MANICOMIO, I


1992

Los niños se acercaban al ruinoso manicomio caminando a campo traviesa,  cautivados y aterrados por igual ante el misterio que desprendía el lúgubre edificio.  Atardecía y la vieja construcción comenzaba a ser invadida por las sombras… Aquello no amilanó a los chiquillos, es más le confería un atractivo añadido. Comandados por una espigada chiquilla se dirigían a paso ligero en busca de aventuras…. Los tres imponentes pabellones que quedaban del antiguo frenopático se erguían desafiantes en la explanada, librando ese titánico esfuerzo por mantenerse en pie frente a los estragos del tiempo y el vandalismo… Sorprendidos, contemplaron atónitos el gran deterioro de las instalaciones. Los escombros se acumulaban por los alrededores y casi taponaban las entradas.

Aparecían aparcados unos vehículos, la niña los miró con aire pensativo...Los niños pensaron que allí había caído una bomba, arrasándolo todo...Su ánimo pareció flaquear cuando se encontraron ante una de las puertas del recinto hospitalario, apenas un hueco en el muro que se abría a la inmensa negrura que atesoraba en su interior…

La niña penetró en el interior sin vacilar, mientras sus compañeros permanecían en el exterior dubitativos, sin decidirse a dar el primer paso…

…”¡Seréis gallinas!”... Gritó la niña al comprender que sus amigos no la iban a secundar en sus correrías…


…”¡ Nenazas, cobardicas!”... Aquello acabó por convencer a sus amigos. Corriendo se introdujeron en el interior… Ella se limitó a mirarles entre recelosa y altanera, temerosa de que en el último momento se echaran atrás y la dejaran sola en aquel lugar tan terrorífico…

La imponente y arcaica construcción de paredes desconchadas y deteriorado aspecto contribuía a crear una agobiante y siniestra atmósfera interior. Los niños avanzaban cautelosos sugestionados por la oscuridad que invadía el lugar... Restos de muebles viejos, más bien destrozados, techos invadidos por la humedad y paredes devoradas por la suciedad. En su exploración los niños no dejaban de tropezar con todos los obstáculos que había por en medio y con alguna rata dispersa que trataba de encontrar su escondrijo...

María recordaba las veces que se había encaramado sobre las tapias del edificio esperando ver a los enfermos con su mirada extraviada, deambular como almas en penas por los pasillos y galerías internas del lugar y también las veces que había sido amonestada por su familia y profesores… La jovencita desconocía la historia del frenopático, pero su imaginación suplía con creces la falta de información… Y, la verdad era, que la verdadera historia de su pasado superaba sus inocentes fabulaciones…

A su corta edad, la niña ya apuntaba maneras y reaccionaba con rebeldía ante la prohibición de frecuentar lugares abandonados en compañía de otros niños…. No estaba bien mirado, y que ella les sobrepasara generosamente en estatura y pareciera su madre, no era precisamente un atenuante…. Las cosas eran así, aunque tenían la misma edad, María estaba más desarrollada que sus compañeros de colegio…


..."¿Donde se encuentra la casa de Ada?"...Interrumpió sus pensamientos con la pregunta, uno de los niños. Ya que el interés de la visita se centraba en ese enigmático personaje del Manicomio.


..."Pues creo que es aquí donde nos encontramos"…le respondió Maria con un aire un tanto teatral....
..."Cuéntanos la historia de Ada, por fa..."… Rogaron los niños al unísono.


…” Es la historia de una chica de la burguesía catalana que después de dar a luz se volvió loca y decían que veía fantasmas"…. La historia de la desafortunada Ada no era exactamente así, pero la avispada niña suplía la falta de conocimiento, fantaseando inocentemente sobre la historia. Pero su invención no causó el efecto deseado ya que cuando los demás escucharon la palabra “fantasmas”, su interés por permanecer en aquel lugar se esfumó…

…”No me gusta este sitio… Quiero irme”... Dijo uno de los niños con aprensión…


Al escucharlo, los demás estallaron en carcajadas y se burlaron con una cantinela muy común entre la infancia.


…”Gafitas cuatro ojos, capitán de los piojos”... Aquello era demasiado, el aludido, ofendido en su amor propio la emprendió a golpes con el cantante socarrón y en pocos minutos aquello se convirtió en una batalla campal, gemidos y sonoros tortazos se escuchaban sin ton ni son. La niña trató de calmarlos, pero sólo consiguió que la lucha fuese más encarnizada y violenta… Hasta que se produjo un fuerte ruido en la parte superior, que les paralizó…. De repente, como por arte de magia, cesó la belicosidad infantil. Aquello fue demasiado, los niños salieron corriendo en desbandada, dejando sola a María ante el peligro…


Sin embargo, no se acobardó, prosiguió sola su exploración buscando fantasmas.

El haz de luz de su linterna llegaba hasta los rincones más ocultos, la valiente niña proseguía su exploración con la firme decisión que la caracterizaba.. Los ruidos volvieron a escucharse en la parte superior. Así que caminando por un largo pasillo  llegó hasta una puerta, que permanecía cerrada, la abrió y vio que daba a una escalera….La oscuridad era absoluta e impedía avanzar con seguridad. Iba subiendo con cautela, temiendo dar un mal paso. Sintió que el terror la ahogaba, cuando captó que la puerta de la planta superior se iba abriendo lentamente y luego aparecieron unos monstruos oscuros con un brillante ojo rojo en la frente… Aquello fue demasiado, la niña empezó a chillar. Presa del pánico se dio la vuelta bruscamente, intentando huir, dio un mal paso y calló rodando por las escaleras…. Su cabeza impactó ruidosamente contra el suelo. Perdió el conocimiento… Cuando se recuperó, se encontraba en el exterior, rodeada de un grupo de gente… La niña no entendía nada… Solo cuando la colocaron con extrema delicadeza sobre una camilla para introducirla posteriormente en una ambulancia, supo que su aventura estaba a punto de acabar en  el hospital… María se tocó la frente y percibió la gran protuberancia que le había salido... Por un momento cerró los ojos angustiada pensando en la bronca que estaba a punto de caerle...

La ambulancia arrancó y la sirena iba abriéndose paso zigzagueando entre el denso y ensordecedor tráfico, todo lo que le permitía la escasa visibilidad del conductor, tratando de llegar lo antes posible a las urgencias del Hospital de San Pablo... En el interior, tumbada y firmemente sujeta a la camilla iba la niña, acompañada de uno de los "monstruos" con el ojo rojo, causantes del accidente...

Pronto, la inconfundible silueta de monumental Hospital se materializó ante el paisaje... La ambulancia penetró en la zona de triaje, donde atendieron rápidamente a la accidentada, que en aquel momento parecía contemplar de manera confusa todo lo que tenía a su alrededor... La enfermera apareció y se acercó al personal de la ambulancia, preguntando...

..."¿Algún pariente de la enferma?Expresó clavando una mirada preocupada en la chiquilla...

..."Es un accidente y no sabemos nada de los parientes. Cuando se encuentre más repuesta ya le preguntaremos por su familia... Nos encontrábamos en el Manicomio de Nou Barris, rodando un reportaje. Nos ha visto y parece que se ha asustado, cayéndose por las escaleras"...

... "Me llamo María Fernández y mi teléfono es 93 325 34 09"... Comunicó la niña. La enfermera tomó nota de los datos que había proporcionado y después ordenó su ingreso en el Centro... Y, se alejó murmurando:

..."¡Por Dios, cuantos quebraderos de cabeza dan estos niños aventureros!"...

El "monstruo" del ojo rojo no se separó de la niña en todo el recorrido por las galerías subterráneas del Hospital, hasta que al final llegaron a una sala de estilo gaudiano. Destacaban en el lugar unos imponentes muretes coronados por bóvedas de medio cañón. La niña contempló el lugar con los ojos muy abiertos. Tenía el aspecto de un castillo medieval.

Fue sometida a un examen exhaustivo tratando de encontrar algo que pudiera comprometer su salud... Pese a que no encontraron nada, optaron por mantenerla bajo vigilancia durante 24 horas...

Los nervios y las emociones la agotaron tanto que no tardó en volver a dormirse...Cuando despertó, se encontró al pie de la cama dos soldados que la miraban fijamente... Parecían estar heridos, uno llevaba la cabeza vendada, unas manchas de sangre aparecían en la ropa. Otro llevaba un brazo vendado...

..."¡ Me parece que nos está viendo!"...

..."Pues claro que les veo, se puede saber que están haciendo aquí"...

..."Estamos esperando a que nos atiendan"...

... " Pero para eso tienen que estar ustedes en la sala de espera y ya les llegará su turno"...

..."¡Tú qué sabes niña!... Exclamó airado el soldado del brazo vendado, mientras dirigía miradas inquieta hacia la puerta. En ese momento calló bruscamente... Se escuchaba un tiroteo en algún lugar...

Los dos hombre se miraron y hablaron entre ellos...

... "Ya nos han encontrado"... Y escaparon, la niña al ver aquello se levantó de la cama y los siguió... Asustada vio que el hospital se había convertido en un campo de batalla. Las balas pasaban zumbando por encima de su cabeza... Los soldados, al percatarse de que María los seguía, se reunieron con ella y juntos fueron buscando una vía de escape que les permitiera escapar de aquel infierno... Al final dieron con una puerta que daba a una escalera de caracol, con una barandilla de hierro forjado oscuro...Subieron por las escalera a una velocidad exorbitante... El ruido amortiguado de las ametralladoras les llegaba con total nitidez... Por fin abandonaron las escaleras y aparecieron en medio del recinto hospitalario, los grandes pabellones aparecieron a ambos lados de la plaza... María siguió a los soldados, por fin la gran arcada de la salida anunciaba la calle...

..."¿Por qué os quieren matar?"... Preguntó la niña.

..."Porque somos excombatientes de la Batalla del Ebro"...

...¿Sois desertores... Por qué? Contestó la niña demostrando lo aplicada que era en la escuela... Al escucharla, el soldado que llevaba la cabeza vendada se detuvo y le mostró una carta ensangrentada... La niña la miró intrigada.

..."Esta es la causa de que seamos objeto de esta persecución"... Dijo señalando la carta.

..."Toma, cógela, y protégela porque es de una gran importancia"... La niña contemplo la misiva con aprensión, la sangre era algo que siempre la había atemorizado y se mostraba reticente a tocarla, pero el soldado al ver sus dudas se la metió en el bolsillo del pantalón tejano...

..."Vamos pequeña cógela y ocúltate por ahí porque si sigues con nosotros corres peligro"... Los hombres corrieron más deprisa en un intento por dejarla atrás y privarla del horror que les acechaba...Pero aún así la chica los siguió a distancia, contrariada ante la imposibilidad de no seguir sus pasos...
...
Los soldados habían desaparecido, la chica los buscó inútilmente... Ella prosiguió su loca carrera hacia la salida, y una vez fuera lo que vio a dejó sin palabras... Un gigantesco tanque atravesaba en aquel momento la calle... En la parte superior, sobresalían los cuerpos de los militares con los brazos en alto, María captó el desánimo y la tristeza de las personas que veían avanzar el jubiloso convoy camino de la Generalitat y el Ayuntamiento. María no comprendía lo que estaba pasando. Se había convertido en testigo del final de la sangrienta Guerra Civil española....Entonces echó una ojeada a sus piernas y descubrió aterrada que estaban desapareciendo... Después abrió los brazos en cruz, y contempló como sus extremos también comenzaban a desvanecerse... Entonces, un pavoroso grito casi desgarró su garganta...Y, todo quedó sumido en la más absoluta oscuridad.






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