El proceso del fiscal general y la novela El proceso de Kafka comparten una serie de paralelismos absurdos y desesperantes, donde la burocracia opresiva y la falta de transparencia son las verdaderas protagonistas.
Diversos analistas y figuras públicas han utilizado el término "kafkiano" para describir el reciente juicio al Fiscal General del Estado (El Proceso del Fiscal General) en España, estableciendo paralelismos entre ciertos elementos del caso y la novela El Proceso de Franz Kafka.
El proceso de Franz Kafka y el caso del Fiscal General del Estado (asumiendo que se refiere a un caso actual que genera debate público sobre el sistema judicial, como el que ha rodeado a figuras políticas y no tan políticas, en España) comparten la sensación de lo absurdo, la impotencia del individuo ante una maquinaria burocrática incomprensible y la falta de transparencia.
El legado de Kafka sirvió de catalizador e inspiración para el movimiento existencialista. Autores como Sartre y Camus reconocieron su maestría al plasmar la "filosofía de la existencia" en la ficción. Su estilo narrativo único, que describe eventos extraños con un tono clínico y realista (lo que se conoce como "kafkiano"), se convirtió en un lenguaje indispensable para expresar la complejidad y la desesperación de la condición humana moderna.
Los puntos en común o analogías mencionados en el debate público incluyen:
Sensación de Proceso Incomprensible y Absurdo
Tanto en la novela como, según algunas voces críticas, en el juicio al El Proceso del Fiscal General, se ha señalado una sensación de que el proceso legal es un laberinto burocrático que escapa a la lógica y a la comprensión de los implicados y del público. La narrativa kafkiana se centra en la lucha del individuo contra un sistema judicial hermético e inalcanzable, una descripción que algunos han aplicado a la complejidad y las circunstancias excepcionales del caso del El Proceso del Fiscal General.
Falta de Claridad en la Acusación y la Evidencia
En El Proceso, el protagonista, Josef K., es arrestado por un crimen que nunca se especifica claramente, y pasa toda la novela intentando comprender la naturaleza de su falta. En el caso del El Proceso del Fiscal General, algunas opiniones han sugerido una falta de estándares de prueba claros y un "desorden incomprensible" en la forma en que se analizaron las pruebas, generando dudas sobre la base sólida de la condena para ciertos observadores.
El "Juicio Paralelo" y la Presión Mediática
La defensa del El Proceso del Fiscal General denunció la existencia de un "juicio paralelo" en los medios de comunicación, que, según ellos, creó un entorno adverso para la presunción de inocencia. Este ambiente de escrutinio público y condena social antes de una sentencia firme puede compararse con la forma en que la reputación de Josef K. se ve irrevocablemente dañada por el mero hecho de ser procesado, en un sistema donde la opinión pública y los rumores juegan un papel importante.
La Burocracia Opresiva y la Despersonalización
La novela de Kafka es una alegoría de la burocracia moderna, donde los funcionarios se multiplican y el individuo se siente impotente ante la maquinaria del Estado. Las críticas al juicio del El Proceso del Fiscal General a veces mencionan la rigidez del sistema judicial y la forma en que los procedimientos legales parecen priorizar la forma sobre el fondo, despersonalizando al acusado.
Contradicciones Internas y Falta de Transparencia
En el juicio al El Proceso del Fiscal General, la existencia de votos discrepantes y diferentes interpretaciones de la condena por parte de las magistradas ha sido destacada en la prensa. Esto ha llevado a algunos a hablar de "jueces que condenan al Fiscal General por una filtración de la cual no hay pruebas mientras ellos mismos filtran las deliberaciones", reflejando una falta de coherencia y transparencia que recuerda a la naturaleza contradictoria y opaca del tribunal kafkiano.
El Arresto y la Acusación Indefinida
En Kafka: Joseph K. es arrestado una mañana sin saber por qué. La acusación nunca se especifica claramente, y la maquinaria legal se pone en marcha sin un motivo aparente, más allá de la "culpa" existencial.
El Proceso del Fiscal General: El fiscal general se despierta una mañana y, en lugar de dos guardias educados, se encuentra con un torrente de titulares de prensa y tuits airados. La "acusación" real es tan vaga como la de K.: "ser parte del sistema", "conflictos de interés", o alguna otra noción abstracta que los medios (y el tribunal de la opinión pública) pueden retorcer a voluntad. Como K., pasa el resto del proceso intentando adivinar de qué se le acusa exactamente, en un juego de la gallinita ciega legal.El acceso a la información funciona con el mismo principio que las puertas del sistema judicial de Kafka: solo se abre para el guardián, y nunca para ti, el ciudadano de a pie.
El protagonista
Kafka: Joseph K. es un tipo normal atrapado en una pesadilla legal.
“Joseph K. al menos se confundía por inocente. Vuestro protagonista se confunde… con él mismo.”
El Proceso del Fiscal General: Aquí el protagonista es el propio sistema judicial, que un día decide hacerse un auto-spin-off a lo HBO:
‘El Proceso del Fiscal General: La Autoinvestigación’
– Una serie donde todos son sospechosos, especialmente los que intentan aclarar algo.
La Burocracia Laberíntica y las Instancias Infinitas
En Kafka: Los tribunales están en buhardillas mugrientas, los abogados son inútiles y el proceso es un laberinto sin fin donde cada paso lleva a más confusión, no a una resolución. La jerarquía es incomprensible. Sin lugar a dudas Kafka diría: “En mi novela la burocracia es opresiva, sí. Pero la vuestra tiene grupos de WhatsApp. Eso es ya tortura psicológica nivel ONU.”
El Proceso del Fiscal General : El proceso real se desarrolla en múltiples instancias judiciales, cada una con sus propias normas, plazos y recursos. Intentar entender la cadena de mando o quién tiene la última palabra es como intentar encontrar la lógica en los pasillos del tribunal de Kafka. La única diferencia es que, en el caso del fiscal, el "abogado" que le defiende probablemente cobra lo suficiente como para permitirse un despacho con ventanas de verdad, no una buhardilla. solo que ahora tienen aire acondicionado y Wi-Fi (pero siguen sin encontrar el expediente).El manual de instrucciones del sistema judicial se perdió, y ahora todos improvisan la acusación con la misma seriedad que Kafka describió.
La Omnipresencia y la Paranoia
En Kafka: El tribunal infiltra todos los aspectos de la vida de K. No hay escape; la ley está en todas partes y en ninguna al mismo tiempo. Ambos son peones en un juego de ajedrez gigante, solo que K. al menos tenía la excusa de que la novela se escribió hace un siglo.
El Proceso del Fiscal General: La "ley" omnipresente es la opinión pública, los periodistas y los rivales políticos. Cada movimiento, cada palabra, es analizado con lupa. La paranoia es un requisito del puesto. Joseph K. se sentiría como en un retiro espiritual comparado con la vigilancia constante a la que está sometido el fiscal en la era de las redes sociales.
La burocracia como forma de tortura
Kafka: El proceso es interminable, absurdo, plagado de funcionarios que hablan como si hubieran leído el BOE al revés.“La diferencia es que a Joseph K. lo acusan sin pruebas, mientras que al El Proceso del Fiscal General lo acusan… con tantas pruebas que la impresora ya pide baja por ansiedad.”
El Proceso del Fiscal General: Igual, pero con ruedas de prensa, filtraciones, y tertulianos que opinan como si ellos sí hubieran leído el BOE… aunque claramente tampoco.
Transparencia… o la ilusión de ella
Kafka: No hay transparencia. Todo es secreto, oscuro, laberíntico.
El Proceso del Fiscal General: Sí hay transparencia… pero sólo en forma de transparencias que se filtraron antes de tiempo a los medios.
El proceso kafkiano es opaco; el caso El Proceso del Fiscal General es tan transparente que parece un cristal… lleno de huellas dactilares.
La Resolución Inevitable y Absurda
En Kafka: Después de un año de lucha inútil, K. es ejecutado "como un perro" en una cantera, sin un juicio justo ni una condena formal.
El Proceso del Fiscal General: El fiscal general se enfrenta a un destino similar. No será ejecutado en una cantera (eso sería demasiado "due process"), sino que será "ejecutado civilmente" o "cesado" de su cargo, con su reputación hecha trizas, sin que la verdad completa importe realmente. Al final, al igual que K., solo le quedará la "vergüenza" de un procso que nunca entendió del todo y que lo consumió por completo.
En resumen, la única diferencia real es que la novela de Kafka es ficción y el proceso del fiscal general tiene que fingir que es justo. Y eso, damas y caballeros, es el colmo del humor negro.
La tragicomedia (o humor negro) surge de ver cómo las descripciones literarias de la alienación y la angustia existencial de Kafka ante la maquinaria del poder resuenan, con un siglo de diferencia, en los complejos y a veces incomprensibles entresijos del sistema judicial moderno y la política de alto nivel.
El final
Kafka: Ya sabemos: mal, muy mal. Spoiler: no acaba haciendo turismo.
El Proceso del Fiscal General: No sabemos el final, pero huele a esos finales que indignan a medio país y dejan al otro medio diciendo:
“Bueno, podría haber sido peor… ¿o no?”
Kafka: “Al menos mi protagonista tenía un final claro. En vuestra historia, el final es un bucle: cada juez investiga al juez anterior hasta que volvemos al primero. Un círculo vicioso judicial, versión española.”
El mensaje moral
Kafka: La Justicia, cuando se deshumaniza, se convierte en una pesadilla sin salida.
Pues eso: “Yo inventé la pesadilla. Vosotros la habéis convertido en un procedimiento administrativo vigente.”
El Proceso del Fiscal General: Aquí el mensaje parece ser:
“La Justicia es ciega… pero también parece que se tropieza con sus propios expedientes.”
Conclusión final
Si Kafka viviera hoy, no escribiría El proceso.
Escribiría:
“La Fiscalía que se Investiga a Sí Misma: Tragedia en un acto, comedia en veinte autos judiciales.”
Y al final pondría una nota:
“Cualquier parecido con la realidad NO es coincidencia.
Es que la realidad me plagia.”
Y, no podía faltar un chiste con sentido del humor muy negro.
Dicen que el caso del FGE se parece a El proceso de Kafka.
La diferencia es sencilla:
En Kafka, acusan a un inocente sin pruebas.
En el caso del FGE, hay tantas pruebas que el expediente pesa más que la Constitución… y aun así, nadie sabe quién investiga a quién.
Al final, Joseph K. pregunta:
—¿Esto es una pesadilla?
Y el FGE responde:
—No, hijo… esto es España.

Comentarios
Publicar un comentario