Hoy os quiero relatar un cuento sobre Gamusinos, aprovechando que se ha puesto de moda esa aplicación de internet que se dedica a buscar POKÉMONS por todas partes y que por lo que parece se ha convertido en una fiebre de la que difícilmente se puede escapar…
La historia comienza con la llegada de Paco al pueblo aquella misma tarde. Y, desoyendo a sus padres, esperó el momento oportuno para escaparse y salir en busca de sus fantásticos primos. Emprendió una loca carrera, pues la tarde se le echaba encima y estaba tan impaciente por encontrarse con ellos que casi volaba sobre el viejo adoquinado.
Su impaciencia infantil le empujaba de manera casi temeraria por una de las calles más antiguas del pueblo, donde había nacido su padre… En menos de 10 minutos, acalorado por el esfuerzo realizado, se encontraba ante la maciza puerta de la casa de sus parientes….Aporreó la puerta y ante su reiterado entusiasmo, no tardaron en abrirla. Lo recibió una cara femenina con la expresión más malhumorada que imaginarse pueda. El chico no se extrañó porque el malhumor era un rasgo genético de la familia. Cuando la mujer reconoció al visitante su expresión cambió y abrazó al niño con todas sus fuerzas, era su tía Isabel… El cariño que sentían por los suyos, ese era otro rasgo familiar, muy destacable...
…”¿Quién es mamá? Gritaban al unísono los chiquillos, desde el interior de la casa.
…” ¡Venid y mirad. Veréis qué sorpresa!” . Replicó la mujer con un deje de sorna que los niños no captaron…
Los chiquillos se acercaron hasta la puerta llenos de curiosidad, y con un bocadillo de chorizo que les ocultaba la cara…
Paco estaba hambriento, como era costumbre, y miró con los ojos muy abiertos la barra de pan con fundamento que sus primos se estaban metiendo entre pecho y espalda…
Era evidente, al niño le hizo más gracia la visión del condumio y se olvidó de abrazar a sus primos.
La mujer muy ducha en estas cosas de la vida, le preguntó:
…” Paco has merendado"… Paco había merendado, pero en cambio, respondió:
…” No tía, no he merendado”... Replicó con inocencia..
…” Será posible, que hayan dejado salir al crío sin darle la merienda… Eso es cosa de ella, seguro"..
La mujer se alejó refunfuñando, por lo bajo, camino de la cocina, notoriamente enojada. Volvió a aparecer al poco rato con otro gigantesco bocadillo que le ofreció a su sobrino…
…”Bueno, ahora os dejo para que juguéis… Sed buenos -dijo dirigiéndose a los “trastos” de sus hijos- que si no luego vuestro padre os arreglará el cuerpo”...
Luego se marchó y cerró la puerta…
Cuando se encontraron solos, se acercaron hasta la ventana y contemplaron que ya era de noche y las estrellas brillaban en el cielo con intensidad.
…” Mirad ya se ha hecho de noche, seria chulísimo salir ahora a buscar gamusinos"... Dijo uno de los primos con entusiasmo.
… “ ¿Qué son los gamusinos?”... Preguntó Paco, intrigado.
…” Son unos bichos muy feos que solo pueden cazarse de noche”...
… “ ¿Y esos bicharracos son peligrosos? Paco siempre había sido un poco miedoso.
…”Si actúas con rapidez y lo metes en el saco, no… Pero si te descuidas puede darte un mordisco. Más de uno se ha quedado sin nariz”...
….”Aquí tengo el saco y la linterna..Saldremos por la ventana, sin hacer ruido para que nuestros padres no se enteren, porque nos puede caer una buena”...Comentó Pedro, el mayor de los tres primos.
La casa era una planta baja, así que salir por la ventana no supuso problema alguno y menos para unos niños que aún no habían cumplido los 14 años…
Los tres jovencitos corrieron hasta el bosque cercano y pronto perdieron de vista las luces que anunciaban la existencia de su casa…
Una vez se encontraron rodeados de oscuridad en el bosque, se sintieron momentáneamente acobardados… La noche parecía intensificar los extraños sonidos que se escuchaban. Aquello no auguraba nada bueno. Podía ser un indicio de la presencia cercana de un gamusino …
Con los pelos de punta por el miedo, intentaron aguzar el oído por si escuchaban el grito del siniestro gamusino anunciando su quimérica existencia en aquel lugar invadido por las sombras….
Pedro, el mayor, encendió la linterna, barriendo con su luz toda la extensa vegetación que tenía a su alrededor… Era su imaginación o los árboles parecían gigantescos bajo la oscuridad…
Sin pensarlo dos veces, le entregó el saco a su hermano Diego, que tenía el antebrazo en una posición un tanto anómala, debido a las numerosas roturas que había sufrido "gracias" a su pasión por las alturas.
Había llegado la hora de dar caza del escurridizo gamusino, que seguramente permanecía agazapado en algún lugar del bosque tratando de eludirlos, porque tenia más miedo que ellos…
Paco sentía emociones encontradas, por un lado estaba deseando empezar con la caza; pero por otro, le faltaba muy poco para salir corriendo en dirección a la casa…
La voz apagada de Diego le trajo hasta la realidad...
De repente, Pedro, se perdió entre los arbustos y les sobresaltó gritando como un poseso:
…” Uno, he encontrado uno.--Traed el saco, antes de que me muerda”... su hermano acudió al reclamo y se lo ofreció… El pobre gamusino se perdió en el interior. Entonces empezaron a escucharse unos desgarradores sonidos, parecían brotar del interior del saco… Los niños lo miraron con horror.. Pues lo que había en el saco había comenzado a deformarse y a aumentar de tamaño y se estaba agitando con violencia. Y una luz fosforescente iluminó el saco.
Aquello fue demasiado, los críos comenzaron a chillar dominados por el pánico...
…¡Qué es esto, jamás nos ha pasado nada igual… Déjalo, no vaya a ser algo peligroso y nos haga daño! Logró articular, casi bronco por los gritos que estaba dando..
…”Suelta el saco, y vámonos”...Le apremiaba su hermano…
Pedro soltó el saco como si le quemara y todos salieron corriendo, Paco, el primero, y es que el miedo parece que da alas. Huían despavoridos del bosque como si el mismo demonio transformado en gamusino infernal les persiguiera…
Al poco rato, cuando ya se encontraban bajo el techo protector de su habitación, los primos le relataron a Paco que habían intentado gastarle una broma con la búsqueda del gamusino, un bicho que no existía. Hasta ese día habían creído que era una leyenda popular creada para asustar a los niños, pero esa noche habían tenido la evidencia de que quizá no era una fantasía….
¿Y, tú, qué crees… Osarías perderte una noche oscura en un bosque, para darle caza al esquivo gamusino?
Este cuento "de terror" (y los demás) revelan mucho ingenio.
ResponderEliminarMuchas veces me he preguntado de dónde surge esa necesidad en el ser humano en sufrir la angustia y el miedo que pueda proporcionarle la narrativa u otro género artístico. Me da que, como no podemos librarnos de lo que hay de feo en la existencia, al menos queda el recurso de sublimarla, en el sentido de "subliminarla" (que es una palabra que no está registrada en el diccionario pero que debería estar, en lugar de tantas paridas que incluyen). ¿Y no es posible que haya también una necesidad de condensar todos los miedos, atávicos y no atávicos, en uno solo para nuestra comodidad y definir bien al "enemigo" (aunque fuese erróneamente y como ha sucedido en épocas de histeria colectiva?
Es lo que hace la infancia o cierta infancia para el que los juegos de Nintendo y estas empresas no es sino un medio para alimentar su imaginación como paso previo para salir al bosque a cazar gamusinos. Aunque no estoy seguro de que esos juegos de electrónica sirvan para alimentar la imaginación y no para entontecer.
Por cierto, no hay que desdeñar el terror en los niños, como tampoco en los individuos de otra especie, que es una percepción condicionada a nuestro tamaño.
Me ha sorprendido la reflexión que ha hecho, porque yo pienso igual, el terror no deja de ser esa canalización de todos los miedos que nos acucian, la muerte, la oscuridad, pero por encima de ese temor está la pérdida de control que se puede manifestar ante lo desconocido, cuando se presenta conflictivo, porque el miedo está siempre entre nosotros. En nuestra infancia se alimenta directa e indirectamente de los monstruos que habitan bajo la cama y en el armario. Pero, esos personajes no pertenecen al mundo sobrenatural, son cercanos y tangibles, pero más dañinos que los que crea la imaginación… Sólo la creatividad literaria, entre otras, nos enseña el camino para vencerlos… Esta catarsis de la literatura de terror es lo que provoca que tenga tanto arraigo en la cultura de los países...Sobre todo en tiempos de crisis y malestar social.
ResponderEliminarGracias por el comentario porque le ha dado valor a mi blog… Un abrazo.
Un abrazo también para ti, Catalina.
ResponderEliminarSi tan interesante es comprobar cómo nuestros terrores dan tan buenos frutos en el campo de la creación, también lo es cuando producen auténticos monstruos en el de la política. En este último caso, la creación del monstruo sigue siendo una catarsis, como dices, aunque los miedos a los problemas que acucian pueden parecer lo suficiente terribles a los que lo sufren como realidad o como amenaza, que un país puede llegar a considerar más cómodo desviar la vista de estos y apuntar su odio a los aguafiestas que exponen el problema. Un miedo emparentado con el analfabetismo y la pereza mental, pienso, aunque también con unos determinados valores morales que hacen añorar los tiempos en que Curro se iba al Caribe (para hacer exactamente lo mismo que entonces, en época de bonanza económica en la que se disfrutaba de un dinero que se revelaría ficticio. ¿Para qué pararse en hallar las conexiones entre determinadas carencias de personal en un hospital público de tu ciudad y la banca alemana cuando coletas, judíos o campos de concentración de Corea del Norte son cosas más tangibles y fáciles de digerir?
Abrazos
«La mejor arma política es el terror. La crueldad impone respeto; los hombres podrán odiarnos pero no queremos su cariño, sólo queremos su miedo». Heinrich Himmler
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