CIUDAD DE SOMBRAS



Contemplamos nuestras ciudades con los ojos del alma. Atrapados por la exuberante belleza del paso de las estaciones y el abigarrado ajetreo que anima sus calles, somos incapaces de intuir qué vida oculta las agita, sobre qué planos ocultos de existencia se desarrolla, pero por encima de todo nos urge saber si esos seres que no podemos captar con nuestros sentidos primarios nos son hostiles….

La enfermedad de su padre había provocado en ella una especie de insensibilidad que casi la destrozaba. Era su defensa ante la incertidumbre que suponía para ella quedarse sola en la vida. Aún se preguntaba la cruel actitud del doctor cuando le comunicó la mala noticia. Mantenía una postura fría y de distante profesionalidad que su padre no captaba, Y aquello en cierta medida la aliviaba porque no hubiera sido capaz de soportar las amargas palabras del médico... Pero, ella comprendía dolorosamente que sólo era el comportamiento de un ser humano que no acababa de digerir la imposibilidad de ofrecer aunque sólo sea un poco de esperanza a sus pacientes… Comprenderlo no era demasiado difícil, simplemente era cuestión de ponerse bajo su piel…

Los días iban pasando y veía con angustia como su progenitor se iba apagando poco a poco, tanto que al final quedó postrado en la cama y apenas se movía...Entonces llegaron sus inquietantes conversaciones con las sombras negras que sólo él veía en sus delirios…

Aquellas muestras delirantes de la mente enferma de su padre cobraron visos de realidad cuando un día sonó el timbrazo desasosegante del vídeo portero… La imagen que aparecía en la pantalla no tenía sentido. La calle se inundó de presencias incorpóreas que vagaban sin rumbo fijo... Al ver aquella anomalía, corrió hasta la ventana para echarle un vistazo, pero nada alteraba aquella mañana soleada… Nada quebraba la tranquilidad del barrio a esa hora….

A partir de aquel día se sobresaltaba con facilidad creyendo ver sombras furtivas que sólo alcanzaba a ver de refilón, como si temieran ser descubiertas… La joven pensó que estaba demasiado sugestionada con las alucinaciones que padecía su padre…

Una noche recibió una llamada telefónica que, recelosa,  no pensó coger, era demasiado tarde y no tenía ganas de conversar con nadie, pero la insistencia del que llamaba era tan grande que se vio obligada a contestar, porque hasta que lo cogió no paró de sonar… Pero, cuando descolgó, el aparato emitía un susurro entrecortado… Colgó enfurecida porque creía que era uno de esos bromistas que convierten el teléfono en un juguete… Pero, el teléfono seguía sonando… Al descolgarlo, el estremecedor ruido que sonaba al otro lado de la línea subió de tono, volviéndose más irritante. Ante aquella situación tan irracional la joven sintió un estremecimiento de miedo al comprender que aquello no era la obra de un bromista, estaba siendo amenazada… Decidió desenchufarlo y utilizar el móvil para denunciar el caso ante la policía, pero ante su estupor nada más conectarlo le llegó con total nitidez el mismo aterrador sonido que parecía proceder de otra dimensión… Nunca se sintió más desamparada y sola que en aquel momento, tenía que pensar algo y rápido. Se dirigió al cuarto para cerciorarse de que su padre dormía. El hombre se encontraba completamente sedado por los efectos de la morfina. Así que podía escaparse un momento y denunciar los hechos…

Una vez se encontró en la calle, notó algo raro en el ambiente, la extraña luminosidad le confería un aspecto completamente diferente al habitual. Y su barrio normalmente muy animado y bullicioso se había vuelto triste y la vida parecía escaparse por las esquinas… Echó una mirada al cielo y tuvo la sensación de que algo lo iba cubriendo poco a poco… Notó que estaba desorientada, y comenzó a sentir como si la siguieran… La muchacha se detuvo y giró la cabeza de manera brusca, intentando sorprender a su misterioso seguidor… Reanudó el paso creyendo que todo era imaginación suya, pura sugestión… Entonces escuchó un ruido parecido a un enjambre de abejas y sintió como su piel se erizaba y sus ojos se abrían desmesuradamente. Nunca pensó que podría correr de una manera tan salvaje, sin valor para mirar hacia atrás… Pero no podía escapar de su destino, a lo lejos empezaron a materializarse figuras, las familiares presencias incorpóreas que venía viendo últimamente.

Entonces volvió a sentir con más intensidad el escalofriante zumbido y notó cómo un calambre le recorría el espinazo. La mujer corrió tanto que le dolía el pecho y le costaba respirar… Llegó hasta un parque y contempló unos árboles cercanos. Era un lugar que la gente evitaba, pero sólo pensaba en acortar el trayecto hasta la comisaría atravesando el bosque urbano. Siguió la senda del bosque, y dejando a un lado sus temores fue adentrándose ignorando que el cielo iba cubriéndose de espesos nubarrones. El aire se volvió frío y sintió como una energía maligna le acechaba. Era el siniestro lugar que alimentaba su calenturienta imaginación. Un impulso la hizo girarse y examinó el bosque, asegurándose de que nadie la seguía. La luz era muy tenue, pero visualizó como a lo lejos comenzaron a materializarse figuras y sintió que se asfixiaba al sentirse rodeada, casi la alcanzaban cuando consiguió salir del parque… Se encontraba a unos pasos de la cristalera de la comisaría, cuando vio reflejadas las figuras, y las reconoció, todas eran su padre. La mujer se dio la vuelta y las enfrentó, aquella infinitud sombría de seres ultraterrenos la contemplaba con un deje de tristeza, como si conectarán con su fibra más sensible y quisiera aliviar su dolor… La mujer se enfrentó con valentía a los seres intangibles que se mostraban ante ella hieráticos… En un instante, los ojos se convirtieron en carbunclos encendidos, llenos de vida e inteligencia y luego los seres fantasmales se fundieron en uno. Ella contempló el suceso sobrenatural con fijeza dudando si aquel ser que se mostraba ante sus ojos era su amado padre. El ser fantasmal le dirigió una mirada llena de tristeza infinita y siguió el mismo destino que el resto de seres etéreos que le habían acompañado, desvaneciéndose en el aire… La muchacha comprendió que su padre acababa de expirar. Y, en aquel momento de certidumbre trágica sintió un dolor nunca experimentado, un dolor lacerante que le roía las entrañas y la soledad se convirtió en algo inaguantable… Todo había terminado, con paso vacilante prosiguió su camino… Un banco en la calle parecía llamar su atención poderosamente, se recostó en él y la venció el cansancio y no tardó en quedarse dormida… Una anciana la despertó y le ofreció comida y casa… La chica la miró con agradecimiento y la siguió. Dirigió una mirada al cielo, como agradecida, pensando que todavía quedaban personas buenas… Unos chiquillos que jugaban cerca, cuando la vieron pasar se quedaron mirándola extrañados… Los cristales de un escaparate le devolvieron la imagen de una mujer joven con el cabello completamente blanco y rostro sombrío que vagaba solitaria, sin rumbo fijo...

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