CUENTO DE NAVIDAD




Pues otro año más y qué mejor manera que felicitar estas fiestas con un nuevo relato ambientado en estas fechas...

Era la víspera de Reyes y la gran superficie sufría de las aglomeraciones típicas de esa época del año. Eran los clientes apurando hasta el último minuto tratando de realizar sus compras.
El mendigo se encontraba sentado en el suelo, en la entrada del Supermercado con la mano extendida y una rara súplica en los ojos. Los clientes del establecimiento siempre desviaban la mirada, azorados y es que era tanta la intensidad que desprendían, que parecían traslúcidos, acuosos… Pese a la desagradable sensación que sentían, rara era la persona que no dejaba caer una moneda en su mugriento plato… Una pequeña sonrisa de agradecimiento. Apenas una palabra podían pronunciar aquellos labios sellados por la pobreza extrema…
El joven mendigo sentía sus miembros entumecidos por el azote del frío y el viento. El abrigo no conseguía calentar el tembloroso cuerpo…Había llegado la hora de recoger sus pertenencias y dirigirse hacia el lugar donde tenía que pasar la noche… Iba comiendo un trozo de pan con queso que una clienta le ofreció y de vez en cuando se empinaba la botella de vino que había conseguido comprar en un supermercado, del que tuvo que escapar porque lo echaron de malos modos… Cruzó la calle como un sonámbulo y milagrosamente un vehículo dejó sus neumáticos pegados en el asfalto… El mendigo no oyó nada. Tan sólo sentía esa prisa por llegar lo antes posible a su “morada”, un refugio que nada ni nadie sería capaz de arrebatarle… Era preciosa su casa, unos muros gigantescos que le proporcionaban todo el amparo que necesitaba y una bóveda celeste plagada de estrellas que le sonreían desde lo más alto…
El calorcillo del vino le adormeció y su increíble mirada turbia por el alcohol contempló el prodigio nocturno… Sus ojos se cerraron finalmente, vencidos por el cansancio…
Un viento huracanado le sacó del sueño… Se encontraba muy mal y con un dolor que le oprimía el pecho y casi no podía respirar… Sintió que se ahogaba, cuando vio ante sus ojos tres figuras etéreas que parecían flotar en el aire… El hombre no sintió miedo al verlas y pensó que todo lo que se contaba sobre la Noche de Reyes era cierto y se sintió afortunado al verlos allí delante de sus ojos, pensó que estaban allí para ofrecerle un regalo . Una de las figuras extendió la mano como invitándole a que le acompañara, comprendió que no tenía nada que temer de aquellos seres maravillosos... Inexplicable no sintió frío ni calor, se apoderó de su cuerpo una extraña laxitud. Se encontraba maravillosamente. Habían desaparecido de su alma el dolor y la pena. Una necesidad extrema de relajarse y desprenderse de lo que cubría su cuerpo, le invadió… Sin sentir las inclemencias del tiempo, el hombre en toda su desnudez volvió a tenderse en el suelo, sobre los cartones y con una extraña sonrisa beatífica en el rostro se enfrentó a los seres que le contemplaban y se comunicaban con él en una lengua desconocida…Sus ojos se cerraron y una violenta ráfaga de viento arrastró accidentalmente una manta, cubriéndole…

Al día siguiente su cuerpo fue encontrado por los servicios de limpieza de la ciudad...Su rostro reflejaba la paz que nunca sintió en vida...

¡FELICES FIESTAS Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!

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