Esta vez, Esperanza Aguirre nos ha sorprendido a todos con una utilización culta del lenguaje, al comentar que se tenían que acabar con los subsdidios, subvenciones y las “mamandurrias” para evitar que en España se produzca un “corralito”.
Según la definición del Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española(RAE) se trata del “sueldo que disfruta sin merecerlo, sinecura, ganga permanente”.
Ha hecho un uso partidista de un término que se usa para criticar actuaciones de cargos públicos, sobre todo políticos cuando aparentemente se lucran de forma... "no-procedente": aceptando comisiones misteriosas, vulnerando normativas y regulaciones varias, etc.
Ahora, habrá que calcular cuántos MILLONES DE EUROS nos va a costar que la señora Condesa de Murillo haya pronunciado la palabra CORRALITO y la desconfianza que va a generar, teniendo en cuenta el aire de indigencia política que están demostrando nuestros gobernantes en la UE.
Esta vez es la Presidenta de la Comunidad la que se ha presentado como una nueva mensajera del Miedo, terrible y apocalíptica.
Esperanza, ya estamos acostumbrados a vuestros ataques solapados, a vuestra ley que no es otra que la del miedo, los ciudadanos comenzamos a estar inmunizados y, cada día que pasa, más crispados, en un verano que ya se presenta muy caldeado...
Quieres atemorizarnos con un corralito, pero si ya lo tienes en tu comunidad con el caso Bankia y si no pregúntales a los afectados, a esas víctimas inocentes, más de 90.000 pequeños ahorradores del ahora rescatado banco, Bankia, que han perdido sus ahorros.
Esperanza, hablas de "mamandurrias" cuando has tenido la osadía de convertir a tu hermana en asesora del Ayuntamiento de Madrid por 46.625 euros al año, y has entregado a tu hijo el cargo de asesor del gabinete del secretario del Estado de Comercio.
Concluyendo: En nuestro país impera la mentalidad más reaccionaria y medieval que pisa la tierra, con Mariano Rajoy como representante de un gobierno lesionado(eufemismo utilizado ayer por Mariano Rajoy) respaldado por unos políticos llenos de ambiciones, carentes de sentimientos e incapaces de empatizar con la ciudadanía y que usan el miedo como poder coercitivo para dominar y enriquecerse de forma descarada.
Y, los ciudadanos, presenciando impotentes e indignados la degeneración progresiva del sistema democrático y todos sus derechos civiles.
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