraban a realizar los templarios hacia el “Nuevo Mundo”, –sigue diciendo la abadesa-, un noble que acostumbraba a sufragar sus viajes decidió unirse a la expedición y marchó junto a ellos a ultramar. Allí conoció a una princesa indígena, una belleza exótica de la que no tardó en enamorarse profundamente. El padre de la joven, consintió en la unión de la pareja y, además de contribuir con una sustanciosa dote, le ofreció una guardia personal para que se encargara de proteger a la princesa y custodiar la gran dote. Cuando la expedición y los novios llegaron a Francia con el tesoro de incalculable valor en su poder, se alojaron en un castillo de los alrededores, propiedad de los antepasados del conde. La gran fortuna de la pareja pronto se convirtió en un rumor que no tardó en extenderse por la región y atrajo la codicia de personajes con pocos escrúpulos. Un triste día, un grupo de falsos peregrinos, que no eran otra cosa que unos crueles bandidos, se acercaron hasta el castillo con el pretexto de que les permitieran pasar una noche bajo el amparo de sus muros. Pero, en realidad, sólo pretendían hacerse con la inmensa fortuna del matrimonio que suponían oculta en alguna dependencia secreta del castillo. Desde esa noche la pareja y la guardia personal desaparecieron sin dejar rastro.

Desde entonces, el castillo permanece abandonado. Al poco tiempo, comenzaron las apariciones espectrales. La primera aparición de la pareja fantasmal se produjo cuando unos niños jugaban, en el bosque de los aparecidos, a buscar el tesoro de los condes. Se les aparecieron dos espectros montados a caballo, hombre y mujer, que vestían andrajosas ropas que en otro tiempo debieron de ser lujosas y amenazaron a los niños, con las frases que ya conocéis. Cuando regresaron al pueblo intentaron contar a sus padres lo que les había ocurrido, pero no les creyeron, pensaron que era una fantasía ideada por ellos, encaminada a llamar la atención. La segunda aparición se produjo en la zona pantanosa de las Landas y el testigo fue un campesino al que le hicieron las mismas advertencias.

– ¿ Los espectros se aparecen a la gente en las Landas?. Pregunta horrorizado uno de los templarios que ha sobrevivido al encuentro con los espectros en el exterior.

– Y, no sólo eso, la gente dice, que, según parece, los pobres desgraciados que se extravían en las Landas son atraídos por una especie de “Luz Mala” con la intención de engullirlos en las marismas pantanosas. – Le contesta la monja en un hilo de voz, como si temiera que pudiera ser oída desde el más allá.

– Pero, acaban ahogados en el pantano, y los que sobreviven acaban ahorcados en árboles cercanos a sus hogares. El hombre afirmaba haber visto a una niña pequeña correr despavorida por los pantanos durante la noche y afirmó que dos peregrinos de su grupo corrieron tras la pequeña tratando de darle alcance, pero cayeron atrapados entre las arenas movedizas y sus cuerpos quedaron sepultados.

– Será mejor que dejemos el tema, porque tenemos que cruzar las Landas- le dice Hugo dirigiéndole una mirada que trata de ser tranquila.- si sufrimos un ataque semejante al de hoy, a plena luz del día y sin un lugar donde protegernos, no sé si podremos afrontarlo.

Sara escucha la conversación en silencio, no se atreve a poner en conocimiento de los templarios su gran secreto, no quiere revelar que guarda un vínculo sobrenatural con sus amigas fantasmales.

– Nosotros podemos decir algo sobre la “Luz Mala” –dice Hugo- en uno de nuestros viajes a Argentina, los nativos hablaban de una “Luz Mala”, procedente de algunos tesoros de oro y plata pertenecientes a pequeños reyezuelos locales que fueron emboscados y asesinados por los indígenas. Esos tesoros fueron sepultados por la acción de la erosión, o simplemente, fueron puestos a buen recaudo por sus dueños, cuya ubicación sólo ellos conocían y entonces para alejar a los curiosos de la zona se inventaban todo tipo de cuentos, e historias de aparecidos. Entonces, podríamos decir con toda seguridad que el brillo del metal que reverbera en los pantanos podría pertenecer al del tesoro de esta pareja, perfectamente custodiado por la guardia personal de la princesa.

– Si, pero, aquel peregrino decía que sólo existía un día en el que podía verse la ubicación del tesoro. –Explica la abadesa

-¿Y, qué día es ese? pregunta Gondemar, Sara empieza a alarmarse, pues comprende que están empezando a interesarse por la ubicación del Tesoro y eso puede poner sus vidas en peligro. Sara desea fervientemente que no sea una fecha inmediata.

– El día de San Bartolomé, el 24 de Agosto- Responde la abadesa y Sara respira tranquila, ya que aún faltan algunos meses para que llegue ese fatídico día.

– A los espectros tan sólo les preocupa que no nos acerquemos a “lo prohibido”. Dice Sara mientras se toca el extraño crucifijo, todavía tibio a su contacto, pero descubre que lo que ahora tiene entre sus manos es un crucifijo de oro. Después de todo, no se asombra porque sus hermanos, los cátaros, están obsesionados con la alquimia y la transmutación de la piedra filosofal en oro, por lo tanto ella ha convertido el mito en realidad.

Pasa la noche y la niebla vuelve a caer lentamente sobre los restos del pueblo fantasmagórico, dejando hebras de seda blancas sobre los edificios, engullendo el puente sobre el río y ocultando el cielo plagado de estrellas. Una niebla que se ha convertido en parte integrante de un lugar habitado por seres de otro mundo, sedientos de venganza.

Quedan pocas horas y los peregrinos deciden descansar un poco, casi imposible después de lo vivido. Pero, pese a las emociones, no tardar en conciliar el sueño, pronto los ronquidos inundan las estancias de la casa.



Sara duerme inquieta en su camastro y en sueños ve a una pequeña figura encapuchada que se mueve con dificultad por un accidentado sendero que la conduce hasta su cita amorosa. Acusa el dolor que le causan los guijarros del camino al clavárseles en la planta de los pies. Avanza sin mirar por donde pisa, siente la presencia amenazante de los imponentes árboles que flanquean el camino y cuya frondosidad forma una barrera que le dificulta el paso y la visión. A medida que avanza el paisaje se torna distinto, más inhóspito e intranquilizador. Una Luna ensangrentada corona el cielo estrellado y contemplándola, la joven siente un estremecimiento de miedo. Ya ha llegado hasta las ruinas olvidadas y espera que su amante no tarde en llegar.



En el lugar habita la más absoluta soledad, camina entre las ruinas y se encuentra con siniestros bustos descabezados, restos de columnas, muros derruidos y entre las piedras, árboles por todas partes, simples manchas negras que parecen dibujadas por algún artista enloquecido. En el lugar reside el viejo antagonismo que encierran todas las culturas, esa lucha cruenta por sobrevivir a costa de lo que sea.

La joven contempla con acritud los extraños signos esculpidos en la piedra, comprende demasiado tarde el triste significado de esos garabatos, esas crueles invocaciones a un dios desconocido y primigenio, los indicios de una religión que existió antes que el cristianismo. Una especie de soplo gélido le roza el pescuezo. Comienza a arrepentirse de haber acudido a esta cita tan intempestiva.

El reflejo de la luna incide sobre la inmensa planicie donde se asienta las primitivas ruinas de ese viejo túmulo funerario sin nombre, ruinoso y desmembrado. Sara contempla unas piedras milenarias erosionadas que la luna tiñe de rojo.

Sara, en su sueño, observa como la joven, apenas una sombra oscura, se adentra profundamente entre los castigados muros de piedra, avanza siguiendo el trazado polvoriento de las desaparecidas calles y contempla los contornos de los inexistentes edificios y de los altares primitivos y de las piedras, claramente talladas con extraños símbolos que, en ese momento, reflejan el tenue resplandor de la luna.

Sara distingue entre las ruinas una figura oscura y siniestra, agazapada, y su mirada se centra en los dos puntitos brillantes que hay dentro de una capucha tenebrosa. Sara sólo puede apreciar que el cuerpo de aquel ser está cubierto por un ropaje oscuro que le cubre por completo y la capucha, grande y picuda, esconde las facciones de su dueño.

Sara contempla las grandes piedras irregulares que hay repartidas por doquier y que conforman las ruinas claramente iluminadas, y se pregunta: ¿Qué había sido en el pasado, realmente, ese lugar?¿Quienes habían poblado ese montón de piedras cuando formaban una ciudad y antes de convertirse en unas ruinas olvidadas? ¿Tendrían algo que ver esos antiguos vestigios con la deformidad mental de quién no se espera nada bueno?.

De pronto, la joven se detiene bruscamente y yergue su cuerpo, inmóvil, como tratando de percibir algún sonido y busca con los ojos algo que se encuentra a su alrededor. Pero, sólo atina a descubrir a la pequeña sombra negra agazapada cerca de lo que queda de un pequeño altar.

– ¡Al fin habéis llegado, gracias a Dios!. Exclama con alegría la joven, e inicia una alocada carrera, en la que se le desprende la capucha y quedan al descubierto sus cabellos cortos, hacia una figura amortajada que la espera a pocos pasos y que permanece a la espera, inmóvil, como un depredador que está pensando darle caza a su presa.

Al escuchar las palabras de la muchacha la negra figura se pone en pie y, al hacerlo su altura sobrecoge a la atemorizada joven. Viste una especie de túnica negra y una capa ancha, también oscura y lleva puesta una capucha muy grande. La mano derecha del fantasma asoma por el extremo de la bocamanga y aparecen unas uñas curvas y larguísimas, semejantes a unas garras, rematadas en unos dedos huesudos y deformes que lentamente se acercan hasta la joven.

Sara ha tenido ocasión para contemplar las extrañas garras del ser, y como se envuelve en la capa negra antes de empezar a acercarse a su víctima extendiendo sus asquerosas garras hacia la joven indicándole que se le acerque, la visión que Sara tiene ante sus ojos es un ser asqueroso y repugnante, deforme. Angustiada, se ve a si misma a escasos metros de la joven, siente una necesidad muy grande de decirle que se aleje, que huya, que le espera un final horrible, intenta gritarle, pero la voz no le sale de la garganta, no articula ningún sonido, intenta moverse y acercarse a la joven para prevenirla, pero tampoco puede, una extraña fuerza la mantiene pegada al suelo. Y la muchacha sigue avanzando confiada hacia el extraño ser que la aguarda. Sara llora con desesperación ante su impotencia.




Sara, sudorosa e inquieta vive angustiosamente la escena de su sueño y piensa que lo que está contemplando es un espíritu maligno de gran altura envuelta en su mortaja

La persona que se esconde dentro del ropaje no le contesta, pero a la joven le parece que los ojos relucientes le sonríen, con una sonrisa tan misteriosa como escalofriante.

Entonces, la muchacha reacciona, se pone a gritar, con un histerismo incontrolable, completamente enloquecida. Ofuscada por el pánico, da media vuelta y corre hacia el extremo más alejado de donde se encuentra.

Sara contempla horrorizada como la espeluznante figura corre a grandes zancadas hacia la joven y al contemplar la escena piensa que la muchacha no tiene escapatoria alguna y llegará a darle alcance.

Un rayo de luna ha revelado a la joven las horribles facciones del extraño ser, un pánico sin límites la domina y sigue huyendo, con desesperación y no tarda hasta llegar al linde de las ruinas, pero la bestia la sigue de cerca, y no tardará en alcanzarla. Sara, completamente paralizada, sólo alcanza a ver desde cerca el brillo rojizo de sus ojillos y los profundos colmillos que salen de sus labios. La joven a medida que desciende por el sendero siente la capa de la falda como algo muy pesado. Y, al final, resbala, y cae deslizándose sin control por el sendero, golpeándose la cabeza con una piedra que la priva del conocimiento y del horror.

Así sucede y cuando el siniestro personaje llega hasta la muchacha desvanecida se agacha y contempla desde cerca su rostro. Entonces, alza lentamente la cabeza y contempla a Sara que atónita descubre que desde el interior de la tenebrosa capucha ahora la contempla un rostro masculino de hermosas facciones, con una sonrisa dibujada en el rostro, pero fría y que no alcanza a los ojos y que tiene la facultad de debilitarla. Poco a poco, siente como sus miembros languidecen y de manera inconsciente, busca su cruz dorada en el pecho, pero no la encuentra, ha desaparecido.

El hombre habla por fin y dice: – Mi nombre es Legión, porque somos muchos, somos multitud, soy el que habita en tu interior, por lo tanto eres mía, soy el impostor, soy la furia y soy el rayo exterminador, que a todo alcanza, soy el ángel caído que te espera. No luches contra mí y juntos conquistaremos la eternidad.

Sara despierta por fin, jadeante y angustiada.

jueves, 3 de marzo de 2011

Nino Bravo - Un beso y una flor




El 16 de Abril de 1973 el cantante español Nino Bravo, llamado en realidad Luis Manuel Ferri Llopis, emprendió viaje de Valencia a Madrid por la Carretera Nacional III (Actual Autovía A-3) acompañado por su amigo José Juesas Francés y por un dúo llamado "Humo" que el cantante quería promocionar, eran los jovencísimos Fernando Romero y Miguel Ciaurriz.

Valencia y Madrid distaba entonces 360 Km. y el tiempo de duración del viaje en coche rondaba las 4 horas. Después de parar para repostar y almorzar en la localidad conquense de Montilla del Palancar, prosiguen el camino, pero a pocos kilómetros, en el término municipal de Villarrubio una curva traicionera en el que ese mismo mes había sucedido un accidente mortal, el BMW 2.800 del cantante comenzó a dar vueltas de campana.

Nino Bravo y los heridos fueron trasladados a Tarancón, a 13 kilómetros de distancia, concretamente a la clínica de monjas mercedarias "Santa Emilia." Tras dar aviso a una de las dos ambulancias del pueblo, se introducen a los tres heridos (José Juesas sería trasladado en otro vehículo) en la ambulancia y se pone dirección Madrid, que está aún a más de 80 km, sin embargo, debido a la gravedad de las heridas del cantante,a pocos kilómetros de Taracón y dentro ya de la provincia de Madrid, fallece Nino Bravo en las inmediaciones de Fuentidueña del Tajo.

Aunque las causas de la muerte nunca se han revelado oficialmente, todo apunta a posible neumotorax y a diversos politraumatismos sufridos en la zona abdominal, ya que aunque el coche poseía cinturón de seguidad delantero, el cantante no lo llevaba puesto (la norma que obligó su uso es de 1974).

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