Castelldefels es mi playa favorita. Ya desde pequeñas nos fascinaba. Recuerdo con cariño que, cuando mi padre nos decía que aquel fin de semana íbamos a ir la playa, me inundaba una alegría y un entusiasmo que rara vez he vuelto a sentir en mi vida. Mi padre, que era tremendo, solía decir:
..." Si esta noche hay estrellas en el cielo, mañana habrá playa, si no, no"... Buena cosa nos decía: Aquello significaba no pegar ojo durante la noche pensando con amargura en la posibilidad de que pudiera estar nublado...
La playa de Castelldefels se extiende en unos 5 km hasta los pies del Macizo del Garraf. La ciudad es famosa por ser el lugar de residencia de muchos deportistas famosos y por ser la que inspiró la creación del popular personaje "El Neng de Castefa" que solía aparecer en el programa de Andreu Buenafuente.
Si hay algo que caracteriza esta playa urbana es su indudable encanto, muy tranquila, discreta, preciosa, goza de amplios horizontes que componen una gran franja de arena fina suavemente acariciada por la espuma de las olas. Sus aguas poco profundas son ideales para el baño. A pesar de ser un lugar tranquilo no deja de estar concurrido. Fácilmente accesible desde varios lugares del Paseo Marítimo, tanto sus servicios como infraestructuras son los propios de una playa urbana.
Los accesos están muy bien señalizados; especiales, para minusválidos. Es una playa vigilada y tiene equipo de socorristas y salvamento, un servicio regular de limpieza y está equipada con papeleras, duchas y aseos.
En algunos puntos, presenta la fisonomía de un delta con imponentes dunas y humedales, de dudoso origen, donde crece vegetación típica de playa. Preciosos arenales donde han colocado columpios y otras instalaciones típicos para la práctica del deporte playero y los juegos infantiles. En algunas partes, cubre la dorada superficie un delgado manto de hierba verde que hace las delicias de todos los bañistas y cuyo fenómeno provoca una gran afluencia de visitantes.
Frente a la playa y el puerto, el paseo marítimo ofrece una serie de encantadoras terrazas en la que tomar un refresco o un helado puede convertirse en un placer, imponentes mansiones de lujo de imposibles diseños arquitectónicos se levantan en primera línea de mar. Allí se habla infinidad de idiomas pero lo que verdaderamente motiva a la gente es el paisaje marino que ofrece este lugar tan encantador de la costa catalana. Los edificios blancos de varios pisos, que crecieron con los primeros complejos turísticos, resisten al tiempo entre la tradición y la modernidad. Otros, más recientes, y, de arquitectura más audaz, suelen imitar a aquellas viejas mansiones indianas, formando parte de un paisaje en el que destaca la franja oscura de las montañas recortadas contra el horizonte y el goce de la suave caricia de la deliciosa brisa del mar.
He aquí una serie de fotos de esta preciosa playa en diferentes épocas del año:
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