jueves, 4 de agosto de 2011
MOSÉN JAUME CABANÉ, UN SACERDOTE BUENO.
Hoy os quiero hablar de un gran hombre y como diría Machado…“Un hombre al uso que sabe su doctrina, soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.” ...
Hijo de una familia del barrio barcelonés de San Andrés de Palomar, su vocación germinó y creció entre la sombra de la entonces floreciente parroquia de Sant Andreu y la del convento de las religiosas de la Sagrada Familia de Urgel de la Madre Ana María Janer que, al lado de su casa, servían la Casa Asilo del barrio, escuela y asilo de ancianos. Pero le debe a su familia, su abnegada entrega a los más necesitados, su vocación cristiana y su gran sentido del humor.
Ha sido misionero toda su vida en compañía de sus compañeros catalanes Mosén Amadeu Bassols y Mosén Rúa y ha pasado buena parte de su vida sacerdotal en Guatemala. Regresó a España con casi 60 años gravemente enfermo. Pero, no le faltaron las fuerzas para entregarse a la predicación en la ermita de Santa María de Cirera, en una localidad de Mataró.
Es conocido por muchos como el “cura autoestopista” por la costumbre de hacer auto-stop para ir y venir de la alejada urbanización donde se encuentra la ermita, hasta el centro de la ciudad de Mataró. Conocida su destreza en las manualidades con alambre con el que elabora crucifijos, lo primero que hace es regalar una sonrisa optimista y una cruz que coloca en el espejo retrovisor del coche. No habla de él mismo, sino de Jesucristo. Intenta escrutar los problemas y sufrimientos de la generosa y “cándida” persona que se lo ha metido en el vehículo. Le exhorta a rezar, casarse o a intimar con Dios prestándose para la confesión. Te explica alguna anécdota sencilla o algún chiste agudo: hace sentir bien a sus improvisados “taxistas”, les anima a no perder el buen humor y la confianza en Dios porque si no lo “pasarás mal en esta vida”.
Su ermita es un remanso para reencontrar la paz, acoge a pobres mendigos y los cuida y les da cobijo y comida. Tiene la iglesia limpia como una patena y curiosa como un pincel. No le sobra ni le falta nada.
Celebra la misa con una devoción poco habitual en muchos sacerdotes. Predica como en misiones: poco a poco y al detalle. No tiene prisas: siempre tiene tiempo para escuchar a la gente. Dándote a entender que Dios siempre tiene tiempo para ti.
Con este “currículum” era de esperar que casi la gran mayoría de los curas de Mataró lo traten de loco y excéntrico. También esas “joyas de laicos” del CO.PA.M (Consejo Pastoral Arciprestal de Mataró). Presionan al Cardenal para que se lo lleve, para que lo haga desaparecer, para que lo jubile. Pero Mn. Jaume, que no habla mal nunca de nadie, aunque lleve a sus espaldas la fatiga de sus 83 años, la jubilación sólo la espera de Dios Padre cuando lo llame a su Casa…
Mientras tanto, él permanecerá entre pinos y alcornocales, ofreciendo paz y amor a todos los que allí suben y a los que se tropiezan con él en los asfaltos y caminos de este mundo…Siendo sacerdote, siendo Iglesia, junto a la Virgen, haciéndose sacramento de salvación para todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Y ejemplo para muchos de nosotros, sacerdotes y laicos, de esta alborotada Iglesia de Barcelona. De “locos” como este, Dios nos envíe muchos.
Creo en hombres como Jaume y me lamento de que sean tan pocos. Me alegra de que su impulso haya sido su fe. Y la haya sabido transmitir. Esas son las verdaderas joyas de una Iglesia, y no las joyas que adornan una imagen, ni siquiera el arte en las paredes, ni la falsa riqueza de la que se rodea. Hombres como Jaume son, para mí, la auténtica revelación de la fe, y reconforta pensar que existen personas así, ya sean católicas, budistas u ortodoxas. ¿Importa más la obra o en el nombre de quién se hace?.
Difundir la historia de este hombre es el mejor favor que se puede hacer a la Iglesia, una institución que ha caído en una profunda crisis de valores ya que sólo se dedica a predicar una moral estrecha. Sus constantes escándalos sexuales han propiciado que no esté pasando por su mejor momento. Y, es que ahora prefiere intimidar, condenar y amenazar.
Hace unos días en un encuentro con amigos salió a relucir el tema sobre la crisis de valores de la Iglesia y si todavía queda algún cura bueno, sencillo, cercano a sus feligreses y capaz de empatizar con los grandes problemas que nos aquejan... Pues este post es mi respuesta...
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