LA CRISIS DEL ÉBOLA, II


Como Ana Mato declaró en la oposición: "Con la salud de los españoles no se juega".


Ahora que nos hemos enterado de que se ha producido el contagio de otra enfermera en EE UU, y no creo necesario detallar las notables diferencias entre ambos casos, ya que de eso se encargan los medios de comunicación, hemos podido comprobar que estos desgraciados accidentes son frecuentes, pero cuando se crea una situación de peligro con la importación de un agente biológico de nivel 4 para su manipulación, es de obligado cumplimiento adoptar las medidas necesarias para evitar cualquier posible contingencia derivada de tal acción.

El Ébola ha entrado en España por una decisión política deliberada, con fines propagandísticos y electorales. En un burdo ejercicio de soberbia y prepotencia, nuestro gobierno asumió la repatriación de dos enfermos contagiados por la terrible enfermedad para ser tratados supuestamente en hospitales con medios más avanzados, sin valorar el riesgo que podía ocasionar romper la cuarentena del país que acogía a los enfermos.

Y, ahora,  cuando comprobamos amargamente que lo “imposible” ha ocurrido, sólo cabe la inmediata destitución de la ministra y en última instancia, exigir responsabilidades al gobierno en pleno, porque fue éste quien tomó la decisión de seguir adelante con la repatriación de los dos enfermos.  Pese a las circunstancias, decidió asumir un riesgo sobrevalorando la capacidad técnica de nuestro sistema sanitario y que debido a los recientes recortes que ha padecido la Sanidad, el Hospital Carlos III, centro nacional de referencia mundial para enfermedades infecciosas y tropicales,  no se encontraba en condiciones para acoger a estos enfermos, desoyendo las advertencias de peligro de pandemias en Madrid que hacía el CSI-F tras el desmantelamiento del citado hospital.

Muchos ven un posible engaño en todo lo que rodea esta crisis, pero queda totalmente desmentido al contemplar la desolación, desconcierto, nerviosismo y la incapacidad para hablar que presentaban todos los que participaban en la penosa rueda de prensa.  Además del  pánico que reflejaba el rostro de uno de los asesores de la Ministra cuando se pretendía "tranquilizar" a la ciudadanía, tras conocer el contagio de Teresa Romero. Evidenciado, además, que no se sabe rodear de un equipo científico adecuando con el que afrontar la crisis dando la sensación de que se encontraban totalmente superados por los acontecimientos...

 A lo largo de la semana pasada han participado en tertulias numerosos entendidos en el tema y son ellos los que han disipado nuestras dudas sobre esta grave enfermedad, porque cualquier información que parte del gobierno sólo contribuye a crear más incertidumbre. Ahí están las desafortunadas declaraciones del Consejero de sanidad de la comunidad de Madrid o la burda pantomima que hizo una presentadora en un programa de televisión de la Comunidad de Cospedal, con los guantes, sin otra intención que la de trivializar el protocolo sanitario a seguir con un enfermo de ébola. Un gesto cruel y despiadado, ya que su duro escarnio iba dirigido a una persona que se encuentra entre la vida y la muerte...

Y, mientras tanto, Ana Mato, desaparecida en combate. Claro, que se podía esperar de una ministra que no ocultó su satisfacción cuando la relegaron del cargo, noticia que ha aparecido recientemente en la prensa. Está demostrado que a los políticos que nos gobiernan el único protocolo que les importa es el de declinar responsabilidades, asumir la culpa y hacer propósito de enmienda no va con ellos. En cambio, piensan que la mejor defensa es el ataque, por eso no dudan en estigmatizar a una pobre muchacha que lo único que ha hecho ha sido jugarse la vida por los demás de manera desinteresada. Pero hay algo que se les escapa a los políticos de la casta y es que los protocolos no son garantes de calidad o de salvaguardar todo el desarrollo de un proceso, pueden ser más o menos adecuados, pero su seguimiento solo mejora el nivel de seguridad, pero no la garantiza, lo que verdaderamente entra en juego es el sentido común y tener acceso a toda la información clínica posible..Y, decir que “no hace falta un máster para ponerse el traje”, pues no ayuda mucho…

Y, es que existe el caso de una enfermera africana, Fatu Kekula, una joven liberiana estudiante de enfermería que ha conseguido salvar a su familia del virus utilizando bolsas de basura. Con ello, consiguió salvar a sus padres y a su hermana. Se encargaba de suministrar medicamentos a su familia, alimentarles o limpiarles. Según la prensa, consiguió salvar a su familia sin contagiarse ella. La joven enfermera se ponía varias veces al día bolsas de basura sobre los calcetines y las ataba con un nudo a la altura de las pantorrillas. Luego se calzaba un par de botas de goma y más bolsas de basura sobre éstas. Con un par de medias se envolvía toda la cabeza y lo cubría con una bolsa de basura. Completaba su atuendo con cuatro pares de guantes y se cubría la cara con una mascarilla. Con estas rudimentarias medidas consiguió librar a su familia y a ella misma de la infección…. Aunque un primo falleció. El voluntariado Internacional está enseñando su método a otros africanos

En  este país chapuza, con ministros floreros y sin la preparación adecuada para afrontar este tipo de catástrofes, sólo nos queda padecer las consecuencias de lo que supone seguir manteniendo a este tipo de personajes políticos gobernando....

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