CATALUÑA Y EL TESORO DE MOCTEZUMA

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Ahora me ha dado por los tesoros y como el de los Templarios está un poco lejano, os voy a hablar de otro más cercano y accesible: El Tesoro de Moctezuma. Una misteriosa historia que bien podría ser un cuento, pero que no deja de ser la inmensa dote de una princesa azteca oculta en algún lugar secreto de la geografía catalana. Una romántica historia que ha durado más de quinientos años dando lugar a infinitas conjeturas, acerca de su ubicación en algún lugar recóndito de Toloriu, un bello pueblecito que se halla encaramado en lo alto de una montaña, de apenas 14 habitantes que guardan celosamente el secreto de un tesoro casi mítico.

Dice la leyenda que es uno de los tesoros más grandes que jamás hayan existido ¿ en dónde se encontrará ?…..La historia del tesoro del emperador azteca enterrado en un pueblo perdido. Durante más de medio siglo, sus pormenores han dado tumbos, de boca en boca, por toda la región, y quien se acerque hoy a Toloriu, ese misterioso pueblo que está encaramado en una bella colina, se encontrará con una placa, puesta en el portal de la iglesia, donde dice que la princesa Chipaguazin Moctezuma, hija del emperador mexicano y esposa de Juan de Grau, barón de Toloriu, murió en el año 1537. Sobre este tesoro y sus forofos, los habitantes de Toloriu prefieren guardar silencio, pero, como suele suceder con las historias estupendas, ésta se ha ido contando en diversos documentos y publicaciones, y de paso se ha ido enredando con las historias del resto de los herederos del emperador Moctezuma, que hoy son más de mil y viven entre México y España. Parece que don Juan de Grau, a la sazón barón de Toloriu, se embarcó hacia el Nuevo Mundo con Hernán Cortés y que, una vez efectuada la conquista, buscando su media naranja entre la realeza local, se casó con la princesa chipaguazin…y, aquí, comienza la complicada historia de los herederos españoles del gran Moctezuma.

Este legendario tesoro del Alt Urgell data del siglo XVI cuando la princesa azteca Chipaguazin Moctezuma arribaba a la población de Toloriu, del brazo de su esposo, el barón Joan Grau. Según la leyenda, el catalán se trajo de América a los hijos de Moctezuma y como el primogénito vivía en Cáceres, abdicó de sus derechos a la corona azteca, y se pierde el rastro de otra hija, Isabel, la heredera, María Chipaguazin, se dice que se casó con el barón Juan Grau, pero existen rumores que aseguran que en realidad fue un amancebamiento ya que el noble era poco amigo de realizar trámites burocráticos y se limitó a organizar el secuestro de la muchacha y el cuantioso tesoro de monedas de oro, joyas y reliquias.
La historia, interesante pero confusa, relaciona a la princesa con un caserón, muy antiguo, denominado Vima o Bima que en azteca significa “Gran Señora” donde se cuenta que el matrimonio pasaba largar temporadas. Se encuentra situado sobre un collado cercano al antiguo camino de Quer Foradat a Martinet, pasando por Béixet. También se rumorea que se encontraba en la Iglesia de Toloriu, en la misma tumba de la hija del noveno emperador azteca. Esta tumba no existe en la actualidad. Se alega que fue destruida y saqueada en busca de las riquezas que, supuestamente, contenía. El tesoro en cuestión todavía no ha aparecido, pese a la intensidad de las numerosas búsquedas que se han realizado a lo largo de la historia. Y, es que dejaron multitud de pistas falsas con la intención de despistar a los saqueadores

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Un supuesto testamento de un nieto de la pareja manifestaba “Elegir sepultura en el vaso mortuorio situado al pie del altar mayor de la iglesia de Toloriu, donde reposan los restos de su abuela materna, María Moctezuma Chipaguazin, natural de tierras firmes de las Indias”.

A finales del siglo XIX los colonos encontraron en “la cort dels matxos” numerosas monedas de oro procedentes del tesoro de la princesa, que fueron vendidas al banquero “El Calçot”, de la Seu d´Urgell.

Antes de la guerra civil española se interesaron por este tesoro los alemanes que compraron por unas 3000 pesetas la masía Caló y todas las propiedades comprendidas entre Quer Foradat y la Casa Vima, pero no encontraron la fortuna que esperaban. Posteriormente, en la década de los 60, unos madrileños intentaron comprar la masía donde se supone que debieron vivir la princesa azteca y el Barón, pero sus esfuerzos también fueron infructuosos, no consiguieron dar con él.

Queda un detalle pendiente y que podría ser de gran transcendencia. Cuando los franceses tenían sitiado el Quer Foradat sus habitantes, a menudo, enseñaban a sus sitiadores truchas frescas por lo que los franceses supusieron que la roca de Quer Foradat estaba agujereada y sus habitantes podían bajar al río sin ser descubiertos. Indicios confusos de la existencia de algún túnel subterráneo, todavía sin descubrir…


Qué os animáis a buscar este legendario tesoro, si os decidís, ya tengo preparados el pico y la pala… y ya voy descifrando el código secreto de los aztecas para dar con él…

¡ES BROMA…

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