FELICITACIÓN 2021

 






Y por fin llegó la despedida de un año tan difícil como raro. Un año que perdurará en la historia como el “año de la pandemia”, el año del confinamiento, de las calles vacías, de los toques de queda, de las mascarillas, pero también el de la incertidumbre y la tortura emocional que hemos padecido. Pero, a pesar de todo, aprendimos a sonreír e interpretar las miradas sabiamente… El año de las privaciones emocionales, del distanciamiento social y de los besos y abrazos soñados… Y, si tuviera que hacer un resumen de nuestras vivencias, tendría que decir que parece un mal sueño del que aún no he despertado. Un año que hemos perdido, porque estoy padeciendo una amnesia que borra todo lo vivido, todo el sufrimiento, el miedo, la preocupación y la pena que he sentido… Algo pervive en mi mente y es la amarga sensación que te embarga cuando sientes sobre tu cabeza el peso de la muerte que te agobia como un mal presagio… Ahora, que toca hacer un resumen del año, os digo que tengo la mente en blanco, como si no hubiera vivido, y pensar que el año entrante pueda ser mejor, pues no me consuela… Tengo una vaga esperanza de que las cosas puedan ir mejor, pero son tan pocas que casi no merece la pena ni mencionarlo. Diría que la situación que estamos viviendo es algo así como una prueba, algo que tenemos que superar para poder subir de nivel. En realidad, tengo el convencimiento de que no escarmentamos de que nuestro gen egoísta sigue activo, lo que significa que nuestras vidas van a seguir en pausa durante mucho tiempo y cuando desaparezca igual seremos mejores personas, cosa que dudo. Nada bueno quedará de este año, el virus frenó nuestro ritmo de vida, nos quitó el sueño y amargó nuestras noches con insomnios y pesadillas… Lo bueno, me comuniqué en sueños con mis parientes fallecidos y ellos desde el más allá me reconfortaron del miedo a la muerte y la enfermedad y ocurrió algo impensable, descubrimos que acostumbrarnos a la soledad y comodidad que puede ofrecernos nuestro hogar no era imposible... Y, así aprendimos a valorar los pequeños detalles que nos ofrece la vida, incluso cuando se está encerrad@ entre las cuatro paredes de una casa… Las redes sociales adquirieron todo su significado y pudimos comprender el gran poder que poseen convirtiéndose en nuestra pequeña apertura hacia un mundo que se empeña en mantenernos aislados y desaparecer… Y, ahora entraremos en el 2021 en posesión de temerosas y pequeñas certezas, intentando recordar los momentos más memorables de este año que nos deja. El próximo año seremos más fuertes, pero también más vulnerables, porque ahora somos acreedores de la gran responsabilidad que supone controlar un “egregor” que amenaza con engullirnos…

Hasta nunca, 2020.
Bienvenido, 2021.

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