LA ISLA DE LAS MUÑECAS






En el pasado....

El abuelo sentado en el confortable butacón, relataba una  historia a sus queridos nietos, que no pestañeaban completamente abducidos con la  historia que el anciano les iba contando.... Para crear ambiente, se habían apagado todas las luces, dejando tan sólo un viejo candil encendido en el suelo...

..."La historia de la isla de las muñecas es tan  real -iba relatando el abuelo ante la brillante mirada de los niños- como que cada día sale el sol y las estrellas brillan en el cielo...

Los hechos que os voy a relatar acontecieron hace muchísimos años. Yo era un poco mayor que vosotros y mis padres se empeñaron en hacer de mi un lobo de mar... Ahora, - aclaró, haciendo un inciso- al concluir el  curso escolar,  es costumbre que los niños se vayan de colonias. Cuando yo era pequeño, eso no existía y en cambio sólo se organizaban todo tipo de atractivas actividades para los hijos de los ricachones...

 Mis padres no tenían mucho dinero, como vosotros ya sabéis,  pero se empeñaron en embarcarme, en contra de mi voluntad,  en un barco escuela náutico.... A pesar de que me negué llorando con desesperación, mis padres no cejaron en su empeño de convertirme en un marino. Era su sueño hacer de mi un hombre de mar, cuando yo lo que quería era ser torero"...

Un estallido de carcajadas interrumpió el relato del anciano...

..."¿Será que estos pilluelos me han imaginado con el traje de luces?"...- Pensó el abuelo, mientras ordenaba silencio para poder continuar con su increíble historia-.

"Pero no había nada que hacer, - siguió relatando-, así que me resigné y acabé embarcando con otros compañeros, cuya disposición para hacerse a la mar no era mejor que la mía...

Sin embargo, el infortunio nos acechaba y las cosas se complicaron, el capitán y el maestre del barco, en un desgraciado día de tormenta, con olas tan gigantes que amenazaban con sepultarnos en lo más profundo del mar y convertirnos en comida para los peces,  desaparecieron por la borda, tragados por la furia marina... dejándonos solos y a merced de los elementos...

El horror y el desamparo se apoderó de nosotros, pero al final nos acostumbramos a la nueva situación y terminamos haciéndonos con el control del barco, porque el instinto de supervivencia despierta nuestra inteligencia en los momentos más difíciles...

Perdidos, porque no teníamos conocimiento de cómo emplear los instrumentos de orientación marina, no tardamos en perdernos y comenzamos a navegar a la deriva durante varios días....

Tras una larga travesía en la que nos faltaba el pan y al agua(el abuelo exageraba un poco para darle más dramatismo) y estábamos a punto de devorarnos los unos a los otros por el hambre tan grande que teníamos, llegamos a  tierra, una misteriosa isla perdida en lo más recóndito del océano. Pero, la alegría nos duró poco ya que se encontraba totalmente desierta....

...¿Una isla desierta, abuelo?  Preguntó una de las niñas, con cara de no estar muy convencida con lo que estaba escuchando...

..." ¡¡¡Que niña más lista, es igual que su madre!!! Pensó el abuelo, con orgullo, mientras esbozaba una enigmática sonrisa...

..."Sí, una isla desierta, pero la más extraña que te puedas imaginar.... -Le respondió  satisfecho al descubrir  los brillantes ojos de la chiquilla contemplándolo con interés...- Comenzamos a buscar algo que llevarnos a la boca, pues teníamos tanta hambre que casi desfallecíamos... Compusimos nuestros propios anzuelos y pescamos lo suficiente para matar el aguijón que sentíamos en el estómago... Después nos dispusimos a explorar la isla, pues iba a ser nuestro hogar durante algún tiempo y teníamos que encontrar un lugar seguro donde cobijarnos y protegernos durante la noche.... Una pequeña gruta subterránea fue la respuesta a nuestros deseos...

Después regresamos al barco y empezamos a desembarcar nuestros equipaje y enseres necesarios para acomodarnos lo mejor posible.

El día transcurría con tranquilidad, además nos dedicábamos a pescar y a buscar frutos con los que alimentarnos, pero cuando llegaba la noche, aquella isla paradisíaca se convertía en un infierno y era imposible dormir".... -En este punto, el abuelo hizo una pausa para comprobar si había captado el interés de los chiquillos...-

..." ¿Qué pasaba, abuelo, sigue explicando? Le pedían los niños atropelladamente...

El abuelo más orgulloso que una gallina clueca, siguió con su relato...." Durante el día, los ruidos pasaban desapercibidos, pero durante la noche se volvían aterradores. La aparición de la luna y las estrellas en el cielo, parecía ser la señal para que esa especie de monstruo  abandonara su letargo y recorriera la isla en busca de víctimas a las que devorar.... Nosotros sabíamos que allí no había monstruo alguno, eran los ruidos de las criaturas que moraban en la isla.

Pero el terror era tan grande que durante las primeras noches, dormíamos abrazados sin osar movernos, pero, al final los mayores decidieron que había que explorar la isla para conocer el medio donde nos encontrábamos y ver si teníamos la suerte de encontrar un manantial de agua potable.

Pertrechados con las mochilas y los alimentos necesarios para afrontar una jornada larga, iniciamos la exploración por la isla....

Era más grande de lo que pensábamos por lo que nos llevó bastante rastrearla. Ya casi no nos quedaban fuerzas cuando llegamos a un claro rodeado por una espesa capa  de árboles gigantescos, tanto que nos impedían ver el cielo.... Pero lo que atrajo nuestra atención fue descubrir lo que colgaba de sus ramas.... Perplejos descubrimos las muñecas, parecían crecer espontáneamente en su tronco y ramas.... Eran horribles y muy sucias, pero había algo en ellas muy atrayente y después de todo sólo éramos niños, así que cada uno cogió una y se la quedó.... Sentimos el impulso irrefrenable de arrebatárselas a los árboles, de apropiarnos de lo ajeno, de lo que no nos pertenecía... Eso fue lo que hicimos, nos llevamos con nosotros aquel tesoro prohibido de la isla....

Quizá fuera debido a los remordimientos por haber hecho algo mal, el caso es que a partir de aquel día las noches se convirtieron al algo infernal, no podíamos pegar ojo, se escuchaban lamentos, gritos y golpes atronadores por todo el lugar....Y, no cesaron hasta que un día arrepentidos de nuestra fechoría decidimos volver y dejar las muñecas en su lugar...

Después de aquello, cesó aquel infierno  y al cabo de unos días fuimos rescatados...

..."¿Abuelo, no me creo tu historia, me parece que te la has inventado? El anciano se sorprendió cuando escuchó las palabras de su nieta y antes de contestarle se levantó con dificultad, apoyándose en su bastón y, renqueando, encaminó sus pasos hacia una de las habitaciones. Mientras los niños cuchicheaban intrigados...

...¿Donde irá, le has enojado y ahora nunca nos volverá a contar sus historias tan chulas? La niña le dirigió una mirada de enfado, iba a replicar, pero calló cuando vio aparecer al abuelo con algo en la mano... Era una muñeca antigua, pero muy cuidada...

..."Mita, Clara, ya sé que no me crees, pero aquí tienes la muñeca que robé en la isla de las muñecas. Tienes que cuidarla y cuando seas mayor y tengas tu propia familia, deberás cederla a tus hijos... Sólo así romperás la maldición de la familia"...

..."Abuelo, no me gusta, es muy vieja.... Qué es eso de la maldición, explícanosla"... Le respondió la niña, mientras le dirigía una mirada de desagrado a la muñeca...

.." Sí, una terrible maldición, pero eso ya es otra historia"....

Los niños reacios a quedarse sin conocer la misteriosa maldición presionaban al abuelo...

..." No seáis impacientes que ya os la explicaré.... Ahora ya es la hora de la cena y la abuela nos espera con la mesa preparada..."

Tristemente, el abuelo murió al poco tiempo y los niños se quedaron sin conocer la misteriosa maldición....


En  el presente....


Era el día de la madre y la familia decidió pasarlo en el bosque, un bello paraje encantado que se encontraba en las afueras de la ciudad. Pensaban celebrar un picnic, disfrutando del verdor de los árboles, el canto de los pájaros y los aromas que impregnan la tierra y el aire… Un lugar bucólico, ideal, para desconectar de la rutina diaria y oxigenarse con el aire puro de la montaña.

Hallaron un claro donde instalaron todos sus bártulos, allí alejados de la civilización todo era absolutamente perfecto, un sol radiante, pinos y encinas componían una hermosa estampa de la naturaleza…

El entusiasmo y el jolgorio de los más pequeños eclipsaban los sonidos del bosque…Pero lo que verdaderamente encantó a los niños fue el caudaloso riachuelo que discurría cercano, bordeando unos grandes pedruscos.

El padre para cerciorarse de que la presencia de aquel río no revestía peligro alguno, se acercó hasta la orilla y aliviado pudo comprobar que no era profundo….Estaba seguro que su presencia sólo era un aliciente más para tener asegurada la diversión en aquel día tan estupendo.

Los niños revoloteaban alrededor del padre mientras preparaba la barbacoa y la madre disponía la comida, que pensaban asar al aire libre, sobre la mesa desplegable.

Una desagradable humareda se extendió por el lugar, pero pronto se disipó y la leña se consumió, cuando apenas quedaban unas ascuas encendidas, colocaron una parrilla sobre el fuego y, encima, la carne….

Mientras la comida se asaba, los niños se entretuvieron con los juegos de mesa, que no tardaron en abandonar por aburrimiento y tras un sudoroso partido de fútbol., decidieron acercarse hasta las tranquilas aguas a chapotear un poco y refrescarse…

Los bosques desde tiempos inmemoriales siempre han sido un espacio ideal donde los niños pueden desarrollar sus juegos plenamente y aquel riachuelo que se encontraba en un marco de incomparable verdor, no podía ser menos...

Disfrutaban como sólo un niño puede hacerlo, incluso un simple estornudo provocado por la alergia primaveral era capaz de provocar un estallido de risas infantiles... Tumbados sombre la hojarasca y la tierra húmeda fantaseaban sobre las criaturas mágicas del bosque....

Entonces, algo alteró su tranquilidad, era el desagradable sonido de un tambor. Se incorporaron bruscamente de su mullido colchón de hierbas y hojas y fue cuando la descubrieron al otro lado del riachuelo... Era una niña muy rara que les contemplaba fijamente. Aunque, la intensa luminosidad les cegaba, pudieron apreciar que vestía sucios harapos, llevaba el pelo muy enmarañado y portaba un tambor atado  a una cuerda que le rodeaba el cuello...

Extremadamente delgada, les miraba fijamente, mostrándoles el rudimentario instrumento musical, como invitándoles a  unirse en su particular repique...

..."¿Estás sola... Quieres jugar con nosotros? Preguntaron los niños,  ajenos al pensamiento de que en aquel lugar tan divertido pudiera existir cualquier tipo de maldad y después, confiados, cruzaron las aguas poco profundas, intentando acercarse... Cuando por fin lograron alcanzarla,  se encontraron cara a cara con un horror sin límites, porque aquella niña que les estaba contemplando tenía los ojos completamente negros y su rostro apenas conservaba carne, era una calavera... Los chiquillos aterrorizados, gritaron con desesperación y salieron huyendo. Pero aquella criatura infernal,  alzó violentamente los brazos como si atrajese hacía sí alguna fuerza del inframundo con la que creó una especie de barrera invisible contra la que se estrellaron los desafortunados niños... El impacto del golpe fue tan violento que cayeron inertes... Después  una calma silente se apoderó del lugar... Era la calma de la muerte.

Llegó la hora de la comida y los chicos fueron llamados y al no acudir a su reclamo, los padres pensaron que no debían de estar muy hambrientos…Cuando vieron que el tiempo pasaba y los niños no aparecían,  inquietos, se acercaron hasta el riachuelo, pero cuando llegaron descubrieron que allí imperaba la más absoluta soledad, no había ni rastro de los chicos...

Les sorprendió la presencia de una mujer al otro lado del río que les miraba fijamente, sin pronunciar palabra. Parecía de paso y tras un inquietante silencio, continuó su camino, sin apartar la mirada de ellos. De pronto, soltó una inquietante carcajada que crispó los nervios del padre que no se lo pensó dos veces y atravesó el río dominado por una furia infinita, con la intención de increparla. La mujer al verle tan encolerizado se detuvo extrañamente seria y siguió mirándole en silencio. El hombre sintió el impacto  de aquellos ojos y se detuvo de manera inexplicable, algo paralizaba sus movimientos. Entonces tuvo la certeza de que aquello que tenía ante sus ojos no era un ser humano y  pensó que si la tocaba algo terrible podría llegar a pasarle…

Sintió el hechizo de aquellos ojos estrábicos y fue reculando, intentando escapar de aquella criatura maloliente del bosque que parecía retarle.

..."¡¡Tu tienes algo mío y ahora yo tengo algo tuyo.... Si quieres recuperarlos, ya sabes lo que tienes que hacer..!!!... Sentenció con voz gutural, mientras contemplaban atónitos como se esfumaba en el aire envuelta en un remolino de tierra, hierba, insectos y restos  de animales.

Los padres gritan desesperados intuyendo que aquella mujer sabe lo que ha pasado con sus hijos. La magia del bosque envuelve a la infeliz pareja, ese bosque, hasta hace poco un bucólico remanso de paz, se ha convertido en un lugar inhóspito y frío. El sonido del viento al deslizarse entre las hojas  parece susurrar una larga letanía de lamentos entrecortados, el de las almas que han quedado atrapadas para siempre en este bosque letárgico y polvoriento.... Niños que abandonan el bosque repentinamente, pero que no desaparecen porque permanecen ocultos en las entrañas de la floresta...

Siguen buscando, intentando encontrar el rastro de sus hijos adorados, pero el bosque se los ha tragado...

..."¿Qué es eso de tu tienes algo de ella?" Al formular la pregunta el aire se vuelve más denso y caliente, casi costaba respirar.

..."No lo sé, qué quieres qué te diga, esa mujer no era un ser humano...Era algo demoníaco"...

Los años fueron pasando y los padres jamás cedieron al impulso de dejar de seguir buscando a sus hijos desaparecidos...

Hasta que un día....llegaron a un lugar donde parecía que el tiempo se había detenido, en aquel lugar reinaba un silencio que nacía de la ausencia de cualquier forma de vida... La pareja dirigió una mirada ominosa a su alrededor y continuaron avanzando por un sendero natural del bosque.

Atardecía cuando llegaron hasta un paraje donde existían unos extraños árboles, las tortuosas formas de sus troncos evidenciaban su larga y difícil existencia en aquel bosque tenebroso...   Algo que colgaba de las ramas atrajo la atención de la madre...

Eran unos muñecos.  La mujer los contempló con un mohín de desagrado, resultaba grotescos verlos en aquel estado... Pero, también recordó una vieja historia de la infancia, la de "La Isla de las Muñecas". En aquel preciso momento comprendió a qué se refería la mujer del bosque cuando le dijo que tenía algo que le pertenecía... Creyó percibir un leve parpadeo en uno de los ojos durmientes de los muñecos. Se acercó  y lo examinó con detenimiento...Sintió como le corría un escalofrío por la espalda cuando contempló como los ojos muertos del muñeco permanecían cerrados, pero ahora que lo tenia a escasos metros de su rostro, apreció la gran precisión con la que se realizaron las facciones del muñeco ya que se reproducía con gran detalle un rostro infantil...

Asombrada ante aquel realismo, decidió examinar las restantes, y pudo verificar, que efectivamente se representaba en todas ellas  con gran realismo las delicadas facciones de un niño ... Pese a la rara tranquilidad que se respiraba en el lugar, el matrimonio estaba deseando abandonarlo. Era tan molesto y desagradable que deseaban imperiosamente alejarse de aquellos muñecos que parecían animados por una energía diabólica ....

..."Mamá es que me vas a dejar aquí"... La voz sonó muy tenue, casi imperceptible, pero lo suficientemente audible e inteligible para la madre, que sorprendida se giró bruscamente y dirigió una mirada ansiosa a su alrededor, tratando de encontrar a su hijo... Enloquecida, comenzó a buscar entre los árboles y el matorral que crecía a ambos lados del sendero que recorría el bosque... Pronto, apareció colgado de la rama de un árbol, parecía un muñeco desmadejado.

Cuando lo madre lo descubrió, lloró desconsoladamente. Allí estaba su querido hijito, por fin habían dado con ellos. Una vez fue descolgado, los padres lo abrazaron con tanta fuerza que casi lo asfixiaron. Al recuperarse de la intensa demostración de cariño de sus padres, pudo explicar lo que les había pasado.

..."Tenemos que seguir buscando a  tu hermana, seguro que no estará lejos"...

..." No sé, desapareció cuando nos encontramos con la niña del tambor"...

Rastrearon todo el lugar, pero no encontraron a la niña... Los árboles eran tenebrosos, de troncos retorcidos, ofrecían una macabra estampa con los muñecos colgando de sus ramas retorcidas... Parecían poseídos por un extraño sortilegio ya que de su interior parecían brotar sonidos extrañamente articulados. Aquello era espeluznante y la familia evitaba mirarlos por la intensa sensación de pánico que sentían crecer en su interior... Parecía que se encontraban en otra dimensión, un lugar de donde se había desterrado la luz del sol y las sombras los envolvían todo,

Un viento desasosegante comenzó  a soplar, un viento helador que azotaba sin piedad el bosque. La mujer contempló con ojos llorosos aquel lugar de pesadilla y comprendió a qué maldición se refería su abuelo y qué era lo que tenía de devolver..

Cuando abandonaron el lugar una ventisca salvaje les azotó sin piedad, aullaba sin cesar, como si el espíritu del bosque se negara a soltar su presa...

Pero, la ausencia fue breve, Clara regresó con la muñeca que su abuelo le entregó cuando era pequeña....

De uno de los árboles parecía irradiar una extraña luminosidad, se aproximó y con cuidado la colgó de una de las ramas y se alejó....

Entonces fue cuando vio a su hija al final del camino.... Corrió como no lo había hecho nunca y la abrazó como si le fuera la vida en ello. Lloraban y daban gritos de alegría...

Madre e hija no pudieron ver a la extraña pareja que las contemplaba desde lo más profundo del bosque...

Este relato está inspirado en un lugar tenebroso que tiene por nombre "La isla de las Muñecas". Este inquietante paraje se encuentra en Xochimilco, México. Una zona casi paradisíaca de no ser por la existencia de un pantano en el que aparecen  muñecas colgadas en los árboles para "espantar a los espantos", como decía su creador Julián Santa Ana Barrera... No es un sitio hechizado, ni se conocen fenómenos sobrenaturales, pero la presencia de los muñecos destrozados colgando de los árboles produce un efecto muy inquietante.

Las criaturas del bosque que aparecen son divinidades de la mitología americana....

















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