domingo, 8 de julio de 2012

DIES IRAE



El cuento de terror sobre HACIENDA que nadie se atrevió a escribir....

La peor pesadilla para una pobre contribuyente se ha hecho realidad: RECIBIR UNA NOTIFICACIÓN CON UNA RECLAMACIÓN DE HACIENDA.

La mujer sostiene, con mano temblorosa, la carta certificada que acaba de recibir de Hacienda, no puede dar crédito a lo que lee, una nueva multa completamente injusta. Derrama, impotente, una lágrima por sus mejillas y siente crecer la ira en su interior. Llena de una furiosa tormenta de indignación que nace en sus entrañas y se extiende como una ola de dolor intenso por todos sus miembros.
Abandona como una autómata su casa, encaminando sus pasos hacia la DELEGACIÓN de HACIENDA, en su mente angustiada sólo hay lugar para negros pensamientos con respecto a la oficina de recaudación fiscal y sus fieles funcionarios.
Un grito agónico muere en su garganta y amenaza con ahogarla. Un silencioso clamor de violencia contenida que se acrecienta a medida que avanza por la animada calle, deseosa de vengarse.
La mujer clava la ardiente mirada en el tráfico ruidoso que invade el asfalto, casi derretido por la ola de calor. Sus ojos revelan todo el odio del infierno. Camina sin apresuramientos y su actitud es la de una fiera al acecho, expectante. De pronto, detiene su paso ante un semáforo y clava los ojos airados en la lenta marcha de los coches que circulan por la calzada. Repentinamente, algo intangible nubla la mente de los conductores que, aturdidos, pierden el control de sus vehículos y, como si una fuerza invisible les arrastrara, chocan de manera irremediable entre sí, creando una situación de caótico desconcierto que la mujer ignora a medida que se aleja dejando tras de sí una situación demencial. Junto al semáforo, un amasijo de hierros humeantes, los gritos y lamentos de los heridos y las llamadas desesperadas de socorro de la gente que trata de ayudarlos. La gente paralizada contempla asustada el accidente múltiple. Mostrando un rostro sin expresión, la mujer sigue su destino inexorable, ignorando la escena que ha dejado atrás y, absolutamente, impasible al dolor y la barbarie de la escena dantesca que acaba de producirse ante sus ojos.
Ella camina indiferente a la muerte y a la destrucción que va causando a su paso. Por su mente sólo rondan negros pensamientos generados por la notificación de la multa que acaba de recibir de Hacienda, pero sonríe misteriosamente porque ha llegado la hora de la venganza. Nadie escapará a su poder mental, una fuerza que ha heredado y que ha tratado de controlar, pero su furia está desatada y nada ni nadie la detendrá. Jura por todos los demonios del Infierno que ningún funcionario de Hacienda volverá a darse un festín con el dinero que tanto le cuesta ganar.
Ella es el Ángel Exterminador y aniquilará todo lo que encuentre a su paso, sólo calmará su sed de venganza la total destrucción de la DELEGACIÓN DE HACIENDA.
La extraña mujer despierta la curiosidad de la gente con la que se encuentra, algo en su persona provoca un recelo instintivo y es que lentamente va desapareciendo su aspecto humano y va adquiriendo un aire sobrenatural y demoníaco, la mujer ya no parece un ser mortal, sus cabellos enmarañados y sus ojos enrojecidos y fuera de las órbitas son una prueba de ello.
Llega, por fin, hasta la entrada del edificio que alberga la delegación de Hacienda y el guardia de seguridad le niega el paso, pero algo en la mirada de la mujer le frena.
Hacienda se encuentra en uno de los edificios antiguos de la ciudad, la piedra renegrida y enmohecida por el tiempo contribuye a crear un ambiente de austeridad que nada que ver con las prácticas de la gente que dirige y trabaja en la Institución que se supone representa “A TODOS”. No habrá piedad para los que oprimen a los desprotegidos y desamparados de la sociedad.
Bajo la mirada poco amigable del agente, la mujer penetra en el recinto, algo en su persona provoca el interés del personal reunido en el lugar ya que todos centran las miradas en ella. En ese momento, la mujer, pronuncia sus primeras palabras, pero sólo le responde un silencio sospechoso. Brota de la garganta de la extraña mujer una voz irreal, cavernosa, que no parece de este mundo, cuando exige :
…” Si quieren conservar su vida, salgan inmediatamente de este lugar”... Las palabras amenazadoras tienen la propiedad de provocar un tumulto entre las personas que esperaban su turno para ser atendidas y abandonan el edificio rápidamente. Cuando sale la última, tan solo quedan los funcionarios en sus puestos de trabajo con la extrañeza reflejada todavía en sus rostros.
El momento trágico ha llegado por fin, la soledad y el aislamiento es el primer paso y dirigiendo una mirada feroz hacia las puertas de la calle, las persianas caen brutalmente cerrando el edificio al público. Los funcionarios comienzan a perder el inmovilismo y abandonando sus puestos se dirigen airadamente hacia la mujer que los contempla con una pasividad que no augura nada bueno. Antes de que la alcancen, una violenta ráfaga de viento surge del cuerpo del extraño ser y engulléndolos como si de un tornado se tratase los vapulea y lanza con una violencia extrema estrellándolos contra el techo. Destrozados y aniquilados, tras el impacto, caen desmadejados como muñecos de trapo. En el suelo del edificio un escalofriante  rastro de sangre anuncia que les queda apenas un soplo de vida.
El terror domina la habitación y las mujeres comienzan a gritar horrorizadas. Pero, de momento, la atención del ser se centra en los ordenadores, fija en ellos una mirada iracunda y no tardan en salir despedidos. Al cabo de un tiempo, que amenaza con hacerse eterno, todo ha dejado de funcionar. Todos los equipos informáticos reposan retorcidos y muertos sobre las mesas, las personas que antes los manipulaban no comprenden qué ha causado tal destrozo.
El pánico se apodera del lugar, pero en el centro de la sala el extraño ser aparece iluminado. Una misteriosa luz emana de su cuerpo dibujando su perfil, todavía femenino. Sus ojos brillan rojizos en la negrura, tratando de controlar el lugar.
El personal de la oficina asiste paralizado a tanto horror desatado y prefiere mantenerse oculto fuera del alcance de la fuerza devastadora del ser infernal. Los olvidados terrores nocturnos de la infancia, que se suponían erradicados vuelven a aflorar en las mentes de las personas retenidas, sumidos en la oscuridad ven luces rojas semejantes a inmensas ascuas ardientes que revolotean por todos los rincones de la Delegación. Ahora el cuerpo de la mujer desprende auras y energías vibracionales cósmicas. Los pobres funcionarios al igual que en sus pesadillas infantiles descubren orbes sangrientos que vuelan por toda la habitación y cuando les rozan dejan en sus cuerpos ardientes quemaduras. Sobrecogidos, permanecen agazapados en sus escondrijos tratando de eludir el ataque inmisericorde de la furia hecha mujer.
Las tinieblas más profundas se apoderan de aquel lugar tenebroso. La dueña de esos ojos sangrientos no puede apartar su mirada de unas víctimas aterrorizadas que ya sólo esperan resignadas su trágico final.
Cuando los rehenes consiguen distinguir, casi a ciegas, aquello que tanto les inquieta, descubren que la mujer se ha transformado en la criatura más extraña que jamás hayan visto, un ser deforme con el cabello enmarañado y unos ojos que relucen en la oscuridad. Muchos intentan abandonar sus refugios, desafortunadamente, ya que del interior de lo que fue una mujer, brota una llamarada de fuego que se abalanza sobre los pobres desgraciados consumiéndolos en breve tiempo. La mayoría, paralizados por el pánico, casi se les corta la respiración, al contemplar la terrible escena. No quieren morir, pero vanas esperanzas porque ya no les queda aliento ni fuerzas para seguir sobreviviendo, y respirar se ha convertido en algo doloroso, muy real e intenso. ¿Por qué...? Se pregunta más de uno cuando sus labios apenas pueden articular una palabra y ya se siente cayendo en el vacío más profundo de aquel infierno en llamas. Cuando llega por fin la muerte como una bendición observaron con horror como en la habitación aquellos dos puntos rojos, diabólicos, brillaron con más intensidad y después, todo se apagó....
El ser demoníaco ya hacía rato que había perdido ese punto emotivo que nos convierte en seres humanos. Para su desgracia, aquellos pobres rehenes sentían como algo extraño se desplazaba pesadamente por toda la estancia, los aterrorizados funcionarios buscaban la procedencia del ruido y sólo se encontraban con unas oscuridad impenetrable y oculta. El extraño ser de pesadilla se desplazaba pesadamente haciendo vibrar las paredes y su respiración reducida a apenas un simple gruñido, entonces sonó una voz con mil reverberaciones, era una mezcla de voces masculinas y femeninas, ininteligibles, de distintos tonos que estremecía de terror a los secuestrados.
Mientras tanto, en el exterior, va incrementándose el número de gente atraída por los sucesos que están ocurriendo en la oficina de recaudación. Escuchan sobrecogidos los violentos sonidos que proceden de interior. Estampidas y violentas explosiones parecen conmover los cimientos del viejo edificio. Una brutal sacudida ha reventando los cristales de las ventanas y una lluvia de añicos se abate sobre los asistentes.
…”Ahí dentro está pasando algo gordo”... Pronuncia uno de los curiosos, un vecino del barrio.
…”Alguien sabe qué es lo que está ocurriendo”... Pregunta otro.
…”Yo estaba dentro esperando mi turno para que me hicieran la declaración de Renta y una mujer con cara de alucinada se ha presentado echando a todo el personal y no sé nada más..” concluye el hombre.
…” Si yo también la he visto, sólo con verla ya te ponía los pelos de punta, cuando nos ha echado, nadie ha osado contradecirla”... Comentó una mujer.
Los comentarios se interrumpen con la llegada de las primeras unidades de policía, bomberos y ambulancias. En poco tiempo, la policía acordona la calle y el estridente sonido de las sirenas que invade el lugar se convierte en una auténtica pesadilla. Los bomberos intentan acceder al interior, pero una violenta explosión que agita todo el edificio y el asfalto, les disuade. Aquello no es normal, piensan los agentes que, paralizados por el pánico son incapaces de reaccionar. La prohibición y el morbo atraen a más gente y pronto una gran riada humana se acerca peligrosamente por todas las calles adyacentes. El caos es absoluto y nadie puede hacer nada por evitarlo.
En el interior del edificio, el horror sólo acaba de empezar, el suelo de la Delegación de Hacienda se resquebraja dando origen a una profunda grieta de donde brota algo parecido a una marea de fuego que adopta la forma de un demonio espectral que tiene siete cabezas y diez cuernos, el monstruo infernal enarbola una gigantesca bola de fuego con la que amenazaba a los pocos seres vivientes que aún quedan en la Delegación. Cada cuerno parecía una antorcha y aquellos desdichados funcionarios comprendieron que la bestia de fuego, renacida, carecía de nombre, porque su existencia era tan larga como la misma historia de la humanidad. Nada parecía calmar la sed de sangre y muerte de aquella mujer demoníaca. Los gritos y los llantos de las personas atrapadas parece que entonan una fúnebre melodía, una maldición infernal que culmina cuando las personas comienzan a desvanecerse cayendo en el suelo. Sus vidas segadas y los demonios y el fuego concluyen su obra destructiva. Cuando todo cesa los supervivientes se encuentran al borde de quedar inconscientes por el agotamiento. Los monstruos desaparecen, se abren la puertas y entra la luz reveladora y purificadora.
Multitud de curiosos se agolpan delante de la entrada y contemplan con los ojos muy abiertos la destrucción que ha provocado el fuego. La devastación ha reducido a cenizas todo el mobiliario, los ordenadores convertidos en amasijos de hierros humeantes y las paredes ennegrecidas. Todo contribuye a crear un espectáculo desolador.
Pero, en el centro de ese escenario de destrucción destaca una figura de aspecto humanoide completamente asolada por el fuego. Permanece milagrosamente en pie, nada en ella denota dolor, manifiesta una total insensibilidad por todo el cuerpo.
Tras unos minutos que amenazan con hacerse eternos, el ser de pesadilla se recupera del inmovilismo y abandona el lugar y, extrañamente, recibe el aplauso de la gente que se encuentra congregada a las puertas de la delegación de hacienda.
Casi desnuda, porque sus ropas han sido devoradas por las llamas, y completamente desfigurada ya que presenta por todo el cuerpo gravísimas quemaduras, camina rodeada de gente y nada turba su nueva existencia, alza los ojos y sonríe al contemplar la inmensa bóveda celeste, pura, limpia de nubes. La mujer recuerda todo lo que ha dejado atrás y una gota de sangre, procedente de sus ojos, se derrama por sus destrozadas mejillas.
Una silenciosa marea asfixiante de gente procedente de las calles adyacentes sigue a la mujer, uniéndose a la marcha.
Como si renaciera de sus cenizas, su piel quemada se está regenerando y comienza a mostrar un aspecto más lozano. Completamente desnuda luce sus curvas con toda naturalidad. El cabello corto y rojizo, como el fuego, relumbra con el sol y sus hermosos ojos verdes se centran en el horizonte, asombrados. Sabe que el fuego ha posibilitado su transformación y camina nuevamente sobre la tierra...
Némesis ha renacido y ha castigado la desmesura de los hombres poderosos, todos han pagado, inocentes y culpables, nadie ha escapado a su furia destructiva.
Desde el cielo un helicóptero en estacionario, contempla la marea humana que se agita por el centro de la ciudad.
…” ¿Se ha organizado una manifestación para hoy? Pregunta el piloto a su compañero.
…” Me parece que había convocada una en contra de los recortes en SANIDAD, pero no estoy seguro”. Es la incierta respuesta que recibe.

El suceso ha sido comentado en todos los canales de Televisión y rotativas del Estado. Una sonriente locutora se dirige a los telespectadores con la misma suficiencia de siempre:
…” A las doce del mediodía una terrorista fanática ha ocupado la delegación de Hacienda y ha mantenido como rehenes a todos los funcionarios de la misma. Sin reclamar ni exigir ninguna demanda ha provocado una sangrienta masacre. Los supervivientes, todavía en estado de shock, hablan de la presencia en el lugar de los hechos de demonios y monstruos, posiblemente, todavía afectados por la experiencia vivida. Los responsables municipales han puesto a su servicio un equipo de profesionales.
La mujer, que se hace llamar NÉMESIS, se ha dirigido a unos niños empleando unas palabras de sobra conocidas por todo el mundo, aquellas que pronunciara hace más de 2000 años, Jesucristo:

..."Dejad que los niños vengan a mi y no los estorbéis, porque de ellos es el Reino de Dios. En verdad os digo, quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él"...

Y, abrazándolos, les bendijo, imponiéndoles las manos.

..." Id y traedme a aquellos que sufren y tienen hambre porque yo les saciaré"...

Dos niñas se han adelantado y cogiéndola de la mano le han dicho:

…”No temas señora, nosotras nos encargaremos de llevar a cabo tu deseo”...

…”Formaré con todos vosotros un ejército de almas blancas con la que derrotaremos al Ángel del Abismo que habita entre nosotros y que busca nuestra destrucción”...

                                                             ***

Han pasado algunos años y desde un lugar maravilloso del Norte de Francia, una mujer de centelleante mirada verde y cortos y ensortijados cabellos de fuego se dirige a un grupo de niños y les dice:
Tenéis que saber que los DÍAS DE LA IRA han comenzado, una oleada de furia homicida descontrolada se abatirá sobre el PLANETA, y vosotros sois los escogidos para hacer frente a esta corriente de odio y desesperación. Ahora sois pequeños y os estáis entrenando para ello, pero los muros de la fortaleza nos os protegerán siempre, tendréis que estar preparados. Hace más de un milenio un arcángel creó sobre esta Roca una imponente fortaleza...
Mientras hablaba dirigía miradas de preocupación y fascinación a la gigantesca mole que se erguía en medio del mar, desafiando a los elementos, pues la marea iniciaba un avance inexorable en su eterna tarea por aislarlos del continente. La suave cadencia de la voz femenina sugestionaba las mentes infantiles.
…”Señora”... Intentó explicarse un niño de tez bruna y abundantes cabellos negros.
…”Señora, no- le cortó, tajantemente, la mujer- “ A partir de ahora me llamaréis: EUGENE”...
..."Es mi nombre y lo luzco con orgullo, recordadlo en el futuro"...
Ahora montad en vuestros caballos que tenemos que seguir con las enseñanzas. Los niños imitando a la hermosa mujer se encaramaron, a pelo, a lomos de sus caballos y agarrándose con fiereza a sus suaves crines, iniciaron una veloz carrera en pos de la Jínete Púrpura que, indiferente a las espumosas olas del mar, galopaba con pasión, dejando la huella de los cascos de su caballo sobre la arena húmeda de la playa.

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