DUELO




Cuando perdemos un ser querido, llora el alma y no existe consuelo para esa experiencia tan dolorosa. Ese dolor cruel y amargo porque es el lamento de nuestra alma aniquilada. Ese dolor que se clava punzante en el corazón y se queda ahí pegado, hasta que el paso del tiempo cura la herida, transformando el dolor en amor y agradecimiento hacia ese ser querido. 

Su forzada ausencia nos permite descubrir la fortuna que nos ofreció la vida al poner en nuestro camino esa persona, por lo que siempre vivirá en nuestro recuerdo y en nuestra memoria.. 

Hasta aquí mi pequeño homenaje hacia mi tía, por esos abrazos tan tiernos que me daba y porque desde que se ha ido no hay hora del día que no ocupe me mente.... 

 Francisco de Quevedo - "Amor constante más allá de la muerte"

 Cerrar podrá mis ojos la postrera

 sombra que me llevare el blanco día,

 y podrá desatar esta alma mía 

hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no, de esotra parte, en la ribera, 

dejará la memoria, en donde ardía:

nadar sabe mi llama la agua fría,

 y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,

 venas que humor a tanto fuego han dado, 

médulas que han gloriosamente ardido

su cuerpo dejará, no su cuidado; 

serán ceniza, mas tendrá sentido;

 polvo serán, mas polvo enamorado. 

Comentarios

Entradas populares