EL PARC DE CAN MERCADER


Este fin de semana hemos visitado el Parque de Can Mercader.  El lugar es una auténtica belleza,  un gran espacio verde que ofrece todo tipo de posibilidades lúdicas. Está en Cornellá, justo detrás del edificio del Corte Inglés,  se accede directamente por la salida número 15 de la Ronda de Dalt.

La amplia avenida de los plataneros centenarios es el eje principal del parque: lo atraviesa de Norte a Sur y nos lleva directamente hasta el Palacio de Can Mercader, la antigua casa de los propietarios de la finca.



El parque se articula en varias partes escalonadas, en la más baja se encuentra la gran explanada de juegos. Más arriba, el lago, jardines con glorietas, miradores, estanques, marquesinas, los caminos, las zonas de descanso y la piscina ocupan el espacio de los antiguos bancales de cultivo.

Pero, el verdadero reclamo del parque es una preciosidad de trenecito eléctrico que los amigos del ferrocarril de Cornellá ponen en marcha los domingos y festivos.





 También existe una pequeña estación desde donde parten los trenes en su extenso recorrido por toda la zona verde, en un itinerario que dura poco más de dos horas.






 Una intrincada red viaria por donde circulan los trenes eléctricos en miniatura, llevando encima a grandes y pequeños en un recorrido alucinante.


Los trenes están hechos a escala y recorren toda la parte inferior del parque, pasando por espacios de vegetación frondosa, túneles y puentes... Y, tampoco faltan los pasos a nivel y la ayuda acústica de campanas y bocinas para avisar que llega el tren.




Disfrutamos con agrado de una vegetación en la que abundan una gran variedad de especies entre las que destacan por su exotismo las palmeras de Canarias y los cedros del Himalaya, sin olvidarnos de los Magnolios que crecen en las inmediaciones del Palacio de Can Mercader.



Una amplia escalinata con una bonita balaustrada clásica, conduce a la parta alta del parque, donde se encuentra un precioso lago, reflejo de la frondosidad vegetal que crece en sus orillas.



Glorietas y miradores componen una agradable estampa romántica. El lugar es un remanso de paz  donde abundan preciosos estanques, fuentes y los patos que no rehuyen a la gente.











Otros tienen un inmovilidad sospechosa, me he quedado un rato observándolos y no se han movido, he llegado a pensar que quizá formaban parte de la ornamentación del estanque....

La zona de juegos dispone de todo tipo de elementos, para grandes y pequeños, columpios, balancines, pequeñas tirolinas y un pintoresco barco pirata, con el mástil incluido, que nos ha parecido una monería.





Los promotores del parque no han olvidado crear zonas para la práctica del deporte, el ejercicio físico y una curiosa "Ruta del Colesterol",  un circuito de salud especialmente dirigido a la gente mayor.


Los amantes de las emociones fuertes también tienen su zona en el parque, en un rocódromo.



Y, en un rincón, casi en las afueras, se encuentra la zona dedicada a los huertos terapéuticos dedicados a los mayores.
                               

 Aunque nosotros no lo hemos visto, también existe una piscina y una pista para coches teledirigidos.

Para paliar el cansancio que supone recorrer toda la vasta extensión del parque, existe un pequeño bar con una terraza. Ideal para tomarse un refrigerio y reponerse del palizón.



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