LA MALDICIÓN DE LOS GRIMALDI




“Somos lo que hemos hecho, seremos lo que hagamos o haremos”.
(Ley del karma
)

La controvertida familia Grimaldi está perseguida por una siniestra maldición que la prensa rosa sitúa en el siglo XIX, cuenta una leyenda que el Príncipe Rainiero I sedujo a una amante gitana y, posteriormente, la abandono. Entonces, la mujer se encolerizó y le lanzó una maldición: “Ningún Grimaldi encontrará la felicidad en el matrimonio”.

Pero, ya hay indicios de que existía una mucho más terrible y siniestra que la de la gitana despechada.

Desde la Edad Media, y, concretamente, desde la independencia de Génova en 1297, en que consiguió tomar el gran castillo gracias a la treta de introducirse los asaltantes de la fortaleza disfrazados de monjes, las muertes violentas e incluso extrañas, vienen dándose en el seno de está nación mediterránea.

La primera víctima fue Rainiero I quien una noche apareció misteriosamente despedazado a los pies de las murallas, sin que se supiese si se había caído o lo habían arrojado. Aquella primera muerte aconteció en el año 1300. Justamente en el mismo mes, pero 20 años más tarde, su sucesor, Rainiero II, murió envenenado, sin que se supiera a ciencia cierta quién era el culpable.

Dos décadas después, en tierras galas se combate a muerte entre diferentes ejércitos que participan en la Guerra de los Cien Años, y los monegascos no son ajenos a los hechos bélicos; Carlos I Grimaldi, un hombre valeroso y bueno, es asesinado por su propia gente cuando se dirigía hacia la Batalla de Crezzi en 1347.

En el año 1406, ocupa el trono un Grimaldi mujeriego, amigo de fiestas y de cacerías, y es en una de ellas, concretamente, que uno de sus acompañantes en las cacerías, lo confunde, por culpa de la niebla, con un venado, y lo atraviesa con una jabalina.

El siglo XVI empieza con constantes guerras entre españoles, genoveses y franceses, pero en Mónaco Juan II Grimaldi quiere mantenerse al margen de las confrontaciones y dar un respiro a su pequeño país, pero una noche mientras cenaba, su hermano, el príncipe Lucino Grimaldi lo asesina sin motivo aparente(1505). Curiosamente, poco antes, la abuela de la princesa monegasca, (Estefanía Carlota II) que ejercía la brujería y la videncia, había advertido a su nieta de la maldición real.

Pero, el príncipe fraticida, habría de probar su propia medicina, pues dos años más tarde, su sobrino Bartolomé Doria, lo asesina por la espalda.

Agostino Grimaldi (1523-1532), se convierte en una marioneta de los españoles que lo ridiculizan y muere, según dicen, de pena. Con Honorato I Grimaldi, (1532-1581) parece que la maldición empieza a desaparecer, pues todo va bien en el principado, e incluso la pequeña flota de los Grimaldi, participa en la batalla de Lepanto, junto a los españoles, pero durante las celebraciones, muere misteriosamente un hijo del monegasco.

Ya en el siglo XVII, Hércules II Grimaldi, hermano de Honorato II, muere cuando a uno de los miembros de su guardia personal, se le dispara accidentalmente el mosquetón en palacio.

Durante ese mismo siglo, dos herederos Grimaldi, mueren a una muy tierna edad, una niña ahogada, accidentalmente, con una cinta de raso que se le había envuelto en el cuello, y uno de los jóvenes príncipes, pocos años más tarde, ahogado en un estanque.

El príncipe Honorato III, vio como los franceses se apoderaban de su feudo, y Mónaco pasaba a ser una simple colonia gala, lo que le provocó un estado mental cercano a la locura.

Mónaco recobró su independencia en 1814, pero su artífice, Honorato IV, sólo pudo gobernar durante cinco años, pues murió joven, en 1819.

A mediados del siglo XIX, Florestán I Grimaldi se comenta que ha perdido la razón, y su sucesor Carlos III dentro de sus extravagancias vende la mitad de sus escasas tierras a Francia(Menton y Rocabrune); los remordimientos lo perseguirán hasta su muerte, cubierta por un halo de misterio, pues asegura verse perseguido por sus antepasados.

Tras la I Guerra Mundial, Mónaco firma un tratado con Francia, por el cual, cuando muera el último Grimaldi, el país pasará a manos galas, razón por la cual, Luis II que no tenía hijos legítimos se apresuró a reconocer a Carlota(fruto de sus aventuras con una lavandera) y la casó con el aristócrata Pierre de Polignac, padres del actual Rainiero III.

Y, aquí llegamos a la famosa princesa-actriz por todos conocida, Grace Kelly, que como todos sabemos murió en un accidente todavía no resuelto, pues es “vox populis” que la que conducía era una de sus hijas.

Posteriormente, la maldición alcanzaría a Stéfano Casiraghi, se mató en una lancha rápida el 3 de Octubre de 1990.

Una famosa tía que ha fallecido recientemente y a cuyo funeral asistió el Príncipe Alberto acompañado de Charlene, es el último ejemplo de los efectos de este acto de brujería. Esta mujer se casó tres veces y, su último marido falleció al poco tiempo de casarse.

Hasta hace poco se creía que el Príncipe Alberto no llegaría a tener hijos propios, por lo que se esperaba que Mónaco pasaría a ser de Francia.

Con la precipitada boda de Alberto y Charlene y los rumores de crisis debido a la supuesta aparición de un hijo ilegítimo del príncipe Alberto, que llevó a la Princesa Charlene a provocar varios intentos de fuga antes del enlace, la leyenda de la maldición de la Dinastía Grimaldi vuelve a estar de moda. Aparte de los rumores que corren sobre algunos detalles personales de índole sexual que afectan al príncipe monegasco, parece ser que esperó hasta los 53 años para casarse para evitar los designios de la gitana. La leyenda de infidelidad y los fracasos amorosos se han enseñoreado con esta familia y no creo que acaben...

Sólo el tiempo nos dirá si continua la Maldición de los Grimaldi….

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