Esta costumbre que ha sido imitada en todo el mundo, en lugares similares, donde miles de personas se han jurado amor eterno llenando las ciudades de candados, se la debemos al escritor de novela romántica FEDERICO MOCCIA cuando en una escena de su novela "Tengo ganas de tí" los protagonistas sellan su amor colgando un candado en una farola del Ponte Milvio de Roma.
Y, como no podía ser menos, algunos de los monumentos de las principales ciudades españolas aparecen plagados de candados que las parejas emplean para prometerse amor eterno. En ellos escriben o graban sus nombres y después tiran las llaves.
Esperemos que no pase como en París o Venecia ya que tanta demostración de amor eterno pone en peligro la integridad de los puentes y se está pensando en la posibilidad de retirarlos. Pero Internet tiene solución para todo y ha propuesto una página que permite realizar candados virtuales como alternativa para no dañar la estructura de los puentes,
Este tipo de manifestaciones simbólicas es algo inherente al ser humano, y no es la primera vez que se produce, algo muy parecido surgió con el efecto Werther, que nace de la célebre novela de Goethe, muy leida en su tiempo y que incitó al suicidio de la juventud contemporánea, imitando la del protagonista. Algunos siglos después el mismo efecto volvió a producirse con "La Náusea" del existencialista Jean Paul Sartre, demostrando una vez más que el mimetismo social es algo consustancial al individuo.
Que cualquier puente aparezca plagado de candados puede responder a un fenómeno sociológico inofensivo muy lucrativo para las ferreterías o simple gregarismo entre la juventud, pero resulta extraño que los jóvenes de este siglo se dejen influir por esta costumbre teniendo en cuenta que el amor juvenil suele ser más bien esporádico y que dificilmente se consolida.
Aqui tenéis los famosos candados del amor, de momento no parece que pongan en peligro la estructura del puente....
