EL BARRIO DEL CONGRESO Y LOS INDIANOS







El Barri del “Congrés i els indians” es uno de los barrios del distrito de Sant Andreu de Barcelona. Los límites del núcleo inicial de este barrio son las calles Alexandre Galí, Ramon Albó, Riera de Horta, Concepción Arenal, Garcilaso, Felip II y Puerto Príncipe. En la actualidad, se consideran del mismo barrio las calles y las zonas lindantes del que originalmente fue propiamente el “Congreso Eucarístico”, como por ejemplo el denominado barrio de los Indianos, formado por un conjunto de manzanas donde se instalaron algunos indianos que volvieron de “hacer las Américas”.



ANTECEDENTES DEL BARRIO
El barrio de los indianos tiene su propia cultura, sus propias costumbres y su propia historia. Una historia que comienza cuando los emigrados de Cuba vuelven a Cataluña a finales del siglo pasado y principios de éste. Eran los llamados “” Indians .

Antes de que llegaran los “” Indians “”, todas las calles que hoy conforman el barrio eran tierras de cultivo que pertenecían a las masías de Can Berdura y Can Ros, entonces Can Peguera,  situadas en la parte suroeste del pueblo de St.. Andreu de Palomar. Estas tierras estaban despobladas. En el siglo XIX, las calles y las plazas del Barrio de los Indians eran caminos y torrentes. Más tarde, llegaría la agregación de todos los pueblos el “” Plan de Barcelona “”. Estas tierras de cultivo en un principio debían formar parte del ensanche, pero no adoptan su estructura arquitectónica. La razón la encontramos en la necesidad de abrir nuevas vías de comunicación entre las zonas pobladas de Barcelona y la periferia.
El nacimiento del barrio de los Indians obedece a la necesidad de comunicar los Barrios de San. Andreu y Horta. Como la actual vía de unión, el Paseo Maragall no se urbanizó hasta 1911, esta comunicación se hizo en primer lugar con una pequeña desviación a partir de la calle Gran de Sant. Andreu. El incremento de tráfico que registró la calle Gran a principios de siglo, hizo que la antigua carretera de St.. Andrés en Horta, llamada calle Estébenez, hoy la calle Garcilaso, se incorporara como uno de los viales más importantes de St. Andreu. Por esta calle circulaba el “” Tren de Fuego “”, un tren de vapor ….Más tarde, el Tren de Fuego sería cambiado por uno eléctrico que llegaría hasta Horta. El paso del tren hizo que se ensanchara el Paseo Maragall, a partir de la calle Matanzas y dio lugar a las primeras edificaciones .Poco a poco y entorno al eje del tren se empieza a dibujar lo que conocemos como Barrio de los Indians. Hay varias teorías sobre el nacimiento del barrio de los Indians y que tiene un vínculo al otro lado del Atlántico. Por estas fechas, España pierde sus colonias en Cuba. Los emigrados que regresaban de la antigua colonia construyen sus casas en las tierras que más adelante darían lugar al barrio. Su procedencia ha dejado constancia en los nombres de las calles. Sus nombres hacen referencia a lugares o hechos que sucedieron en la antigua colonia de Cuba. Estas calles conformarían lo que hoy llamamos BARRIO LOS INDIANOS. Sin embargo, la apertura de las calles mencionadas no se produjo hasta principios del siglo XX. Especificando que se bautizaron buena parte de esas nuevas vías con topónimos que se referían a algunas de las principales ciudades antillanas, aunque todavía se desconoce el motivo de esta decisión. Parece ser, que fue algo así como un recordatorio a su influyente pasado colonial o más bien una clara referencia a la prosperidad económica de aquellas gentes que emigraron en busca de fortuna.
La Torre Rosa  es una de las pocas casas indianas señoriales de Barcelona, construida a principios del siglo XX.


Otra de las teorías sobre el nacimiento del barrio hace referencia a su nomenclatura. Según esta teoría el barrio de los Indians no debe su nombre a los indios, sino a que todos los nombres de las calles hacen referencia a Cuba. Como ha sucedido en otros barrios de Barcelona se eligió un nombre que los pudiera agrupar y definir estas calles con nombres tan vinculados con la ex colonia española.A pesar del paso de los años y las fobias que surgieron raíz la pérdida de Cuba, todos los nombres se han mantenido hasta la actualidad, excepto el de la calle de La Habana.
Las primeras edificaciones del barrio de los Indians nacieron en torno al “” Tren de Fuego “”, de los años 10 a los 20. No eran casas señoriales como las de América, ni tampoco con un carácter residencial. Eran casas bajas y sencillas para los trabajadores. Esto descarta en cierto modo la Teoría del nacimiento del barrio con la llegada de los Indianos. Los indianos que habían regresado de América eran ricos, y esta era más bien una barriada que reunía gente trabajadora. Este barrio tenía por vecina la gran fábrica Nevins de productos químicos, especialmente tierras para pinturas. Muy a menudo de sus chimeneas salían humos y emanaciones malolientes de todo tipo.


En la actualidad, el antiguo barrio de los Indians es una de las barriadas del barrio del Congreso.Su desaparición como barrio tiene antecedentes que datan de 1924, cuando esta zona estaba afectada por un plan que prolongaba la calle Espronceda. Aunque este plan no se llevó a cabo, el barrio quedó definitivamente vinculado al barrio del Congreso.
Aunque el barrio se empezó a construir antes de 1900, en los registros municipales sobre la zona no consta ningún tipo de edificación. Los archivos hablan de zonas de cultivo y agrícolas. Precisamente los terrenos formaban parte de dos de las masías del Sant Andreu pueblo. Las tierras de la parte sur pertenecían a Can Berdura, situada en las cercanías de la plaza Maragall, y las tierras del norte eran propiedad de la masía de Can Ros, situada donde ahora está la plaza del Congreso.

La falta de documentación y las diferentes fuentes históricas existentes hacen que no haya unanimidad en la argumentación sobre ciertos aspectos del barrio. Una de las controversias es la fecha de urbanización. Los primeros permisos de obras de la zona que se han localizado datan de 1890 pero otras fuentes sitúan la creación de los Indians entre 1910 y 1920. Si algo tienen clara los historiadores es que la construcción del paseo Maragall tuvo una importancia capital. El incremento del tráfico de la calle Gran a principios de siglo creó la necesidad de ampliar las vías de comunicación con la población de Horta. La calle Garcilaso, en aquel momento llamado de Estebenez, se convirtió en la principal vía de comunicación entre las dos poblaciones. Para Garcilaso circulaba el Tranvía de fuego. Alrededor del recorrido del tranvía se inició la construcción del barrio de los indianos.
La tradición oral habla de que el barrio de los indianos debe su nombre a “” americanus “”, los españoles que volvieron de las islas después de 1898. Según la leyenda, algunos de estos “” americanus “” se instalaron en esta zona al volver de Cuba. Asimismo, las fuentes historiográficas nos dan otra versión. Según los historiadores no hay datos que demuestran la primera teoría. La nomenclatura de la zona es una coincidencia. En el momento de poner nombre a las calles se optó por denominarlos con un criterio común, ciudades cubanas. Situaciones similar se dan en otras zonas de Barcelona. La proximidad de la empresa de productos químicos, Nevins, ha marcado el tipo de construcciones de la zona. En la zona delimitada de Los Indians hay casas bajas y sencillas, típicas de los barrios obreros. El aspecto arquitectónico es otro argumento por quienes defienden la teoría de la coincidencia en la nomenclatura de las calles. Los Indianos volvieron de América ricos y las construcciones que encontramos son más bien pobres. Un plan urbanístico de prolongación de la calle Espronceda estuvo a punto de hacer desaparecer el barrio en 1924. Por suerte, los vecinos y quizá porque en aquella época la zona ya estaba muy urbanizada, el plan no se llevó a cabo y hoy todavía encontramos el barrio de los Indians donde según los planos estaría la calle Espronceda.

Aunque no está del todo claro el origen de “” del Antiguo barrio de los Indians “”, los vecinos de las calles que lo conforman quieren mantener sus signos de identidad y desde 1983 celebran una fiesta mayor propia en el mes de septiembre.

HISTORIA
El origen de este barrio fue el XXXV Congreso Eucarístic Internacional de Barcelona (1952), celebrado entre el 26 de mayo y el 1 de junio. El Obispo de Barcelona Mons. Gregorio Modrego fue el impulsor y artífice de un Congreso que, de alguna manera abría un poco las puertas de una Dictadura aislada. El mismo año 1952 el Papa nombra al Dr. Modrego Arzobispo, pero a título personal. En este año todavía se producían las ejecuciones por motivos políticos, pero también sería  el año en que se acabaría el racionamiento del pan.

La máxima autoridad religiosa que asistió en el Congreso, fue el Cardenal Tedeschini, antiguo Nuncio en España durante la Dictadura de Primo de Rivera y la República, y simpatizante del gobierno franquista. Para muchos, este Congreso fue el acontecimiento más importante vivido por la Iglesia de Cataluña en su historia moderna. 80 países estuvieron representados. Acudieron 49 cardenales, 225 arzobispos, obispos y abades y 20.000 sacerdotes, religiosos y seminaristas. Cubrieron el Congreso 356 corresponsales de prensa nacionales y 124 extranjeros. Se inscribieron 300.000 congresistas.
Una de las ideas del Obispo Modrego que se llevó a cabo en el Congreso, fue la ordenación simultánea de 820 sacerdotes, la más numerosa de la historia de la Iglesia Católica. La mayoría de los cuales eran españoles. Tres de aquellos sacerdotes llegaron a Obispos. Son Mons. Pere Casaldàliga, Obispo de Araguaia (Brasil), Mons. Josep Maria Tiza, obispo de Vic y Mons. Elías Yanes, arzobispo de Zaragoza.

Con motivo de este acontecimiento y desde el punto de vista social, el Dr. Modrego promovió la edificación de diferentes polígonos de viviendas para familias trabajadoras.
Se eligió el proyecto de urbanización elaborado por los arquitectos Josep Soteras Mauri, Antoni Pineda y Carles Marcara, y el Ayuntamiento aprobó el febrero de 1953 el Plan parcial de ordenación del barrio. Se realizó una muy correcta urbanización, inspirada en el modelo de urbanismo francés de Le Corbusier incorporando como elementos constructivos, arquitectónicos, los pilotes,  con los que la vivienda no se hundía en el suelo, sino que quedaba suspendida sobre él, de forma tal que el jardín “pase” por debajo. Creando lo que en el futuro serían las ciudades jardín.



Ejemplo de edificios construidos sobre Pilotes, entre los que pasa el jardín.
Viniendo de la parte antigua de la ciudad, antes de llegar a Horta, se bordea el Guinardó, barrio situado en la vertiente de la “Muntanya Pelada”, formado alrededor de una antigua masía, donde Juan de Austria recibió a los consellers de Barcelona en 1652. Por la calle Manigua se accede a las viviendas del Congreso. Es un conjunto urbanístico realizado como consecuencia de la política de viviendas emprendida a raíz del Congreso Eucarístico de 1952. El Estado concedió hipotecas por valor de un 40%, a devolver en 50 años. Las Cajas de Ahorro, por otro 40%. Además, había una donación del Estado de 30.000 pesetas por vivienda, a fondo perdido. Como se puede apreciar en las fotos, urbanísticamente, sus plazas son agradables, comunicadas  por grandes aberturas, en forma de puente, como la del Congreso Eucarístico o la del Doctor Modrego.
El proyecto contaba con una amplia avenida central: Felipe II, varias plazas, (siendo el eje central las plazas del Congreso Eucarístic y Doctor Modrego) y zonas verdes y de ocio. Camp de fútbol (hoy eliminado y convertido en jardines), pista de patinaje (cerrado su acceso por decisión de los vecinos que la circundan, y actualmente alberga un pequeño parque comunitario de reciente construcción). Teatro ( perteneciente a la Asociación de Vecinos). En sus inicios, el barrio contaba con dos colegios: uno de niños, tutelado por los Hermanos de la Salle, y el de niñas por las Teresianes. En estos momentos ambos son mixtos. En los terrenos vecinos en la urbanización del Congreso, la familia Ros mantuvo la propiedad de la vieja Masía (en la calle Cardenal Tedeschini) que ahora alberga, en una parte de ella, un restaurante.
La parroquia de  Pio X, que preside la plaza del Congreso, ya estaba prevista en la urbanización, pero no se construyó hasta más tarde. La primera entrega de viviendas se realizó el año 1954 y la última manzana de casas, en los años 1967-68.
El barrio del Congreso actual, con sus añadidos, situado al extremo occidental del distrito es, con el de Navas, el más densamente poblado, con cerca de 13.000 habitantes en una superficie de 40 hectáreas.
Una de la más importante fue la rehabilitación  de  Can Ros, masía propiedad de la familia Ros y de Ramis que vendió dieciséis hectáreas y media de terreno de su finca, al Patronato de Viviendas del Congreso Eucarístic.

También mantuvo de su propiedad los terrenos de las pistas de tenis vecinas, aunque en la actualidad se hallan arrendadas por tiempo indefinido y se espera el cese del contrato que aún no se sabe cuando será, para ceder los terrenos al Ayuntamiento y proseguir con las obras del Canódromo. Este recinto, inaugurado el abril del 1964, cerró sus puertas el 22 de febrero del 2006, debido a la presión de la protectora de animales ya que se alegaba que los galgos, tras el largo viaje, llegaban en pésimas condiciones físicas. Con su clausura, desaparecieron las últimas instalaciones del Estado español donde se celebraban carreras de galgos. En el año 2007 se iniciaron las negociaciones entre el  Ayuntamiento y la familia Ros, porque mediante una permuta de terrenos, el Canódromo y las pistas de tenis de la manzana de casas vecina (igualmente de la familia Ros) pasaran  a ser de propiedad municipal[hace falta citación]. El proyecto consistió al destinar estos terrenos a zona  pública con equipamientos sociales: pistas deportivas, gimnasio, aparcamiento subterráneo, residencia para discapacitados psíquicos, espacio para asociaciones, etc. Pero, durante el período que duró el acondicionamiento y rehabilitación del espacio del Canódromo se encontró Uralita en las pistas donde corrían los galgos y como suele suceder en estos casos, las obras se paralizaron. Más tarde se reanudaron.

La primera parte de este proyecto ya está en marcha y ahora nos encontramos a la espera de que se rescinda el  contrato de arrendamiento que tienen los actuales propietarios de las pistas de tenis, circunstancia que no parece que vaya a suceder de manera inmediata por lo que deducimos que el actual aspecto que presenta el Canódromo va a adquirir carácter permanente. Siempre y cuando no se inicie un procedimiento de apremio vía judicial.
Las pistas del Tenis Meridiana tendrán un uso compartido y todo parece indicar que la actividad deportiva continuará  en las pistas del Tenis Meridiana mientras no se apruebe un proyecto definitivo de equipamientos en el Canódromo. Tres entidades compartirán el espacio. El club de Tenis Match Ball seguirá utilizando casi todas las pistas, tal como hacía hasta ahora, pero la Asociación Deportiva de Fútbol Sala Raíces ocupará dos. Aquí la entidad construirá un campo de fútbol sala. Por otra parte, el Club de Petanca Can Ros ocupará este espacio entre las calles del Cardenal Tedeschini.
La plataforma Can Ros Verd no está de acuerdo con que este parque urbano que se acaba de inaugurar sea provisional y desde hace tres años defienden la creación de una zona verde en las antiguas instalaciones del Canódromo y en las pistas de tenis. La famosa Plataforma es una de las treinta  entidades que forman parte de “la taula de treball” del Canódromo. Creen que los equipamientos sí que son necesarios, pero existen otros lugares en el barrio donde ubicarlos.
LA HISTORIA NEGRA DEL CANÓDROMO.


Si hay un edificio que merece una mención especial, ese es el Canódromo Meridiana, cuando le faltaban pocos días para celebrar su 41 cumpleaños, pues había sido inaugurado en abril del 1964.
El 22 de febrero de 2005 cerró sus puertas el Canódromo Meridiana. Por lo visto, era el último que quedaba en España, de los 18 que habían existido. A grandes rasgos era un espacio de apuestas a costa de unos animales maltratados, los galgos y lebreles. Era un triste espectáculo que se podía contemplar desde el balcón de mi casa. Y, uno de los recuerdos que me queda es el de las carreras de estos pobres animales tras una liebre mecánica y el de los ladridos infelices cuando se producían las cargas y descargas en la calle Pardo,  siempre chocaba el secretismo que guardaban los camiones que los traían desde sus lugares de origen. Era un trato cruel que quedó manifiesto por medio de un expediente abierto por el Departamento de Medio Ambiente en julio de 2003 a la empresa por la manera como se desarrollaba el transporte de estos pobres perros. Destacaban, bajo las gradas, toda la serie de fotos de los perros campeones de los diferentes premios que como estrellas de cine colgaban en las paredes del canódromo. Hay que decir que pese a que algunos ejemplares campeones pueden llegar a valer 24.000 euros, al año pasaban más de 700 perros, comprados en subastas a bajo precio y explotados bajo el concepto de usar y tirar. La impresionante grada, una de las estructuras más destacada de este canódromo y una obra puntera de la arquitectura Barcelona de los sesenta, proyectada en 1962, por Antoni Bonet Castellana y Josep Puig Torné. Un brise-soleil y una estructura metálica colgante que daban un aspecto dinámico que le había valido el premio FAD de arquitectura de 1964. Por lo visto, este paramento se proyectó para ser trasladado fácilmente. Un hecho a considerar ya que el edificio está protegido por el catálogo de patrimonio de la ciudad y está en solo privado. Curiosamente, la empresa que lo gestionaba, a manos de las familias Blasco y Villar que habían tenido otro canódromo de la ciudad, el de la Plaza España, había prorrogado su contrato de alquiler hacía pocos años pero, según dicen, el aumento de impuestos sobre el juego les ha hecho inviable el negocio. De hecho era un juego de apuestas con fuerza pública, que llegaba a dar un excepcional premio de 3.900 euros al Derbi, la carrera más importante del año. Juego que alguien había bautizado como el “casino de los pobres”, o ruina de los pobres ya que más de uno hipotecó su casa, su negocio o  sus ahorros en estas apuestas. Eran apuestas ligadas a la resistencia en las carreras de estos animales, la mayoría importados de Irlanda, que podían alcanzar los 75 kilómetros por hora y hacíamos carreras de 315 y 420 metros en poco más de 20 segundos.Todo ello había inspirado a algunos escritores como Manuel de Pedrolo o el joven narrador Pere Guixà. Inspiraciones que no nos debe hacer olvidar cuál será el destino de los perros, alertado por las asociaciones protectoras de animales que ya se habían manifestado varias veces por el tratamiento que recibían los animales.
Recientemente, mucho antes de que se iniciaran las obras de rehabilitación del edificio del Canódromo, se utilizaron sus abandonadas instalaciones para rodar una película: “el petit indi” dirigida por el prestigioso director catalán Marc Recha, y entre el reparto figuraban el joven Marc Soto, Eduardo Noriega, Eulália Ramón y Sergi López y como extras de la misma participaron los vecinos del barrio. Como anécdota e informada de primera mano, debo decir que la remuneración diaria por el papel de extra en la película ascendía a 5o euros y las sesiones de rodaje duraron unas dos semanas.

A raíz del abandono del edificio del Canódromo ya no corrían los galgos, sino las ratas, que, grandes,  lustrosas y muy bien alimentadas por una señora del barrio que, muy amante de los animales,  facilitó  la cría y proliferación de estos roedores que campaban y atemorizaban a aquellos vecinos que tenían la mala suerte de encontrarse con ellas de madrugada.
Ante la pasividad mostrada por el Ayuntamiento y Medio ambiente ante la plaga y su resistencia a desratizar la zona afectada, toda la vecindad por iniciativa propia, decide organizarse para recoger firmas en las que reclama a las autoridades que desratice de inmediato el barrio y se penalice a la señora que alimenta, indistintamente, a las ratas y a las palomas. La iniciativa es todo un éxito, teniendo en cuenta que otros barrios han fracasado habiendo hecho lo mismo que nosotros.
CAN ROS, UNA MASÍA  REGIA EN EL BARRIO.


Hace más de medio siglo que se iniciaron las obras para construir el barrio de las Viviendas del Congreso.   Aproximadamente, corría el año 1950 cuando la familia Ros y de Ramis vendió dieciséis hectáreas y media de terreno de su última finca, CAN ROS, al patronato de Viviendas del Congreso Eucarístico.

Durante la celebración del Congreso eucarístico de 1952 se realizó una iniciativa de construcción de viviendas sociales propuesta por el Obispo Modrego y un sector de la burguesía católica.

Se constituyó un patronato religioso que se encargó de conseguir el capital para financiar la construcción del Polígono de viviendas y de buscar los terrenos donde  edificar el primer barrio.  La primera fase ocupó las 6,5 hectáreas de la masia Ca L´Armera, propiedad de la familia Ros.  
No obstante, la masia aún pervive,  reconvertida en restaurante, domina y da significado al barrio, rodeada de bloques de pisos, constituyendo un ejemplo de lo que fue la vida  rural de principios de siglo en Barcelona. Una vida donde la masía aparte de edificio, era centro de actividad y nudo de relaciones humanas de todo tipo.Ca la Armera también conocida como Can Ros, se convirtió hasta 1952 en eje y  punto de referencia económica y social de este paisaje rural.
La casa era conocida en el siglo XVII como Can Peguera y estaba situada en el punto donde se encontraban, el antiguo camino de Sant Martí en Horta, la actual calle Cardenal Tedeschini, la Travessera de Dalt, la actual calle Concepción Arenal y el cauce de la riera de Horta. Parece verosímil pensar que fue construida sobre los restos de una posible villa romana, prueba de ello son las silos con cerámica romana ibérica que se localizaron al abrirse la calle Cardenal Tedeschini.
Entre los siguientes propietarios, destaca sobremanera: María Micaela de Borras de Casanovas. En 1829 se había casado con Juan Antonio de Peguera y Bayllet (1755 hasta 1837) En 1837 María Micaela de Borras se volvió a casar con Matías Ramón de Casanoves, muriendo en 1867. Su primo Juan Bautista de Ros y Molins heredó sus propiedades y continuará con la política de cesiones. De rebote, él será el impulsor de urbanizaciones como la de  la Farinera Gran en la calle de la Sagrera, en marzo de 1872. Actuación ésta que también será continuada por su hijo, Joaquín de Ros y de Cárcer que también urbanizará las propiedades de la familia situadas en la zona de Vilapiscina, en concreto, en la actual calle de Nuestra Señora de las Nieves y participará en la intento la construcción de la línea tranviaria que se se extendería a lo largo del Paseo de Santa Eulalia, el actual Paseo de Fabra i Puig, en 1880. El mismo, hará una rehabilitación de la casa en abril de 1915 y su hijo, Ignacio de Ros i Puig se refugiará en la masia durante la guerra civil. Posteriormente ocuparía el cargo de concejal del Ayuntamiento de Barcelona durante la dictadura de Primo de Rivera y fue el responsable de españolizar el nomenclátor barcelonés. Después de 1936 se esforzó para que el mas recuperara su pasado esplendor.
En el año 1942, la masía es de nuevo restaurada y acondicionada como vivienda habitual, ya que la familia Ros, residía en la calle Santa Anna de Barcelona, sólo se alojaba en ella unas épocas determinadas del año, concretamente en los momentos de cosecha para el control de las rentas y la producción. Esta restauración la harán su hijo, el arquitecto, Joaquín de Ros y de Ramis y Francisco de Asís Viladevall.
En junio de 1947, murió Ignacio de Ros i Puig que dejará en herencia la propiedad dividida a sus ocho hijos y la casa en régimen de fideicomiso al mayor Juan de Ros y de Ramis. Finalmente, las propiedades, dieciséis hectáreas y media, son vendidas al Patronato de las Viviendas del Congreso Eucarístico en diferentes etapas. Otra parte de los terrenos serán utilizados en régimen de alquiler por la empresa que gestiona el Canódromo Meridiana, construido en 1963.
Hasta el 1952, la propiedad fue un punto de referencia económico y social de la zona, momento éste en que la familia Ros de Ramis vendieron dieciséis hectáreas y media de terreno a siete pesetas el palmo al Patronato de Viviendas del Congreso Eucarístico, con la condición de que se respetara el perímetro de la masía. En la nueva urbanización del espacio se hicieron 2.729 viviendas y 306 locales comerciales, y las primeras viviendas se entregaron en 1954, y, además se construyeron dos escuelas, una clínica y una iglesia, etc, para 17.000 habitantes, dirigieron el proyecto Josep Soteras, Carles Marqués y Antoni Pineda. Meses después, el 3 de febrero de 1955, el ayuntamiento franquista acordaba dar el nombre de Ignacio de Ros a la nueva calle abierta delante de la masía. Hace poco, en un los últimos plenarios del distrito de Sant Andreu, se ha acordado retirar este nombre y sustituirlo por el de Can Ros.
Recientemente, los anexos de la masía, donde se situaban las bodegas y almacenes, han sido transformados en un restaurante. Arquitectónicamente, la masía presenta tres cuerpos y una cubierta a cuatro vertientes, en la fachada principal aún se conservan restos de la decoración esgrafiada blanca.
El cuerpo lateral derecho tiene una galería a la altura del primer piso, el otro cuerpo presenta una continuidad de estancias, que eran las propias de la masía la vivienda de los caseros. Junto a la  fachada principal, hay adosada la capilla, un edificio de doble vertiente que sobre la puerta tiene un ojo de buey.
Detrás de la casa, se conserva una balsa de agua a la que se vertían las aguas de una mina que venía de Horta. Las fuentes orales consultadas destacan el carácter medicinal de las aguas de esta mina y de las excursiones y visitas que hacían los vecinos de la zona para ir recogerla.
Interiormente, en la planta baja hay el típico recibidor de casa con una clara diferenciación entre la vivienda señorial, situado en el primer piso y el de los colonos, en la planta baja. El primer piso tiene una serie de gabinetes decorados con pinturas al fresco en las paredes y decoración pintada en las vigas de madera, probablemente del siglo XVII. Estas habitaciones se articulan alrededor de un recibidor octogonal, decorado con mármol y con una especie de claraboya en el techo. En cuanto a las pinturas al fresco de las paredes, son figuras clásicas que representan diosas.
La masía era conocida por su gran huerta, algún antiguo vecino de la zona nos ha comentado que a menudo iban a comprar verduras al mas.
Sus viñedos eran destacados, la familia recogía importantes rentas de la producción de uva. El mas también se daba una curiosa explotación, se trataba de una plantación de moreras como alimento por los gusanos de seda que criaban, producto que vendían a alguna fábrica cercana. Respecto a la plantación hay que apuntar que los terrenos eran arrendados y trabajados por un viverista, Miguel Cortes y se extendían por las actuales calles Velia, Ignacio de Ros, Felipe II y Riera de Horta.
La tradición familiar menciona que los masoveros de la casa eran miembros de la familia Sardà que tenían masía en la Sagrera y también en Sant Andreu. La familia del colono, también habían establecido vínculos familiares con otros propietarios de masías de la zona.
Por lo que respecta a las aguas, hay que mencionar la existencia de una especie de acueducto, subterráneo con una gran de extensión de recorrido, y elevado en algún tramo a su paso por las tierras de los Ros,  que transportaba las aguas hacia las tierras de un propietario de Sant Martí de Provençals, Carlos María de Moy y de Sauri. Una canalización que obligaba a pagar una servidumbre de paso, o un peaje,  a la familia Ros, por sus tierras. El agua, un recurso importante, era administrada, según sus usos, por lo que la masía aún conserva una torre de agua que bombeaba el líquido en los campos, propiedad de la familia.
Por otra parte, la casa todavía conserva un hipogeo, una habitación subterránea en la que se accede por un pasillo en zigzag y que muy probablemente se utilizaba para conservar alimentos, una especie de construcción que durante mucho tiempo se les atribuyeron funciones esotéricas.
INICIATIVA ECOLÓGICA
Y, además, nuestro barrio cuenta con un edificio que alberga una colonia de Vencejos Reales, una especie de ave protegida muy eficaz contra las plagas de mosquitos tigre. Es una experiencia pionera, especialmente,  promovida por el departamento de medio ambiente del Ayuntamiento y la Generalitat. Los mismos agentes forestales se encargaron de la aclimatación de estas aves, cuidando y favoreciendo su nidificación y reproducción.
MERCADO DE FELIPE II


El mercado de Felip II nació en 1966, y merece una mención especial,  fue instalado al lado del entonces conocido como “barrio de los indianos”, entre las calles de Felip II, Olesa, Juan de Garay y Garcilaso. Este mercado nace, como otros mercados municipales de la época,  de la necesidad de abastecer a los nuevos barrios periféricos aparecidos a raíz del incremento de la gran ola migratoria de los años sesenta, especialmente, entre los años 1957 y 1974.
Su estructura está formada por relieves de hormigón en toda la fachada y en el interior. Destaca el original sistema de claraboya, con una peculiar forma de sombreros encima de la cubierta, que iluminan todo el mercado

Comentarios

  1. Te felicito por la publicación. Muy bien documentada.

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  2. Te felicito por tu publicación,simplemente es formidable.Allá por la década de los sesenta yo estudiaba en un colegio que aunque no recuerdo el nombre estaba en la calle Pinar del Río,era un palacete muy bonito y creo que hoy es la coctelería torre rosa,además patinaba en unas pistas de patinaje muy cercanas que se llamaban club cotolene congreso,como no también recuerdo el canódromo Meridiana del que describes su historia en tu articulo a la perfección.Es una lástima no poder fotos antiguas de estos lugares para recordar aquellos viejos tiempos de cuando vivía en tan maravillosa ciudad.Gracias y enhorabuena Catalina.

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  3. Gracias a vosotros, porque vuestros comentarios enriquecen mi blog... Un beso.

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  4. En la calle Pinar del Río esquina Francisco Tárrega, había un colegio formado por dos torres que se llamaba "Liceo Manjon", donde se hacía, primaria, secundaria, comercio y bachillerato elemental.
    Una torre estaba dedicada a primaria y comercio para las chicas y en la otra torre era para los chicos.
    Después, cogieron otra torre en la calle Manigua, donde se hacih el bachillerato mixto.

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  5. Hola, de pequeño sobre el año 1977 estudia EGB en el colegio closa de la calle Emilio roca y a la salida del cole iba a patinar al Cotolene el la calle Velia. Vivia encima del disco de oro en la plaza doctor modrego 2. Felicidades por el Blog...que recuerdos

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  6. Gracias. Encantada de que mi blog te guste... Un saludo.

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  7. Buenas noches, me han pasado el link del blog. Muy buena descripcion del barrio. Muchos recuerdos. Yo estudié en el Liceo Manjón, y después en el Mont-Puig. ¿Igual alguien lo lee y puede aportar fotos de entonces? Sería fantástico. Vivía en Jordi de Sant Jordi, al lado de las casitas bajas ¿indianas?
    Gracias
    Eva

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