En este nuevo relato de Antonio Sánchez Vázquez se cumple la famosa expresión de Baltasar Gracián: “lo bueno, si breve, dos veces bueno…
Y, así es en realidad, este escritor que cada vez que publica nos produce más de un sobresalto porque sus atrayentes historias son terroríficas. Pues, con ésta no defrauda en absoluto… Nos encontramos con un relato muy adictivo desde el primer momento y aunque se vale de alguna licencia literaria con la que atrapar la atención del lector, consigue presentarnos una historia perfectamente estructurada, con personajes muy bien definidos y en la que no falta ese humor ácido que le caracteriza, y que es uno de sus mayores atractivos ya que otorga calidad a una narración que podría convertirse perfectamente en un guión cinematográfico ideal, tan original como sorprendente, un texto sin subterfugios, que aunque no lo parezca, desarrolla a la perfección los entresijos que componen el lenguaje cinematográfico…
Poco me queda por decir de este relato en el que se dan cita todos los tópicos que rodean a la ouija, pero con la impronta genial de Antonio, ya que nadie mejor que él es capaz de dar vida a una insignificante muñeca, aunque sea para convertirla en un ente diabólico..
