LA SOMBRA II







“Poca gente sabe que el ojo humano tiene un ángulo muerto en su campo de visión. Hay una parte del mundo ante la que somos literalmente ciegos. El problema está en que a veces el ángulo muerto nos oculta cosas que no deberíamos ignorar. A veces los ángulos muertos nos permiten ser alegres. En el caso de los ángulos muertos quizá nuestro cerebro no se equivoca, quizá esté protegiéndonos”.
Anatomía de Grey 3×08 “Mirando fijamente al Sol”



Han pasado dos meses desde la muerte de su madre y el dolor no puede ser más intenso. El pesar que la domina por no encontrarse junto a ella en un momento tan terrible de su existencia, no la deja vivir. Elisa ha tenido la oportunidad de comprobar que el dolor, como se suele decir, no tiene medida.
Sus ojos parecen de agua, a pesar de que ya no derraman lágrimas, siente que algo muy profundo la abandonó el día que lo que más quería, falleció.

Ahora se encuentra en la casa de su madre, reviviendo recuerdos y tratando de hacerse a la idea que a partir de este momento, ese lugar tan lleno de recuerdos y que un día dejó con la idea de no volver, se convertirá en su nuevo hogar.

La pequeña casa unifamiliar se encuentra en primera línea de mar, casi en la orilla de la playa. Apenas, una pequeña acera, llena de palmeras, separa la carretera de los dorados arenales que preceden al mar inmenso que se abre ante sus ojos.

Una delgada barrera de pinos y palmeras flanquea el paseo marítimo, Elisa no puede dejar de sentirse a gusto inhalando profundamente la suave fragancia que despiden los pinos y el mar.

Rebusca entre las cosas de su bolso la pequeña llave de la casa. Franquea la puerta y penetra en el interior, sintiendo que sin la presencia de su madre parece hueca. Un extraño silencio impera en el lugar, sólo la brillante luminosidad del nuevo día es la única nota de vida en un lugar donde mucho tiempo atrás se escucharon risas infantiles.

Pasea por la casa como a tientas, rememorando cada objeto, cada rincón y se detiene ante el umbral que conduce a lo que una vez fue su habitación. Sorprendida, descubre que se encuentra intacta, todo permanece en su lugar, como si nunca se hubiera ido, como si el tiempo se hubiera detenido el día que ella decidió partir, pero ya nada es igual.

Absorta en sus recuerdos, ha olvidado el motivo de su visita a la casa: encontrar la agenda con todas las contraseñas de internet de su madre.

Cuando por fin la encuentra, decide abandonar la casa. Con el último gozne de la puerta, se apoderan del lugar, nuevamente, las sombras y el silencio.

Conduce tranquilamente por la carretera, aunque el trayecto es corto, no duda en adelantar a algunos de los vehículos con los que se va cruzando.

En su casa, Elisa se encuentra sentada delante de su portátil e introduce la contraseña que le da acceso al blog de su madre. Aunque, conoce, perfectamente, lo que escribía, porque era una de sus seguidoras más fieles no deja de sentir cierta inquietud cuando teclea el código de la contraseña. Observa todo lo que llevaba entre manos antes de morir. Ella se muestra interesada en encontrar los proyectos inacabados. Entre los borradores encuentra varios relatos inconclusos, pero sólo uno llama su atención: “LA SOMBRA”. Apenas puede contener las lágrimas cuando ve ante sus ojos las últimas palabras que brotaron de su mente antes de encontrar la muerte.

Intrigada con el contenido y hecha un torbellino de emociones, accede al post y comienza a leer:

LA SOMBRA

…”El día amaneció luminoso y despejado, el graznido violento de las gaviotas la despertó bruscamente, se desperezó entre las sábanas y se levantó arrastrando los pies por efecto del sueño. Se encontraba estupendamente, era sábado, su día preferido de la semana y pensaba disfrutarlo a tope.
Tras un desayuno abundante y una ducha tonificante, Ana decidió salir a dar una vuelta por el paseo marítimo.
La televisión había dado la noticia de que se habían visto conejos en las dunas de la playa, al parecer bajaban a buscar comida entre la vegetación de los arenales. Sentía ilusión por ver alguno, no era habitual ver este tipo de fauna pastando a pocos metros del mar.

Llevaba ya un rato paseando cuando se encontró con una amiga, tras los saludos, abrazos y besos, llegaron las confidencias. Habló de la repentina muerte de su madre fruto de una grave enfermedad, tan galopante como cruel.
Sentadas en una terraza del paseo veían la gente pasar y, por unos momentos, Ana pudo librarse, momentáneamente, de la depresión que venía padeciendo desde hacía algún tiempo y que tenía relación con el fallecimiento de su madre. Charlaron largo y tendido de la enfermedad y todos los cambios que se habían producido en su vida a raíz del fatal desenlace. Ana insistió en enseñarle los arreglos que había realizado en su casa para acondicionarla a su gusto y, de paso, le propuso a su amiga de la infancia, antigua compañera de juegos con la que había compartido más de un misterioso secreto, de esos que tanto cuesta guardar... pasar el día juntas,

Pasadas dos horas se levantaron y prosiguieron el paseo, relajadas y tranquilas, nada las alteraba.

…” Ana, disimula, pero me parece que nos está siguiendo un hombre”... dijo su amiga con suspicacia.
…”Calla, no digas tonterías, que no tenemos 15 años”... Apenas podía contener la risa y es que esas cosas sólo le pasaban a las adolescentes. Eso pensaba.

… “ Qué te digo que sí, que me he fijado en él porque está muy pajizo, y encima va vestido todo de negro, debe estar sudando la gota gorda”...Sus risas alegres llegaron hasta los oídos del hombre. Intrigadas, giraron la cabeza, disimuladamente, buscando, con la mirada, la misteriosa presencia del hombre, pero se llevaron una sorpresa: HABIA DESAPARECIDO.

Cuando descubrieron que había desaparecido se relajaron y siguieron con la charla:

…” ¡¡¡Qué hombre tan raro!!! Exclamo Ana, apartándose de la cara un mechón rebelde de cabello..
…” Y, tan raro - le respondió la amiga - estaba sentado en la misma terraza que nosotras y no nos quitaba la vista de encima. Me he fijado en él, por la gran palidez de su cara.”...

…” No me he dado cuenta, hacía ya un tiempo que no me pasaba una cosa así”...
…” Sí, estos tipos suelen perseguir a las adolescentes... Bueno, puntualicemos, quizá no tanto, porque las jovencitas de ahora son de armas tomar...ja,ja,ja.”... Concluyó el comentario con una carcajada que secundó su amiga.

…”. Sí igual le pegan..., no son como nosotras, que, entonces, éramos medio tontas, y me parece que lo seguimos siendo”... concluyó entre risas...

Prolongaron el tema de conversación hasta la misma puerta de la casa de Ana. Un pequeño jardín con algún que otro árbol frutal y algunas plantas descuidadas animaba la entrada de la vivienda.

Ana fue mostrando las diversas estancias de la casa a su amiga, intentando evitar la que correspondía al antiguo dormitorio materno, pues presentaba una extraña mancha pardusca que persistía, pese a las numerosas capas de pintura que se había empeñado en dar, con la intención de borrarla para siempre. Esa mancha en la pared parecía una llamada de atención sobre su conciencia, sobre las zonas oscuras de su mente, ésas que la cegaban, nublaban el entendimiento y condicionaban su conducta. Una señal de alarma sobre esas cosas que la impedían percibir la realidad tal y como era y la empujaban a actuar de manera errática.

…”Ana, te ha quedado la casa preciosa, está decorada con mucho gusto y llena de detalles encantadores, me encantan las acuarelas y las flores de la pared. Tienes un don especial con la decoración...Ya sabes... que si quieres, tienes un lugar en mi empresa"...

…”Gracias Laura, sé que eres sincera, pero de momento tengo un proyecto entre manos que me tiene muy entusiasmada, ya te hablaré … Pues sí que es verdad,- dijo refiriéndose, nuevamente, a la casa- me ha quedado preciosa, me he tomado mi tiempo pero al final el resultado ha valido la pena. Me he volcado por completo en redecorarla y ha sido como una especie de terapia...Tan sólo se me resiste una mancha pardusca muy resistente que hay en una de las habitaciones y que no desaparece pese a las numerosas capas de pintura que le he dado

…”¿Mancha....? yo no he visto ninguna...

…”Sí, se encuentra en una de las habitaciones, ven y te la enseño”...

Cuando llegaron a la habitación se encontraron con la fea mancha, pequeña y de forma distorsionada. Destacaba contra la blanca pared. Aparecía situada a unos escasos 20 centímetros más arriba del cabezal de la cama. Aquella mancha debía su presencia, posiblemente, a un problema de humedad.


…” Ahí la tienes,...me parece que ha aumentado de tamaño...”

…” Qué pinta más rara tiene, parece una cara distorsionada”...

…” ¿Sí, algo parecido a las caras de Bélmez?..Sí pretendía ser un chiste, no consiguió el efecto deseado.

Ana miró con desagrado el imponente manchurrón que invadía la pared y su presencia interrumpió el hilo de sus pensamientos. Por un momento, creyó que la iluminación que penetraba, por los ventanales, le había jugado una mala pasada, pues le pareció que la mancha adquiría volumen y sobresalía de la pared. Por unos momentos, se produce un extraño efecto y ve proyectada una sombra en una de las paredes. Si no sintiera tanta repugnancia pasaría un dedo sobre la mancha. Supera la necesidad de comprobar personalmente la consistencia de la misma y abandona la habitación en silencio para aparecer al poco rato provista de un cubo de plástico lleno de pintura y un rodillo con el que da unos cuantos brochazos en la pared.

…”No te obsesiones, si no desaparece, será debido a alguna filtración de humedad, llama a un fontanero y te lo solucionará pronto”...

Después de la comida, aprovecharon para intercambiar confidencias y recordar tiempos pasados. Las horas pasaban y las amigas parecían no advertirlo, disfrutaban del momento rememorando las travesuras de la infancia y emocionándose con el descubrimiento de los que se habían quedado en el camino. Hay amistades que se retoman después de un largo período de tiempo y parece que siguen en el mismo estado, en el que lo dejaron, en la más tierna infancia. Con el reencuentro, comprendieron que seguía existiendo entre ellas aquella complicidad de la infancia, algo maravilloso, algo que debía mantenerse puro y cuanto menos se modificara más fiel sería al pasado.

Ráfagas de viento se levantaron y traían consigo densos nubarrones que encapotaron el cielo en poco tiempo. La atmósfera se volvió irrespirable y el rugido del viento parecía una queja de las ánimas del purgatorio. Repentinamente, el día se oscureció y se desencadenó una lluvia torrencial que no auguraba nada bueno.

…”No cometas la locura de salir con esta noche, pasa la noche en casa”...Un trueno silenció sus palabras, mientras los relámpagos rasgaban el cielo. Las mujeres fascinadas se acercaron hasta la ventana atraidas por la impornente tormenta y a través de los ventanales miraron hacia el lugar donde había caído el rayo y se quedaron sobrecogidas por lo que vieron.
Allí, a apenas un metro y medio de distancia, junto a un árbol que sufría el azote despiadado de la lluvia se encontraba un hombre aguantando imperturbable toda la avalancha de agua que le caía encima, un relámpago iluminó un rostro extrañamente blanco, con una siniestra sonrisa dibujada en sus labios.
…” ¿Ana, no es ese el hombre que nos ha estado siguiendo esta mañana?”...
…” Sí que es, ¿qué hace ahí parado con la que está cayendo?...
…” No te preocupes, voy a salir y le voy a decir cuatro verdades, a ver si así se va”...
…” No, déjalo, con la que está cayendo, no creo que siga mucho tiempo ahí”...

Pasado un tiempo prudencial, después de ver las noticias sobre nefastas inundaciones que ofrecía la televisión, optaron por apagarla y decidieron comprobar si el hombre seguía bajo el árbol, calándose hasta los huesos... Efectivamente, se encontraba en el mismo lugar y con la misma sonrisa desquiciante que tanto alteraba a las mujeres.

…” Quédate aquí, que voy a preguntarle qué es lo que ocurre”... Dijo Ana y sin pensarlo dos veces, cogió un paraguas, salió al exterior dispuesta a encontrarse con el siniestro personaje. En el umbral de la puerta, sintió como un escalofrío recorría su cuerpo y supo que no se debía a las inclemencias del tiempo. Dirigió una mirada al cielo encapotado y vio caer sobre ella una espesa cortina de agua que le infundió ánimos para enfrentarse al merodeador nocturno....

La escena era contemplada desde el interior de la casa por la amiga. Ésta se preguntaba una y otra vez si no había sido demasiado imprudente dejar que Ana se enfrentará sola a aquel desconocido que extrañamente la acosaba.
Sumida en sus lúgubres pensamientos creyó notar un movimiento furtivo en el lado izquierdo, en el ángulo muerto de la visión. Era una sombra que se movía, se sobresaltó, podía ser un efecto óptico provocado por los relámpagos que se estaban produciendo en el exterior. Así que giró, momentáneamente, la cabeza buscando un posible intruso. Cuando volvió a dirigir la mirada hacia el exterior, descubrió aterrorizada que la pareja había desaparecido en aquella noche de perros.

A partir de ese momento, comenzó a sentir extraños ruidos fuera. Decidió ir a abrir, pues podría ser su amiga. Salió al exterior buscando la presencia de la amiga, pero aquella noche infernal impedía la visión de cualquier cosa que se pudiera mover por los alrededores de la casa. Decidió explorar el exterior, sintió con desagrado el impacto de las gotas de agua, frías e hirientes, como cuchillas afiladas, en el rostro. Pero, no se veía a nadie en las inmediaciones, la más absoluta soledad imperaba en aquella noche funesta. Dentro de la casa, siguió escuchando los ruidos, pero sus sentidos la habían engañado, no procedían del exterior, éstos le llegaban con toda claridad, desde el interior. Entonces, un repentino apagón inundó de tinieblas la casa y volvió a escuchar aquellos ruidos que le resultaron familiares, pues procedían de pisadas. El terror ya la dominaba por completo cuando un relámpago y su fogonazo repentino de luz le permitió descubrir una sombra reflejada en la pared que se iba agigantando poco a poco. Presa del pánico, cerró todas las puertas... Y, corriendo como una posesa se dirigió a la cocina donde cogió lo primero..........

…”NÓMADA VENUSINA, QUE AQUIETAS LAS PASIONES ENCENDIDAS”...
RUTILANTE ESTRELLA QUE ACONGOJAS AL CIELO CON TU RAYO
DEMENCIAL ASTRO QUE LIBERAS EL LÍQUIDO PURPÚREO SESGANDO
EL HÁLITO DE LA DIVINA CRIATURA”...

Elisa interrumpió con extrañeza el relato, pues no comprendía la presencia de aquellos horribles versos como colofón final, porque tenía el convencimiento de que no eran fruto de la imaginación de su madre.
Así que siguió mirando entre los borradores que su madre había dejado inconclusos tratando de encontrar la solución al enigma. No encontró nada que aclarara sus dudas, pero reparó en un post que trataba sobre graffitis. Cuando descubrió las fotos sobre graffitis que su madre tenía cargadas, alucinó.

…” ¡¡¡Pero, qué tenías aquí, son preciosos!!! ¿Donde los habrás encontrado?”...Se preguntaba, una y otra vez. Inmediatamente hojeó las fotos meticulosamente tratando de descubrir su lugar de procedencia.

Decidió que publicaría en la red el relato póstumo de su madre bajo el nombre de LA SOMBRA, UN RELATO PÓSTUMO...

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