miércoles, 14 de septiembre de 2011

LA FÁBULA DEL NIÑO TONTO




Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con un niño del pueblo, un pobre infeliz, de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños recados y de limosnas. Diariamente algunos hombres llamaban al niño al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 400 reales y otra de menor tamaño, pero de 2000 reales. El siempre cogía la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.

Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente, le llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y este le respondió:" Lo sé, no soy tan tonto. Ella vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, el jueguito acaba y no voy a ganar más mi moneda".

Esta historia tiene su moraleja como todas y se pueden sacar varias conclusiones:

Podemos decir que no todo el mundo que hace tonterías es tonto y que juzgando las apariencias de los demás nos estamos juzgando a nosotros mismos. Y, por supuesto no podemos olvidar al refranero cuando dice:..." la avaricia rompe el saco"...

Pero, la conclusión más importante que podemos sacar es la siguiente:

..."Preocúpate más por tu conciencia que por tu reputación.
Por tu conciencia eres lo que eres
Por tu reputación eres lo que los otros piensan de ti
Lo que los otros piensan de ti, es problema de ellos"...

Y, ya, finalizando, quiero decir que burlarse de una persona con motivos, es pura crueldad y, sin motivos, es una necedad....




FUENTE: E-MAIL

ADIÓS AL VERANO




El verano se despide y nos deja cargados de melancolía y tristeza. Y se aleja con esos días tan llenos de luz y de alegría, con esos ratos maravillosos que; al atardecer junto a la orilla del mar, son casi mágicos; con esos largos paseos sin rumbo fijo gozando de los nuevos paisajes que nos ofrece esta ciudad tan vibrante y llena de vida. Será que es todo tan intenso porque se avecina un tiempo de mudanza y crecimiento, que deja un nuevo espíritu que nos renueva por dentro y nos llena de poder y energía. Toda la alegría de esos días llenos de risas, de complicidad e historias que se comparten con los amigos, se acaban. Gozamos brevemente de una existencia donde lo único que se busca es desconectar y evadirse de la rutina diaria que nos toca vivir. Esos recuerdos tan bellos que serán el aliciente para un nuevo encuentro.

Se despide un verano anómalo, lluvias, truenos y relámpagos, han sido la tónica general de este año, y algún que otro resfriado bastante fuerte, debido a los cambios bruscos de temperatura. En general, un verano bochornoso, como todos los años, difícil de aguantar.

El verano nos abandona y la nostalgia se apodera de nosotros, porque es muy difícil para nuestro cuerpo tratar de adaptarnos al cambio de tiempo que se avecina. Toda la alegría y exuberancia veraniega, esos días tan largos nos han marcado un ritmo frenético que ahora debemos abandonar para volver a la realidad diaria y nuestro cuerpo no acaba de asimilar todos esos cambios, nos tenemos que enfrentar a nosotros mismos y debemos comprender que el derroche del verano no puede durar, ahora nos queda el reencuentro con la familia y la vuelta al hogar.

Pero, aunque tengo bajón, no estoy tristona, pues ahora tengo unos días de fiesta y nos esperan nuevos planes, cosas por hacer, no hay posibilidad de aburrimiento, cuando se tiene un buen ánimo. Las vacaciones son un goce del espíritu, no importa lo que hagamos o a donde vayamos, sólo comprendes hasta que punto las necesitábamos cuando concluyen.

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