EL MISTERIO DEL TRASTERO, X





Las pesadillas concluyen con el nuevo amanecer... Rabioso ha despertado más espabilado. El sueño reparador ha hecho milagros en su maltrecho cuerpo. Pero, sin separarnos demasiado de la pistola de agua, por si las moscas... 

Antonia y yo creemos conveniente que debe guardar todavía reposo y por lo tanto, hay que recostarlo nuevamente en la bancada de la ambulancia... El hombre no se muestra muy partidario de volver a su improvisada camilla pseudo hospitalaria, pero los orfidales de nuestra madre han obrado milagros en ese sentido.

Entre las dos le llevamos casi a rastras, el hombre intenta luchar contra los efectos del medicamento, pero al final sucumbe. Sus sonoros ronquidos lo atestiguan...

Una vez recostado, vuelvo a ponerle la vía y el suero... La fiebre ha remitido, por lo que prescindimos del analgésico... 

Pertrechadas con todo lo que había en la despensa y alguna ropa de abrigo, partimos rumbo al Valle de Arán, porque las penurias se llevan mejor si se tiene el estómago lleno...

..."¡Cati. esta noche he tenido un extraño sueño!" - mi madre me sorprende gratamente, por un momento acaricio la idea de que algo que no sean las llaves pueda atraer su atención.

..."¿Qué has soñado? la sonsaco.

..."Pues he soñado que tenía un montón de llaves en la mano y no encontraba la que tenía que abrir la puerta.. ¡He pasado un mal rato!... ¿Llevas las llaves, no?. Siento como me sube un nudo por la garganta. Trato de impedir que las lágrimas broten de mis ojos... Para calmarla vuelvo a buscar lo único que ocupa los pensamientos de mi madre y luego se las muestro... Cuando las ve, un gesto de alivio ilumina su rostro. Es curioso, la necesidad que tenemos los seres humanos de aferrarnos a algo, mantenernos seguros ante un futuro que desconocemos. En el caso de nuestra madre, las llaves simbolizan un medio estable, previsible y ordenado.

.."¡PUTAS LLAVES!" Pienso al borde de la desesperación..

Inicialmente la carretera es monótona con escaso atractivo. Intuyo que en la apreciación influye el desánimo que me embarga. Observo que abundan edificios, posiblemente deben ser edificaciones agrícolas o industriales. Lo sorprendente es ver lo solitaria que se encuentra, la carretera. Diría que ha soplado un viento maligno y se ha llevado con él cualquier vestigio de vida o muerte. La desolación domina una amplia zona convertida en un desolador desierto. Cruzamos la localidad y nuevamente la ausencia de seres vivos es lo que más nos sorprende.

Tras varias horas de conducción ininterrumpida llegamos a uno de los lugares más bellos, el Pantano de Tremp. Es el primer descanso que hacemos... La belleza tan espectacular del lugar nos permitirá olvidarnos un poco de la pesadilla que estamos viviendo.

Nos encontramos en el portal prepirenáico y ya siento sobre mi su influencia beneficiosa... La zona boscosa de un verdor exuberante regala nuestros ojos, y actúa como un terapéutico efecto sedante.

Todo es un espejismo, una ilusión de nuestros sentidos. No todo es armonía en aquel lugar tan bucólico, basta una simple ojeada a nuestro alrededor para captar que toda aquella espectacularidad paisajística contrasta con un penetrante olor a putrefacción.

Nos apeamos de la ambulancia con los miembros entumecidos por el largo viaje. Atrapan nuestra atención unas barcas que reposan sobre la tierra, cerca del agua. Parecen descansar olvidadas por sus antiguos propietarios... Mamá contempla el lugar de manera displicente, ausente y clavando su mirada en mí, pregunta...

-¿Tienes las llaves?Aquello derriba mi ecuanimidad y las pocas defensas emocionales que me quedan.

-" Sí, aquí las tengo" Digo enseñándoselas con rabia y con una reacción impropia de mí, las lanzo con toda la fuerza que puedo, lejos de nosotras, con la única intención de deshacerme de ellas de una vez por todas... Mamá abre unos ojos como platos...

Por un momento, pienso que va a ponerse a llorar... Así que voy a buscarlas, me acerco al pantano. Recuerdo que cuando las arrojé,  me fijé que habían caído cerca de las aguas del embalse... Cuando me acerco, lo que veo en el fondo de las aguas me hiela la sangre, pues se halla cubierto de una multitud de cuerpos ensangrentados, sin vida... Horrorizada descubro que allí ha tenido lugar una masacre... 

-"¡Antonia!" Grito con todas mis fuerzas. Ella acude rápida.

-"¡Mira!" Digo señalando el fondo del pantano.

-"¿Por dios, qué ha ocurrido aquí?"...Murmura espantada.

-"Pues ya lo ves, mucho me temo que lo mismo que en Montjüic, una masacre colectiva" Recalco, bajo la voz para que Leo y nuestra madre no nos oigan, quiero ahorrarles un nuevo pesar.

-"Tenemos que salir de aquí de inmediato... Esto pinta mal"...
Y, tanto. Una mirada al otro lado del pantano me permite  vislumbrar la presencia de unos seres que vagan de manera errática de un lado para otro...Se me ha erizado todo el vello del cuerpo, aunque no nos pueden alcanzar, su sola presencia ya me inquieta. Pronto, comenzamos a escuchar gruñidos con total nitidez, esta vez suenan más cercanos. La demora no se puede prolongar más, hemos de partir de inmediato si no queremos tener una sorpresa desagradable...

De pronto, como si un mecanismo secreto hubiera activado un resorte subterráneo, todos los cuerpos de los fallecidos comienzan a emerger cubriendo la superficie del pantano, quebrando su quietud azulada. Aquello es demencial, los cuerpos de los fallecidos flotan sobre el agua como muñecos rotos ofreciendo una visión dantesca.

Parece que estamos viviendo una pesadilla y corremos hacia la ambulancia con la intención de huir de inmediato, pensando que aquel lugar tan hermoso ha entrado a formar parte de una historia de desplazamientos masivos, vidas truncadas y muertes violentas. Y, ha sido testigo del inmenso sufrimiento que ha padecido la población civil de la zona...

Nuestros problemas solo acaban de empezar... Un furgón negro está aparcando junto a la ambulancia. Cuando lo vemos siento que nuestras vidas corren peligro, y que nos encontramos a un paso de sufrir el mismo triste final que los muertos del pantano... Al ver que la puerta trasera se abre, utilizamos las barcas que hemos visto al llegar, le damos la vuelta y las cuatro nos ocultamos debajo.. Unos espesos matorrales completan nuestro escondrijo.  

Asistimos con el alma en vilo como le dirigen una inspección ocular a la ambulancia, intentan abrir la puerta trasera, pero al ver que está cerrada, desisten. Por un momento, sufro por rabioso, pero éste se encuentra en un sueño profundo bajo los efectos del Orfidal. Temo más por las cajas que contienen los antídotos, pero la cosa no va a más. En pocos segundos,  cuatro personas enfundadas en los familiares NBQ, se dirigen  a las orillas del embalse y cuando están a unos pasos del agua comienzan a remover la tierra. Ante nuestros ojos aparece una gigantesca argolla que sujeta una trampilla oculta en el suelo. Uno tras otro se pierden en el interior... Permanecen ocultos bajo la tierra una media hora, y al final salen con unas cajas muy pesadas que introducen en la parte trasera del furgón... Después arrancan y salen a una velocidad endiablada...

Las prisas impiden que la trampilla recubra nuevamente el escondrijo, por lo que no nos cuesta ningún esfuerzo dar con él.

Es una construcción rústica, algo parecido a un laboratorio con celdas de barrotes...  Miro hacia el fondo y creo distinguir un extraño fulgor plateado.. Me voy acercando sigilosamente, pronto puedo descubrir que aquel fulgor plateado es el cabello blanco de un albino que me contempla tras los barrotes renegridos de su calabozo, me parece más que nunca, un reflejo lunar encarcelado. La atmósfera opresiva del lugar parece incrementarse por momentos y siento un ahogo que me impide respirar, es la claustrofobia que me producen los lugares cerrados. No puedo entender qué hace ese hombre prisionero bajo tierra...

..." ¿Qué hace aquí?" Atino a pronunciar, las palabras casi no me salen del cuerpo...

..."¿Que qué hago aquí -grita iracundo- Yo no hago nada, esos tipejos me han confinado en este lugar y llevo encerrado más de una semana ¡Por dios, - cambia de tema sin que le abandone su nerviosismo¿qué hacen ustedes aquí?... No tienen ni idea del peligro que corren!"...Exclama fuera de sí..

..." Sí que lo sabemos"... Replico estupefacta sin llegar a comprender el porqué de su exagerada reacción.

..." No lo saben.. Si solo llegaran a imaginar a lo que se exponen. Huirían sin mirar atrás...

..."Bien, nos iremos de inmediato, pero usted vendrá con nosotros"...

..." No, se demorarían demasiado y esos energúmenos no tardarán en regresar"...En ese momento me sobresalto,  alguien se acerca, giro la cabeza y descubro a mi madre, con un manojo de llaves en la mano.

El hombre la mira perplejo y nos dice.

..."Una de esas llaves abre esta cerradura"...Su voz suena esperanzada.

..."Mamá dame las llaves que vamos a liberarlo"... Mi madre se muestra reacia a soltarlas, pero al final cede... Tras varios intentos fallidos con las llaves, al final damos con la adecuada... El hombre al verse libre sale escopeteado y nosotras le seguimos en su carrera... La luz del sol parece azotarle sin piedad... Antonia y Leo llevan la delantera y a trompicones las seguimos mi madre y yo... La ambulancia sigue aparcada en el mismo lugar... Tras acomodarnos atropelladamente en nuestros sitios, partimos nuevamente hacia un incierto destino...

Giro la cabeza y contemplo el hombre de extraños ojos color violeta, casi traslúcidos que no resisten la luz del día y pelo de espesa cabellera plateada, que ahora forma parte del grupo. Su piel intensamente clara atrapa mi atención... Pero lo que me fascina es su extraña mirada. Sus ojos parecen sonreírme a través del espejo retrovisor.

..." ¿Hacia dónde se dirigen? La voz del albino quiebra la tensión que se respira en el interior de vehículo.

..." Pues no sabría decirle... Pero, en principio nos dirigimos al bosque de Carlac y después... Dios dirá"... En ese preciso momento, sin premeditación alguna, nuestras miradas se encuentran... Y, albino aparta sus ojos precipitadamente...

..."¿Dios dira? Inquiere sorprendido

..."Sí, no tenemos muy claro hacia dónde nos dirigimos... Pero con la que nos ha caído encima, creo que cualquier sitio que se encuentre lo suficientemente lejos, servirá"...

Escuchar mis desalentadoras palabras le ha enmudecido,  limitándose a bajar los ojos, como si se sintiera abrumado por las circunstancias que estamos viviendo...

La carretera que ya anuncia como se irá desarrollando en el futuro, nos lleva por localidades prepiranaicas, al principio suaves y sin grandes contrastes, pero al final acaba alcanzando cumbres agrestes de sobrecogedores y vertiginosos abismos.

Tras un largo túnel excavado en la roca, penetramos en el "eje pirenaico". Una pequeña población nos sale al encuentro, el esbelto campanario destaca entre las construcciones rurales. Es bonito, como todos los pueblecitos de montaña. Esos a dónde no llega el estrés urbano y donde el tiempo transcurrido es un poderoso cómplice para la tranquilidad y el sosiego del alma.

Las cosas han cambiado, y la inquietud se apodera de nosotros cuando vemos como una muchacha huye desesperada tratando de eludir una horda de rabiosos... Antonia, no se lo piensa, desvía el vehículo sanitario y se interpone entre la muchacha y los rabiosos...

Nos apeamos armadas con las pistolas de agua, dispuestas a hacer una escabechina, a una velocidad impropia de nosotras. Los rabiosos se detienen al recibir el primer impacto de agua en sus rostros, caen abatidos, retorciéndose agónicamente en el suelo, bajo el poder devastador de los chorros de agua. No nos hemos percatado, pero albino ha seguido nuestros pasos. 

La chica se detiene sin llegar a comprender lo que está pasando, sin saber si aquella ambulancia es su salvadora...Su actitud defensiva y agresiva cuando albino se le acerca tratando de socorrerla evidencia su confusión... Sus cuerpos ruedan por el suelo enfrascados en un cuerpo a cuerpo terrible, y por un momento no se sabe quién es quién. Una lucha feroz se desarrolla ante nuestros ojos, como si no hubiera un mañana. Cuando la muchacha es consciente de que no está en peligro, se va calmando y cesa en su furibundo ataque. Presa de un cansancio extremo, antes de incorporarse nos mira a todos con recelo, temerosa de recibir un nuevo ataque por parte de unos desconocidos que la contemplan atentamente.... Albino le tiende la mano para ayudarla a levantarse... 

..."Perdone - sus disculpas parecen sinceras- pero es que desconocía a qué me enfrentaba"...

..."No se preocupe - le  contesta albino, mientras se palpa la comisura de los labios- comprendo perfectamente su actitud defensiva"... Termina diciendo.

..."Esas personas que me seguían eran mi familia. En poca horas, todos infectados.. Me he encontrado con el panorama cuando volvía del mercado. -Escucharla me trajo viejos recuerdos- Mi mirada se cruza con la de Leo... Comprendo que en aquel momento compartimos los mismos pensamientos.

La situación me supera y para despejar mi aturdimiento, bajo la ventanilla para poder inhalar el aire fresco de la montaña. En ese momento, siento que un escalofrío me recorre la espalda, ante la incertidumbre de desconocer lo que nos espera en el Valle de Arán....

¡RRRRRRRRRR.....ZZZZZZZ! Es un sonido aterrador, algo que parece provenir de las mismas entrañas del infierno....

Antonia frena en seco...

..." ¿Qué ha sido eso?"...

..."Diría que ha sido un ronquido brutal"... Dice albino dejando escapar una risilla de circunstancia...

..."¡RABIOSO!"... Pronunciamos al unísomo Antonia y yo...
..."¡RRRRRRRRRRRRRR .....ZZZZZZZZZZZ!"....

El segundo ronquido provoca que abandonemos la ambulancia para ver en qué estado se encuentra el enfermo....

Y no nos equivocamos, el hombre yace sobre la bancada completamente desnudo, se ha quitado de encima la ropa que lo cubría y aparece dormido, su respiración todavía es jadeante... Le palpo la frente buscando indicios de fiebre, pero no basta. Así que acerco mis labios  a su frente y con un roce imperceptible me cercioro de que no tiene fiebre. El contacto con su piel me ha provocado un calambrazo en la nuca, seguido de un ligero aturdimiento, por un breve lapso de tiempo siento que he estado fuera de la realidad. Salgo del atontamiento con un empujón que me ha dado Antonia. Me recompongo en seguida... Rabioso parece haber superado lo más crítico de la enfermedad...Pero por precaución vuelvo a administrarle el antibiótico y un analgésico por vía intravenosa y  cubrimos su cuerpo con la cobija térmica. Todavía sigue inconsciente... El orfidal sigue operando en su organismo... Después proseguimos el viaje, en pos de nuestro destino, el Valle de Arán...

Nos dirigíamos a Carlac un bosque mágico, casi milagroso. Quizá la idea que ronda mi cabeza tome forma en ese enigmático lugar... Nunca he creído en milagros.. Igual ahora....

Comentarios

Entradas populares