EL PRECIO DE UN INSULTO



Cierto joven que quería seguir el camino espiritual fue al encuentro del abad del monasterio de Sceta.
–Intento actuar de la mejor manera posible, pero encuentro difícil perdonar a mis enemigos.
–Durante todo un año a partir de hoy paga una moneda a todos los que te ataquen –dijo el abad.
–¿Tendré también que perdonarlos?
–No. Simplemente, gratifica a quien te ofenda.
Durante los doce meses siguientes, el muchacho pagaba una moneda siempre que era agredido. Pasado el año, regresó hasta el maestro para conocer el siguiente paso.
–Ve a la ciudad a comprarme comida. Inmediatamente después de la partida del muchacho, el abad se disfrazó de mendigo y, tomando un atajo que conocía, llegó antes al mercado. Cuando el joven se le acercó, comenzó a insultarlo.
–¡No te canses! ¡No vas a sacarme nada! –dijo el muchacho entre carcajadas–. Durante todo un año he tenido que pagar a los que me agredían, ¡pero justo a partir de hoy pueden agredirme gratis, sin ningún gasto por mi parte! Al escuchar esto, el abad se quitó el disfraz.
–Ya estás preparado para seguir el camino espiritual: sabes reírte de los problemas.

Comentarios

Entradas populares