LA TORRE DEL BARÓ




Hoy os voy a hablar de la Torre del Baró, una vieja construcción que corona la sierra de Collserola y que en nuestra infancia suscitó todo tipo de fantasías.


La Torre del Baró es visible a la entrada o salida de la ciudad por su parte norte y es, sin duda, una especie de castillo medieval que domina toda la ciudad desde lo más alto del pulmón verde de Barcelona.



En realidad, no es otra cosa que el vestigio de una torre de vigilancia para advertir a los habitantes de Barcelona de la posible invasión de sarracenos desde el interior, o de la aproximación de piratas berberiscos por mar.

Pero la historia que circulaba sobre este torreón era mucho más romántica ya que se comentaba que era la residencia de algún noble o Barón con una hija enferma de tuberculosis, para la que hizo construir esta especie de atalaya para que disfrutara del aire beneficioso del monte.



Desde mi antigua casa se divisaba, en la lejanía, la peculiar silueta de lo que parecía ser un castillo y, nosotras, mi hermana y yo, no nos cansábamos de preguntarle a mi madre por los orígenes de aquel extraño caserón que no dejaba de excitar nuestra imaginación.


 Ella, con infinita paciencia, nos explicaba una y otra vez la misma historia, nos hablaba de princesas, caballeros y extraños monstruos que, si se nos ocurría quedarnos fuera de casa, podían venir y meternos en un saco. Porque siempre que cometíamos una travesura y nos reprendían por ello, amenazábamos con irnos de casa, y no es que sólo amenazáramos, es que pasábamos del dicho al hecho..je,je,je.


Su imponente aspecto de fortaleza medieval no deja de suscitar todo tipo de fantasías en los visitantes que merodean por sus alrededores.

 Estoy segura que la mayoría de los padres debían de hacer lo mismo con sus hijos. Debo decir que con el tiempo no se mitigó la curiosidad que sentíamos por el misterioso edificio y así que nos hicimos adultas no tardamos en ir a visitarlo y, claro, como suele suceder en estos casos, la desilusión fue completa. Ya que lo que teníamos ante nuestros ojos eran cuatro paredes descarnadas, un imponente cascarón vacío.



La historia de este imponente caserón es menos romántica ya que el edificio no se trataba propiamente de un castillo, sino que iba a ser un hotel construido durante la primera década del siglo XX que nunca llegó a terminarse. En las inmediaciones donde se halla el torreón destaca un frío mirador( en el que se aprecian actos vandálicos y deterioro medioambiental) que se restauró en 1989, y desde el que se puede contemplar los distritos de Nou Barris, Horta, Sant Andreu y Sant Martí y más allá, el río Besós y las estribaciones de Collserola, disfrutando de la cercanía de las poblaciones de Santa Coloma, Sant Adrià y Badalona.


Según mi opinión, este lugar ofrece una de las vistas panorámicas circulares de Barcelona, más completas, y una de las caras más populares y desconocidas de la ciudad. También podemos apreciar el gran crecimiento que ha experimentado Barcelona en las últimas décadas.


El barrio de Torre Baró y su peculiar chabolismo de casas unifamiliares desarrolladas sin orden ni planificación y levantadas por sus propios vecinos.



 Más que un barrio, es una red de pequeñas carreteras que conducen a casas autoconstruidas sobre recovecos en Collserola, a un lado y otro de la Meridiana, sin aceras, sin infraestructuras y sin tiendas. Así era cuando abandonamos el barrio y no creo que haya mejorado mucho. Hace ya bastante tiempo que el barrio se ve afectado por la expropiación, como ya viene sucediendo con otras barriadas de Barcelona.




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