Hoy mi publicación es una reacción al discurso supremacista del líder de Vox, que he visto en un vídeo.
En el comenta con la típica arrogancia a la que nos tiene acostumbrados el caudillo, nombre que no quiero ni pronunciar, porque me provoca acidez estomacal, su particular versión del Apagón, Y, en el que tiene su momento de "gloría" cuando se refiere al apagón que todos tenemos en la cabeza, y que difícilmente olvidaremos, cuando manifiesta sin pudor ni vergüenza, que cuando da explicaciones a amigos, aliados y otros actores, ve como hacen verdaderos esfuerzos por aguantarse la risa cuando oyen hablar de transición verde competitiva, cuando es el presidente el que ha conseguido el primer apagón contra su país.
Aprovecho la excelente e impactante serie del ETERNAUTA, para establecer un paralelismo y tratar de explicar el apagón, que todavía nos atormenta, pero que al señor Abascal y sus fieles seguidores les da mucha risa.
"Terraplanista" me vais a llamar, si tenéis la “santa paciencia” de llegar hasta el final, pero ya os digo, que si “conoces mundo”, sobre todo “volando”, se puede apreciar desde el cielo la curvatura de la tierra, pasa si no llevas durante todo el trayecto que dura el viaje un “acojone” de padre y señor mío, que más que la curva, es muy posible que lo que vean es cómo pasa su vida por delante en un instante, acongojante, ¡poca broma!. Creo sin lugar a dudas que algunos, más que estar pendientes de la redondez de la tierra, esperan con ansia el momento de bajarse del avión y besar el suelo que pisan. Y, es que corazones, la matemática se lleva la fama de ser una asignatura de las más difíciles, pero la geografía se lleva la palma de la mano, pero ahí está, los “sobresalientes”, todos “meteorólogos" y los “ceros patateros” todos “terraplanistas”. Y, ya os digo que un “cero” en un alumno de clase media tirando a baja, es una reprimenda segura, pero en uno de clase alta, pues da lo mismo, donde el niño no llega, lo cubre el dinerito de papá, por eso de tanta falsificación.
Y, dejando ya de divagar, como decía, la maravillosa serie “EL ETERNAUTA”, comienza con un apagón generalizado, más o menos como el que ocurrió en España el 28 de Abril, y el protagonista que está jugando al MUS con sus amigos comienza a elucubrar hipótesis y una de las que formula es precisamente esta: "Un pulso electromagnético es una onda de energía electromagnética, puede ser ocasionado por eventos naturales como rayos o tormentas solares, o por actividades humanas. Los campos eléctricos y magnéticos creados pueden afectar a los sistemas eléctricos y electrónicos provocando picos de tensión que puede dañar, interferir o destruir dispositivos eléctricos."
En el caso de España, la demanda energética cayó bruscamente, provocando lo que los expertos denominan un “cero energético”: Una caída total de tensión que dejó sin suministro a toda la Península Ibérica, Francia, Portugal, Alemania, Finlandia y Países Bajos, dejando a millones de usuarios sin luz y graves problemas. Al parecer, Abascal, desconoce este hecho, bastante importante, además.
Esto es el resultado de las políticas de Donald Trump que, en su lucha por la hegemonía global priorizó una estrategia de fortalecimiento de la soberanía nacional e impulso estrategias que buscaban reposicionar a Estados Unidos como centro del poder mundial.
Esta táctica de control ha convertido el espacio en los últimos años en un campo más dentro de la competición geoestratégica entre Estados Unidos y China, hasta el punto de que Donal Trump, creó en su primer mandato una Fuerza Espacial con capacidades militares, y China tiene otro tanto, en la actualidad, El gigante asiático ha superado todas las expectativas y se ha colocado en primer lugar.
Pero, Donald Trump va más allá, y firmó una Orden Ejecutiva para proteger a EEUU de ataques de pulsos electromagnéticos y también para usarlos.
Donald Trump y su amigo Elon Musk, emprendieron la electrificación del espacio exterior, para generar la amenaza de una Guerra en el Espacio: la militarización de la Órbita Terrestre Baja y sus implicaciones para el futuro de la Sociedad.
Así, que España y algunos países europeos fueron escogidos como "conejillos de indias", para evaluar el impacto de un pulso electromagnético y sus consecuencias a gran escala. Y, por supuesto, dadas las circunstancias, no fueron seleccionados por su escasa capacidad de reacción ante un ataque similar.
Este decreto presidencial titulado “Coordinación de la resiliencia nacional a los pulsos electromagnéticos” instruye a las agencias federales a crear una lista de sistemas esenciales cuya interrupción abrupta pudiera poner en peligro la seguridad del país.
Curiosamente, Abascal, se reunió con Donald Trump a finales de Febrero, y se presentó como el futuro presidente de España. Un breve encuentro que duró apenas 15 minutos, pero que fue muy productivo. Dos meses más tarde tenía lugar un apagón sin precedentes en España y parte de Europa. Y, lo más sorprendente, es que a diferencia de la Generalitat valenciana, durante la DANA, que en ningún momento declaró el estado de emergencia para delegar en el gobierno, ahora, en estas especiales circunstancias, 7 comunidades de Partido Popular, incluida Madrid, se pusieron a la media hora de comenzar el apagón, bajo la tutela del gobierno central. Igual se fueron todos al ventorro para festejarlo. No hace falta ningún comentario, sabían perfectamente lo que estaba ocurriendo en esos momentos.
Y, surgió la solución, y es que amigos, apareció una noticia en la prensa y en ella, una entrevista con Zelensky, avisaba de que apagones como los de España son un “reto” al que responder “juntos”. Comentaba el líder ucraniano, tendiendo su mano a España y Portugal y poniendo toda la experiencia de Ucrania en esta situación al servicio de España y Portugal.
Zelensky ofreció la experiencia única de Ucrania a la hora de proteger y restaurar el suministro eléctrico. "La guerra nos ha enseñado mucho, no solo a recuperarnos después de ataques con misiles y bombas de Rusia, sino también a gestionar ciberataques y otras amenazas”.
Al segundo día, la prensa portuguesa desvelaba, cuando ningún organismo oficial se quería pronunciar sobre el origen del apagón, que apuntaba a un extraño fenómeno atmosférico llamado “vibración atmosférica inducida”.
“Un fenómeno atmosférico raro” quizá no tanto para Donald Trump y Santiago Abascal.
Una tormenta solar desde luego no fue, entre otras cosas porque no es inducida, y además hubiéramos sido testigos de la aparición de auroras boreales. Así que a buen entendedor pocas palabras bastan.
Posteriormente, se comentó que la teórica “variación atmosférica inducida” citada en Portugal carecía de respaldo científico y el país luso ha tenido que retractarse. Igual imitan a Galileo, cuando tras su abjuración, por defender sus ideas, pronunció: “Y, sin embargo se mueve” Pues eso, la eterna lucha entre la ciencia y el fanatismo.
Y, mientras tanto, nuestros políticos mareando la perdiz diciendo que el apagón fue cosa de un exceso de renovables o por una falta de nucleares.
Muy claro está lo que pasó, si no a qué viene el empeño de Pedro Sánchez en la apertura de una “Casa “ para la reconstrucción de Ucrania y la organización de un foro con empresas que están interesadas en participar en ayudar al país, pues por algo tan solidario como “hoy por mí, mañana por ti”.

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