martes, 27 de noviembre de 2012
EL SILENCIO DE LOS MUERTOS
Desde tiempos inmemoriales los maestros hindúes han buscando nuevos caminos para tratar de encontrar una nueva perspectiva a la existencia humana, que la civilización occidental pretendía ignorar.
Ante las grandes desigualdades sociales y la extensión de la pobreza, renunciaron a mantenerse conectados con la naturaleza a través de la armonía y colocaron el profundo sentimiento religioso y metafísico de la existencia en la eternidad.
Conectar las experiencias positivas y negativas nos convierte en ecuánimes, que sería algo así como poseer esa energía de claridad que nos permite llegar a conocernos y adaptarnos a un mundo exterior fluctuante, en constante conflicto.
EL SILENCIO DE LOS MUERTOS
El discípulo llevaba meses recibiendo de manera aplicada la enseñanza espiritual del mentor. Un día, de repente, el maestro miró a los ojos al discípulo y le dijo:
- Sé como un muerto.
El discípulo se quedó perplejo. No entendía nada.
- No te comprendo, maestro -vaciló- A qué te refieres?
El maestro sonrió. Era la sonrisa del que ha alcanzado la calma profunda.
- Mi muy querido -dijo-, acércate al cementerio más cercano y, con todas las fuerzas de tus jóvenes y vigorosos pulmones, empieza a gritar toda suerte de halagos a los muertos.
Aunque sorprendido, el discípulo siguió las indicaciones del mentor y acudió al cementerio. Comenzó durante varios minutos a gritar halagos a los muertos. Luego regresó ante el maestro, quien le preguntó:
- Qué han respondido los muertos?
- Nada, maestro, no han respondido nada.
- Muy bien. Pues vuelve ahora al cementerio y comienza a proferir insultos contra los muertos.
Así lo hizo el discípulo. Una vez en el cementerio empezó a gritar insultos contra los muertos y luego regresó junto al maestro.
- Qué han respondido los muertos?
- Nada- respondió el discípulo-. Nada en absoluto.
Y el maestro dijo:
- Así tienes que ser tú siempre, como un muerto, o sea, indiferente a los halagos y a los insultos.
El Maestro declara:
Los que hoy te elogian, mañana te pueden insultar; los que hoy te insultan, mañana te pueden halagar. Permanece indiferente a halagos e insultos.
LAS SIBILAS
En la antigua Roma, un grupo de hechiceras conocidas como las Sibilas escribió nueve libros que contaban el futuro de Roma. Le llevaron los nueve libros a Tiberio.
- ¿Cuánto cuestan?- Preguntó el emperador de Roma.
- Cien monedas de oro. – respondieron las Sibilas.
Tiberio indignado, las expulsó. Las Sibilas quemaron tres libros y volvieron.
- Siguen costando cien monedas. – dijeron-
Tiberio se rió y no aceptó. ¿Pagar por seis libros lo mismo que pagaría por nueve?
Las Sibilas quemaron otros tres libros y volvieron con los restantes.
- Siguen costando cien monedad de oro. –dijeron-
Tiberio, mordido por la curiosidad, acabó pagando, pero sólo consiguió leer parte del futuro de su imperio.
Dice el maestro:
Forma parte del arte de vivir no regatear con la oportunidad.
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