CRÓNICA DEL REY DESVIADO




"¡Feliz Navidad! Que vuestros regalos sean caros, vuestras digestiones ligeras y que vuestro cuñado este año hable un poquito menos. Que la única 'blanca Navidad' que veáis no sea la montaña de platos sucios en el fregadero. ¡A disfrutar!".

Y, ahora, un cuento ambientado en la navidad, para que no decaiga la FIESTA.

Feijóo, "El Cuarto Rey Mago" 

Dicen las crónicas apócrifas —esas que se leen al revés y con linterna— que además de Melchor, Gaspar y Baltasar hubo un cuarto Rey Mago.
Se llamaba Feijóo de Oriente, aunque nadie tenía muy claro de qué Oriente ni hacia dónde iba exactamente.

Partió siguiendo la estrella… pero justo entonces ocurrió el eclipse.
Un eclipse total, denso, administrativo, lleno de informes contradictorios.
La estrella desapareció y Feijóo, prudente, decidió esperar a que se aclarase el cielo.

—No es momento de precipitarse —dijo—.
—Ni de avanzar —añadió—.
—Ni de retroceder, por si acaso.

Mientras los otros tres llegaban a Belén con oro, incienso y mirra,
Feijóo convocó una reunión de camellos, creó una comisión de seguimiento del eclipse
y pidió un informe técnico para confirmar si aquello era realmente una estrella o solo una percepción subjetiva del firmamento.

Pasaron los días.
Luego las semanas.
Luego varias encuestas celestiales.

Cuando por fin el eclipse se disipó, Feijóo retomó la marcha…
pero tomó un desvío moderado, no fuera a ser que Belén estuviera demasiado a la izquierda del pesebre.

Llegó tarde. Muy tarde.
El Niño ya había crecido, María estaba empadronándose en Nazaret
y José había montado una pyme de carpintería sostenible.

Feijóo dejó su regalo:
un programa perfectamente encuadernado,
sin oro, sin incienso, sin mirra,
pero con muchas notas al pie y ninguna decisión concreta.

—Yo venía a gobernar el portal —explicó—,
pero el contexto no acompañaba.

Desde entonces, cuando hay eclipses, dudas o estrellas titubeantes,
los Reyes Magos miran al cielo y murmuran con respeto:

—Cuidado…
—Que no se nos pierda otra vez el Cuarto.

Y en algún punto del desierto, aún hoy,
un Rey Mago camina en círculos,
siguiendo una estrella que podría ser,
pero mejor confirmarlo mañana.


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