LA RECOGIDA DE ALIMENTOS



Precisamente ahora que ha salido en los medios de comunicación que el Ayuntamiento de Barcelona promete una fiesta de fin de año familiar y de alcance mundial con la idea de catapultar, palabras textuales(por respeto me callo a dónde nos van a catapultar) a la capital catalana al mundo como destino de Fin de Año y «proyectar marca de ciudad», como lo hicieron los Juegos del 92. Un evento que se espera sufragar con los más de 400.000 euros serán sufragados por los patrocinadores: el Gremi d'Hotels, Fira de Barcelona, la Cambra de Comerç de Barcelona y Movistar, entre otros.

Por otro lado, ya ha dejado de ser un secreto el borrador del presupuesto que Artur Mas ha elaborado para afrontar los gastos de la consulta soberanista, y donde figura que ascienden a 15 millones de euros que se destinarán a adquirir urnas y la puesta en marcha de un sistema de voto online.

Y, mientras tanto, la ciudadanía más azotada por la crisis dependiendo de la solidaridad del pueblo. Por eso aprovecho para denunciar a una gran superficie del barrio que aprovecha la recogida de alimentos para subir los precios de los alimentos de primera necesidad, pasando a convertir un acto solidario en un negocio lucrativo. Tristemente, está demostrado que los únicos que tenemos que sensibilizarnos con la falta de recursos de las familias y la indefensión de los niños, algunos en grave riesgo de exclusión social, somos el pueblo, porque las clases dominantes siguen insensibles a las consecuencias de la crisis.

He leído recientemente: “Las grandes superficies comerciales florecen en plena crisis de consumo”.

Y la verdad, es que no me extraña porque España nos demuestra a diario que es un país de incoherencias constantes, ayer se dictaminó un “Viernes Negro” y un “Ciberlunes”, con jornadas de fuertes descuentos para impulsar las ventas en internet intentando adelantar las compras navideñas.

Pero, cuando se trata de ayudar a los más desfavorecidos, eso es otra cosa, porque esto una Guerra cruel y despiadada, y cada día se evidencia más.

Las grandes superficies con el dinero de los proveedores y la ayuda de parte de la clase política se han cargado al pequeño comercio y a la pequeña y mediana empresa de fabricación, cuentan con ayudas económicas por su volumen de negocio y el chantaje de los despidos.....

Un guiño de apoyo para los pequeños comerciantes del barrio, que por lo menos son conscientes de que en este momento los únicos que ofrecen su ayuda a los más agraviados con la crisis somos nosotros mismos, porque nuestros gobernantes nos dan la espalda. Compremos en los pequeños establecimientos del barrio, en los de toda la vida, porque ellos sí que tienen una política social, contratan y se proveen en proximidad.

Pequeños mercados de barriada que parecen a punto de perder su última batalla contra el gigante del barrio, pero la única verdad es que la culpa la tenemos nosotros mismos, porque aunque nos cueste reconocerlo la Gran Superficie es la que mejor se adapta a nuestras necesidades, ya que se suele encontrar de todo, pero no deja de destruir empleo.

Así que nuestra sociedad lo que necesita es un profundo cambio en las mentalidades. Y, mientras esto último no se produzca, no habrá nada que hacer...

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