LA CASA DE LOS JEROGLÍFICOS, IV


Penetró con receló en la estancia, con la sensación de que estaba profanando un lugar sagrado. Un lugar que le estaba vedado... La última morada de algún dios arcano que se resistía a abandonar la eternidad. Aurora intentó leer lo que aquellas paredes querían revelarle y lo que descifró la llenó de incertidumbre.
Anhelaba encontrar los misteriosos secretos que se ocultaban tras los signos egipcios. Intuía que había algo amenazante en su trazo preciso, algo que se resistía a ser desvelado y la memoria del pasado quedaría sepultada para siempre entre aquellas paredes, como si en verdad fuera una moderna tumba faraónica.

..."Los enemigos de Osiris y sus maltratadores"...

..."Los enemigos de Horus. Oro de los Dioses. Ha llegado este Gran Dios a los postes de Geb"... Se está refiriendo a Seth y sus seguidores, pensó Aurora. La clara referencia al oro, se veía reflejada en el empleo del color dorado en la ejecución de los signos egipcios... Por un momento creyó que se encontraba ante el gran hallazgo del siglo XXI y se propuso descifrarlo desde el principio hasta el final... Lo primero que tenía que hacer era localizar al moderno Escriba, los graffiteros siempre acostumbran a firmar su obra. En segundo lugar, averiguar qué sentido tenía lo que tenía ante sus ojos. Estaba segura que aquello no era algo casual, y que su presencia respondía a algún plan preestablecido... Sea lo que fuere estaba decidida a investigar el asunto, pero a espaldas de la policía.

Pese a la desagradable sensación que la dominaba siguió con su meticuloso trabajo haciendo fotos, pretendía descifrar los jeroglíficos lo más preciso posible y pensaba documentar su trabajo de campo con las fotografías. En su labor siempre procuraba ser lo más profesional posible, detallista en exceso y poco dada al trabajo en equipo. Un individualismo extremo que la aislaba de todo lo que la rodeaba. Aurora se había convertido en un animal solitario poco dado a relaciones sociales… Y, ello se debía al creciente malestar que sufría ante la pérdida de fe en el futuro y la poca confianza que tenía en el desarrollo de las instituciones. Todo ello contribuía a crear una sensación de fragmentación general y aislamiento, convirtiendo su vinculación con la historia antigua en la única razón de su arraigo vital. Aurora amaba su profesión.

Estaba absorta en aquel espacio cuando oyó un ruido en la planta inferior. El corazón se descontroló, pensando en la posibilidad de que fueran los modernos escribas que venían decididos a culminar su obra… Aurora se acercó con cautela y ojeó por encima de la barandilla. No vio nada. Estaba inquieta, temerosa de que pudiera tener un encuentro no deseado con los autores de todo aquel delirio. Aunque deseaba conocer al autor. Era consciente de que en el caso de un encuentro fortuito ella estaría en franca desventaja. Tenía la certeza de que había algo raro en aquellos jeroglíficos. Cada vez estaba más segura que se trataba de un tipo de escritura mecánica o lo que viene a ser el resultado del fluir de la conciencia en un proceso que no proviene de los pensamientos conscientes de quien escribe. Comenzaba a creer que quizá algún ser espiritual intentaba comunicarse con nosotros utilizando la mente del graffitero.

Pero el cuartel parecía tener vida propia, de sus paredes parecía emanar un magnetismo que la tenía atrapada y aturdida. El miedo ya hacía de las suyas, caminaba con dificultad entre las agobiantes cuatro paredes de la estancia sintiendo la atmósfera cada vez más opresiva, como si fuera una polilla atraída por la llama.

Bastaba una mirada a su alrededor para comprender que en las paredes se representaba una alusión al Dios Ptha, y que ni siquiera los espejos habían escapado a la fiebre jeroglífica ya que se leía en la parte superior de uno de ellos:

…”He aquí el reflejo de mi alma…”

Aurora se sentía muy extraña en la habitación, tenía la sensación de que estaba siendo observada. Era tan intenso, que un escalofrío recorrió su espalda. Estaba tan obsesionada con todo lo que rodeaba al extraño fenómeno que no podía concentrarse en la lectura ancestral que tenía ante sus ojos. Volvió a escuchar otro ruido, parecía provenir de la planta de abajo. Y, de nuevo se sintió inquieta. El tiempo apremiaba, la noche se le echaba encima y cada vez le apetecía menos permanecer en aquel lugar tan inhóspito. Pese a su mente racional, imaginaba aquel lugar poblado por todo tipo de espíritus y demonios prestos a apoderarse de las almas de los incautos que osaban turbar su descanso eterno.

Casualmente se vio delante del espejo, no llevaba ni un segundo delante cuando empezó a sentir como una extraña laxitud comenzaba a invadir sus miembros. Trató de mantenerse despierta pero un extraño sopor la dominaba por completo. No tenía ningún control sobre sus miembros, las piernas casi no la sostenían y los párpados se le cerraban. Había algo raro, impreciso, en el reflejo que le devolvía el espejo... No sabía si atribuirlo a la expresión con la que le costaba identificarse… Repentinamente la brumosa imagen se vio tragada por un violento torbellino… Aurora contempló atónita lo que se desarrollaba en el espejo… Su reflejo había desaparecido y había dejado en su lugar una luna completamente velada por la oscuridad... Pero, el espejo volvió a cobrar vida y un remolino comenzó  a formarse, infinidad de círculos concéntricos de energía oscura, como si se tratara de un túnel. La mujer retrocedió asustada, aquello sólo podía ser una alucinación.

Unos gritos y un violento empujón la arrancaron del ensoñación en el que estaba cayendo, todavía se encontraba atontada, cuando percibió que era llevada en volandas por dos hombres. Se encontraba confusa y no sabía qué era lo que le estaba pasando…. Los hombres la depositaron con cuidado en el suelo, medio recostada contra la pared y esperaron a que se restableciera...

Unos vigorosos golpecitos en el rostro la trajeron de nuevo a la realidad. La impresión que recibió cuando vio ante ella a los hombres fue descomunal, lo primero que hizo fue apretar con fuerza el bolso.. Un gesto que no escapó a los agentes de incógnito. Para infundir tranquilidad y demostrar a la mujer que se encontraba en buenas manos, se presentaron.

…”¿Se encuentra bien señora? Preguntó solícito uno de los hombres. y se identificó sacando la placa, el compañero también hizo lo propio.

Aurora sólo se tranquilizó a medias… No tenían pinta de ser personas respetables, por muy agentes del orden público que fueran.

La egiptóloga logró levantarse con esfuerzo y contempló dos rostros masculinos que sonreían con alivio al descubrir que la indisposición de la mujer era pasajera.

..."¿Aurora Vargas?"... La mujer respondió afirmativamente.

..."Somos los agentes Martínez y Peláez y nos han asignado su protección y custodia durante la exploración del cuartel. Lamentamos el retraso, pero nos hemos encontrado con un atasco en la carretera"...

Una descarada mentira que la egiptóloga no encajó, al juzgar la irónica mirada que les dirigió"...

..."Ya lo veo y no necesitan poner excusas, son ustedes unos ineptos que no saben poner la o con un canuto"... Los agentes al escucharla abrieron unos ojos como platos y luego estallaron en carcajadas. Aquello encolerizo más a la egiptóloga. Desde luego, estaba visto que los cuerpos de seguridad del estado no le inspiraban ningún respeto.

..." Además de no ser puntuales, me salen con lo de no sé qué zarandajas del tránsito... Cómo si yo hubiera venido en patinete y campo a través... Pues, más vale tarde que nunca y ya lo he recorrido todo. He hecho las fotos, planos y recogido la información que precisaba... Así que ya no hay más qué hacer aquí y me retiro. Señores Martínez y Peláez"... Aurora apenas podía controlar su enojo y les contestó con absoluta frialdad.

Además les voy a dar una mala noticia, he creído detectar un mensaje dirigido a ustedes.

..."Custodiad a los que serán castigados
para que no escapen de vuestra furia ejecutora
para que no se libren de vuestros dardos asesinos
y así seréis justificados"...


Los dos hombres intercambiaron una mirada de circunstancias y después se alejaron, sin decir nada, como si se encontraran en un silencioso purgatorio... Aurora sintió el ominoso silencio como algo amenazante y no tardó en unirse a ellos.


Tras el desahogo y con un tono de voz más apagado comentó… “ Pues me encuentro bien… Muchas gracias” . Aurora se sentía un poco avergonzada con su innecesaria bravata, pensó que había sido injusta con aquellos hombres cuyo cometido era protegerla. Así que con el breve agradecimiento intentó subsanar el error.

El ambiente del lugar se había convertido en algo agobiante y la necesidad de escapar crecía por momentos…Aurora fue descendiendo por la escalera, seguida de cerca por los dos agentes. Deslumbrada por el nuevo descubrimiento. Los Jeroglíficos tenían otro significado al bajar. Aurora cerró los ojos ante la evidencia. ¿Qué era aquello? ¿Qué siniestro mensaje ocultaban aquellos signos primitivos de escritura. Los hombres la seguían en silencio. 

…” Ostia, tio”... Expresó Martínez tras dirigir una mirada a su alrededor.

…”Esto no se ha hecho en un día… Han" …

…” Vivían aquí...Eran okupas”... Le interrumpió la mujer.

…”Realmente tenía que ser así, porque el trabajo es concienzudo…. Y, aquí - Peláez señaló con el dedo- las típicas mamarrachadas satánicas”... Dijo señalando la recurrente estrella de cinco puntas invertida”.

...”¿Mamarrachadas? Inquirió molesta la egiptóloga…

…” Sepan que esto que están viendo es la  transcripción completa del libro de Los Muertos…”

…¿El Libro de los Muertos? Se interesó Peláez.

..."Sí, una especie de compendio de una serie de fórmulas mágicas para viajar por el Más Allá… Y, -prosiguió-lo que había en el cuarto de los espejos  es una recreación de la resurrección de Osiris...Una de las diosas que se sirven de su espejo mágico en la mitología es la egipcia Isis. Recordemos que en el mito Osiris es el hermano-esposo de Isis, el cual será despedazado por Seth y sus fragmentos esparcidos por el mundo. Gracias a sus artes mágicas y con la ayuda de su espejo, Isis localizará los pedazos de Osiris para poder recomponerlo y devolverle la vida.

Los hombres la contemplaban en silencio mientras Aurora les explicaba que Osiris fue despedazado por su hermano Seth y que su esposa Iris se encargaría posteriormente de recomponer su cuerpo con la ayuda de un espejo y de Anubis..

…” ¿Habla de los dos espejos grandes?”... Indagó Martínez.

…” No, hablo del pequeño altar que han dispuesto con los restos del espejo roto”...

…”¿Se trataba de un altar?Se interesó Peláez

…”Sí, exactamente”...Fue la breve respuesta de la mujer.

…”¿Y qué se venera? Los policías parecían visiblemente interesados en la mitología egipcia.

..."Cada cristal representa una parte del cuerpo de Osiris…. Se trata de recomponer el cristal del espejo como si fuera un puzzle"...Conforme iba explicando su pequeña lección de historia, Aurora se iba entusiasmando. Era evidente que sentía una auténtica pasión por todo lo que tenía relación con la cultura egipcia y su forma de interpretar el mundo.

…” Realmente increíble”... Comentó uno de los policías mientras se volvía para dirigirse a la habitación, quería investigar y cerciorarse de todo lo que les había explicado la egiptóloga.

..."¿A dónde va?”... Aurora captó de inmediato sus intenciones.

…” Pues me proponía volver a examinar el lugar"...Declaró visiblemente afectado por todo lo que acababa de escuchar.

…”Déjelo, - gritó desde la escalera- es peligroso estar aquí... Además ya tengo todas las fotos que necesito”...

Aurora contempló con inquietud como el policía volvía a adentrarse en la habitación de los espejos. Aquella historia estaba cobrando unos tintes muy peligrosos… Sobre todo desde que había descifrado un jeroglífico tenebroso en el que se mencionaba la decapitación y masacre de los enemigos.

El policía ignoró la advertencia y prosiguió con su escrutinio… Se acercó hasta el altar mencionado y lo observó con detenimiento. Encontró extraño el orden en el que estaban dispuestos los pequeños cristales. 
Pero lo que verdaderamente llamó su atención fue la extraña frase que parecía coronar el altar de los espejos: "attenzione, spazio cuantice"... Una frase en italiano, indicio que revelaba que en el lugar se habían congregado personas de todas las nacionalidades...

..." ¿Qué pintará la física cuántica aquí... Pues eso, Einstein a la orden del día? La enigmática frase todavía ocupaba sus pensamientos cuando experimentó el poderoso influjo que parecía emanar del espejo… En aquel momento la luna de cristal se oscureció. Al ver el fenómeno el hombre sintió un estremecimiento y una voz interior que le decía… “No mires”... Pero,  indiferente a la advertencia que su subconsciente le dirigía, se fue aproximando lentamente… Parecía hipnotizado, su mirada atrapada en el rutilante brillo del espejo le llamaba desde las profundidades más desconocidas…  De la superficie emanaba una espesa nube de humo que amenazaba con envolverle. Gritos y un estrepitoso ruido en la planta inferior le abstrajo del peligro que estaba a punto de correr... Salió del trance precipitadamente y agitó la cabeza tratando de liberarse del sopor que le aturdía y se dirigió hacia las escaleras. Sentía su mente poseída por infinidad de extraños sonidos metálicos y un frío glacial que recorría su espina dorsal. Era un hombre joven y fuerte, suspiró hondo mientras trataba de asimilar qué era lo que le estaba ocurriendo. Sacudió la cabeza como si peleara contra el sueño que le iba invadiendo.

Antes se asomó por la barandilla, pero no vio nada... Bajó como un autómata las escaleras. Le parecieron eternas, no tenían fin. Los jeroglíficos dibujados en peldaños parecían flotar ante sus ojos en ese discurrir del tiempo cada vez más lento. Comenzaba a sentir una extraña pesadez en las piernas, como si su cuerpo se hubiera convertido en una masa de plomo que avanzaba lenta pero inexorablemente hacia un destino incierto, el del vacío. Pronto sintió como su cuerpo se precipitaba ingrávido en el interior de un agujero negro. Fue distinguir a su compañero y a la egiptóloga y decidió escapar a la inmensa negrura que amenazaba con engullirle. La lucidez volvió a su mente y les contempló junto a un mugriento arcón. La tapa estaba levantada y la mujer y el hombre contemplaban el interior con espanto... El policía se acercó a sus compañeros a paso lento, como si un resquicio de lucidez se abriera paso en su mente... Al sentir sus pasos, los dos se volvieron y entonces pudo contemplar el miedo que reflejaban sus rostros...El momento pareció hacerse eterno... Y cuando por fin alcanzó el arcón lo que vio le provocó un espasmo en el estómago que le hizo vomitar... En el interior se encontraban los cuerpos sin vida de dos personas... Una rápida ojeada les permitió descubrir que llevaban los uniformes del cuerpo de policía...

El misterioso arcón y su macabro contenido se había convertido en el centro de atención de las personas allí reunidas y no fueron testigos de la escena que se desarrollaba en la planta superior... Una multitud de sombras negras flotaban ante la puerta de una de las habitaciones que daban al pasillo … Sombras lunares, vagas e imprecisas, difícilmente identificables.
Algo las sobresaltó y se produjo una leve oscilación brumosa en el aire. Parecía rodearlas el ruidoso sonido de un enjambre. La comitiva sideral se deslizó por el pasillo y penetró en la habitación cuántica, y dirigiéndose hacia uno a uno de los espejos, se arremolinaron en torno y fueron traspasandolo.
Después, el envolvente sonido se fue debilitando hasta volverse inaudible y un silencio mortuorio se apoderó de la estancia.



LA CASA DE LOS JEROGLIFICOS - CC by-nc-nd 4.0 - Catalina Cazorla Martínez

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