jueves, 25 de octubre de 2018

EL MERODEADOR NOCTURNO


Entre vírgenes subversivas y trasteros misteriosos aquí os dejo un relato basado en hechos reales....Dedicado cariñosamente a ese "Abreme, soy yo" que con tanta dedicación y entrega nos despierta  alguna que otra noche...





EL MERODEADOR NOCTURNO.

Estoy viendo el programa más terrorífico de la historia de la televisión “Sálvame Deluxe", amenizado por sus colaboradores fantasmales, fieles a su constante enaltecimiento de la mediocridad humana, cuando escucho el estridente sonido del timbre del vídeoportero. Es demasiado tarde y la tentación de no moverme del sofá casi me vence. Pero la curiosidad me domina, me acerco hasta el telefonillo y, extrañada, veo que no hay nadie. La pantalla recoge una imagen nocturna y solitaria de la calle. Decido olvidarme del asunto y me vuelvo para seguir torturándome con el "Sálvame". Pero, cuando voy por el pasillo el timbre vuelve a sonar. Esta vez parece más fuerte y desafiante, vuelvo a acercarme, miro y sigue sin haber indicios de presencia humana. Pienso que se trata de un bromista o unos adolescentes, jugando. Me aproximo con la intención de llamarles la atención, pero sigue sin haber nadie. Solo veo la calle desierta, débilmente iluminada por las farolas. Decido olvidarme del asunto, no pienso seguirles el juego… Cuando voy por el pasillo se vuelve a escuchar el insidioso timbre que ya está empezando a crisparme los nervios… La insolencia del intruso me enoja hasta tal punto que decido plantarle cara, y le pregunto abiertamente.-¿Quien es?- A duras penas consigo controlar el enfado que siento… Y, como sigo sin recibir respuesta … Vuelvo a preguntar ¿Quién eres?... Sólo me llega el silencio que impera en la calle que en ese momento encuentro desolador…
-”Esta broma ya dura demasiado. No hace gracia, cansa… Deja de molestar”... Cuelgo el telefonillo y me doy la vuelta para regresar al comedor, zanjando la cuestión… Pero, el intruso merodeador no se da por vencido y vuelve a tocar el timbre. Esta vez me parece burlón y canallesco. Dudo en acercarme, pero consigo vencer mis temores y le exijo que me responda. -¿Quién eres? y esta vez contesta : ¡Abreme, soy yo!….Encuentro la respuesta un tanto impertinente. ¿Quién es yo? . Replico en el mismo tono autoritario. Y, él reacciona, formulando la misma exigencia ¡Abreme soy yo!-
Entonces, ante la insistencia, decido abrir, porque pienso que le voy a ver la cara cuando entre… Pero, mi sorpresa es que entra y solo atino a visualizar una sombra oscura… En ese momento, el vello de todo mi cuerpo se eriza al pensar en el terrible error que acabo de cometer… Poco tiempo después escucho el familiar ruido que hace el ascensor al ponerse en marcha. Se detiene en mi rellano y se abre la puerta. Estoy tan asustada que ni siquiera ojeo por la mirilla, ante el temor a lo que pueda descubrir.. Pero él sabe que estoy detrás y me dice en tono autoritario y frío. - ¡Abre o te arrepentirás! -
Trato de controlar el temblequeo que se ha apoderado de mi cuerpo mientras le espeto con brusquedad… - ¡NO TE VOY A ABRIR, NO TE CONOZCO Y SI SIGUES IMPORTUNÁNDOME, LLAMARÉ A LA POLICÍA!”. Sin embargo, mis gritos no consiguen disuadirlo de los planes que tiene en la cabeza y vuelve a las andadas, si cabe más agresivo. Esta vez la voz suena más cercana y terrorífica. - ¡ABREEEEEEE!... Comprendiendo que es un acosador muy peligroso, llamo a la policía y doy parte de los hechos.. Después, envalentonada por el mismo pánico, le suelto a bocajarro ¡Qué sepas que acabo de llamar a la policía! Mientras trato de descubrir su temible presencia al otro lado de la puerta, utilizando la mirilla. Pero, el individuo es esquivo y sigo sin verlo…
La patrulla de la policía anuncia su llegada con la estridente sirena y en pocos minutos les tengo ante el vídeo portero. Les abro la puerta y en pocos minutos el traqueteante ascensor les deja en mi rellano, quizá en una inconsciente defensa de mi intimidad los agentes no fuerzan la entrada.
Les relato todo lo que ha pasado desde el mismo umbral. Ellos hacen su informe y se van, pero antes realizan una inspección de todo el edificio buscando al intruso acosador y no encuentran indicio alguno de él. Los agentes al comprender que su presencia no es necesaria deciden abandonar el lugar y me dicen que si el extraño suceso vuelve a producirse que les llame. Me despido y cierro la puerta con las dos cerraduras, la cadena y monto una pequeña barricada con una silla y el zapatero … La mala sensación no me abandona y me giro para ir al salón. Repentinamente, se produce un apagón en toda la casa y veo al final del pasillo una figura oscura que se recorta claramente contra los cristales del ventanal que hay en el salón… Grito poseída por un terror tan intenso que casi desfallezco. En ese momento me despierto…-.”Uf, qué alivio, solo ha sido una pesadilla”-
Miro el reloj y veo que son las 2:20 de la madrugada y me alegra pensar que aún puedo dormir alguna horita más. Pero cuando ya me encuentro más adormilada, me sobresalta el timbre del vídeoportero y a pesar del pánico que me invade por las secuelas de la pesadilla, me acerco hasta el telefonillo, descuelgo el auricular y ya no me sorprende no ver a nadie. En la pantalla se recoge una imagen de la calle un tanto perturbadora… Siento un ramalazo de miedo cuando cuelgo el aparato, y seguidamente se escucha una voz que retumba poderosamente en mis oídos y que me trastorna hasta lo indecible…
-”ABREEEEEEEE, SOY YO!”-

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