En el pueblo se escuchaba una seria advertencia: “ no os acerquéis al lago si hay niebla”. Pero ya sabéis que, para la juventud, no hay nada más atractivo que lo prohibido…
Ese consejo iba dirigido a los chiquillos de la aldea porque sentían una especial atracción por la zona del lago, precisamente, cuando aparecía aquella niebla espesa.
Aquella tarde, haciendo caso omiso a las advertencias de los ancianos del pueblo, se agrupaban en las plácidas orillas del lago. Las copas de los árboles se reflejaban en las tranquilas aguas dibujando paisajes lacustres que invitaban a la ensoñación romántica.
Agosto 1976
Aquella noche no iba a ser distinta, los adolescentes sedientos de aventuras decidieron realizar una excursión nocturna al lago. Cuando llegaron, fijaron su atención en el desagradable desguace que se encontraba cerca del lago. La idea de los jóvenes era penetrar en el cementerio de coches para robar alguna que otra pieza para sus coches de segunda mano. Pero la inhóspita negrura del lugar disuadió a los jóvenes y optaron por pasar un rato junto al embarcadero. Durante el día, penetrar entre los viejos cacharros abandonados era una actividad muy atrayente, pero durante la noche las imponentes moles de hierros retorcidos, sumidos en la más absoluta oscuridad, desalentaba al muchacho más valiente.
El embarcadero penetraba unos tres metros en el agua y sobre la superficie se reflejaba la luna y los astros de la noche. Las sombras impedían gozar de toda la naturaleza circundante, pero sólo bastaba echar una mirada por encima del hombro, para contemplar las misteriosas lucecitas que anunciaban la presencia cercana del pueblo.
Los niños contemplaban con fijación hipnótica el reflejo de las estrellas en la superficie del Lago, cuando se dieron cuenta de que habían demasiadas luces, por un momento los niños parecieron flotar en un mar de luz cegadora. Entonces, comenzó a formarse una espesa niebla que cubría todas las inmediaciones del lugar. Los muchachos estaban paralizados por el miedo, cuando comenzó a escucharse un sonido metálico, lejano, como amortiguado, eran las campanadas malditas. Los muchachos comenzaron a persignarse ya que siempre presagiaban desgracias.
Se miraron entre sí y presos de un pánico descontrolado intentaron huir del lugar, pero unos extraños cánticos que provenían del sendero detuvo su carrera y corrieron a ocultarse tras unos matorrales. Desde su escondite vieron desfilar ante sus ojos a los misteriosos encapuchados que avanzaban por el sendero entonando unos cánticos que los muchachos no podían entender. El grupo era más numeroso de lo que esperaban. Los chiquillos intrigados, una vez perdieron de vista los encapuchados, decidieron seguirlos. A pesar del miedo que sentían, la curiosidad era mucho más poderosa. Silenciosamente y tratando de evitar que los descubrieran observaron como llegaban hasta el pequeño lago y se dividían formando un círculo, rodeándolo. En ese momento, levantaron las manos hacia el cielo y entonando más fuertemente los cánticos invocaron a las criaturas del Lago. Un remolino de agua se formó en el centro, se elevó violentamente y surgió una criatura pavorosa, mitad hombre mitad bestia, con dos protuberancias en la frente. Una sonrisa terrorífica se dibujo en el rostro y una voz atronadora brotó de la garganta de aquel ser de pesadilla. Fueron cayendo las capuchas y aparecieron rostros conocidos, rostros con los que se encontraban a diario en el pueblo. Aquellos siniestros adoradores eran sus queridos vecinos, aquellos que los vieron crecer. Entre los jóvenes creció un silencio opresivo, lleno de malos presagios. Pero lo peor aún estaba por llegar, la espantosa criatura del Lago se desplazó sobre las aguas como si levitara y con unos violentos fogonazos de su lengua de fuego iba achicharrando a las víctimas con las que se iba encontrando.
Los muchachos desde su escondrijo pudieron contemplar los cuerpos humeantes de las víctimas. Tan absortos estaban contemplando la dantesca escena, que no vieron a la frágil silueta femenina que vestida de negro, con una larga melena blanca y los ojos grises como el reflejo de la luna, se acercaba en completo silencio y que, al adentrarse en las aguas del lago, fue engullida por una gigantesca mano gaseosa que la agarró y la arrastró hasta las profundidades del lago. A partir de ese momento, la criatura experimentó un cambio en su aspecto; transformándose en una masa gaseosa antropomórfica acabó esfumándose en el aire; dejando tras de si una estela de horror y muerte.
Los muchachos dominados por un terror infinito abandonaron su escondrijo y paralizados y en completo silencio contemplaron la escena apocalíptica. Bajó la temperatura, pero los jóvenes no daban muestras de sentir frío, aunque un raro temblor acometía sus cuerpos. Aún se estaban recuperando de la impresión, cuando la mujer emergió nuevamente de las aguas de lago, tenía el pelo y la túnica empapadas, pero no daba muestras de tener frio, parecía desplazarse sin tocar el suelo, se detuvo a un metro de los muchachos, levantando la cabeza y mirándolos fijamente con unas pupilas negras como una noche sin luna, pronunció unas palabras ininteligibles "برای همیشه و همیشه به من روح می شود و راضی(*)Después se dio la vuelta y se dirigió de nuevo hacia la orilla del Lago donde se sumergió.
Los muchachos desconocían la lengua empleada por la mujer y se miraron entre sí tratando de encontrar una explicación a las extrañas palabras pronunciadas por la extraña mujer del lago.
- ¿Habéis entendido algo? Preguntó el muchacho que aparentaba ser el mayor del grupo.
- Creo que ha hablado en árabe, pero no he entendido nada, y no me importa lo más mínimo lo que ha dicho.. Así que yo me largo, ya no aguanto ni un minuto más aquí…. Contestó un muchacho con la cara llena de pecas y una insolencia que nacía de un terror que sus palabras apenas conseguían ocultar.
Los otros muchachos no tardaron en imitarle, después de contemplar el escenario devastado por el ardiente aliento del monstruo encaminaron sus pasos rumbo al pueblo que, a aquellas horas, aparecía totalmente en silencio, como si durmiera. Algunas luces encendidas anunciaban una tímida existencia. La inanimación del pueblo inquieta por un instante a los muchachos para los que el fluir de la vida parece haberse detenido en otro mundo paralelo y el leve aleteo de un ave nocturna era el único indicio de vida en el lugar. Los jóvenes sintieron como la noche se volvió repentinamente más fría e inhóspita.
Pero les aguarda la más terrible de las sorpresas ya que cuando llegaron al pueblo se encontraron con la más horrible de las devastaciones, alguna luz mortecina indica un atisbo de vida que se iba consumiendo poco a poco como si de una vela se tratara. Un soplo ardiente y demoledor parece haber devorado todas las viviendas, caminan desolados entre escombros, cuerpos calcinados y cenizas. Horrorizados buscan con desesperación su hogar pero se encuentran con fachadas quemadas y humeantes, sin aparentes signos de vida, sus coches habían ardido en medio de las calles y los objetos cotidianos esparcidos por doquier. Las ruinas de su hogar son los únicos testigos del horror que ha sufrido el pueblo. Los muchachos hundidos, miran al cielo buscando una explicación a tanta barbarie y un silencio espectral es la única respuesta que reciben. La realidad golpea a los muchachos con toda su crudeza y ya no pueden contener el llanto: SON LOS ÚNICOS SUPERVIVIENTES.
Al día siguiente, todos los medios de comunicación daban una terrible noticia. En un pequeño pueblo situado en las inmediaciones de un Lago aparecieron, a excepción de cuatro adolescentes que se encontraban bajo observación médica, los vecinos reducidos a cenizas o carbonizados y todas las cabezas de ganado de la zona habían desaparecido. Un intenso olor a pólvora mojada y huevos podridos impregnaba el ambiente. Los científicos pensaron en la posibilidad de que el azufre fuese el detonante del la explosión. Los supervivientes experimentaron visiones y alucinaciones durante largo tiempo. Los investigadores insistían en el hecho de que en aquella zona ocurría algo de difícil explicación. Una vez descartado el azufre, se pensó en las altas concentraciones de anhídrido carbónico. Igualmente descartado, se pensó en la posibilidad de que una posible erupción volcánica en las profundidades del Lago pudiese desencadenar tales sucesos. Así que se organizó una expedición submarina para inspeccionar las entrañas del lago.
La prensa sensacionalista hablaba de misteriosas maldiciones que cobraban vida bajo el influjo de la niebla.
El día amaneció radiante con un increíble cielo azul que parecía rivalizar con las mansas aguas del lago, un lugar paradisíaco hasta pocas horas antes ya que el aspecto que presentaba hablaba de una profunda explosión que arrasó toda la vegetación circundante, convirtiendo los árboles de la orilla en esqueletos vegetales en precario estado. Contemplar los restos de los hermosos sauces llorones aún colgantes sobre las agua y las plantas carbonizadas llenas de lodo flotando en la superficie provocaba un inmenso desconsuelo
El equipo submarinista se halla dispuesto para iniciar la inmersión en presencia de la prensa y un equipo de investigadores que se halla en el lugar para evaluar la situación. Se recomienda prudencia al equipo de submarinistas ya que el fondo del lago es fangoso y traicionero y su exploraración puede entrañar algún peligro.
El primer turno se sumerge en las frías aguas, bajo la atenta mirada de todos los presentes…Inspeccionan el fondo del lago y se encuentran con una construcción que descansa en el fondo, las algas que crecen en la base casi ocultan los imponentes muros del edificio. Entre las plantas acuáticas sobresale una torre semiderruida por la acción del agua destacando sobre el contorno del edificio. El asombro crece en el hombre cuando cree ver una campana oxidada colgando en el interior de la torre. Comprende que se encuentra ante un edificio religioso por lo que decide salir a la superficie y descubrir el hallazgo.
Todos los curiosos se arremolinan alrededor del hombre, pero no pueden evitar sentirse decepcionados al tener que desechar la posible aparición espontánea de un volcán en las profundidades del lago, como ocurrió con el Paricutim, en México, cuya aparición supuso la desaparición de dos poblados. Pero los científicos locales se frotan igualmente las manos, pues existe una antigua leyenda sobre la región que habla de la presencia de un monasterio maldito bajo las aguas del Lago.
…” Después de todo van a ser ciertas las habladurías que corren sobre la existencia de un lago bajo las aguas del lago”…Explica uno de los geólogos, nacido en el pueblo y que cuando era pequeño jugueteaba, como tantos otros críos, en sus verdes orillas. Los mitos y las leyendas de la zona alimentaron su imaginación y siempre sintió la necesidad de explorar aquellas misteriosas profundidades acuáticas buscando edificios malditos.
…” Las maldiciones son una cosa y la realidad es otra muy distinta, existen multitud de edificios, incluso pueblos que han sido sepultados bajo el agua porque la construcción de los embalses los desplaza, pero bajo el agua se preserva la estructura original de lo que antes fue un centro importante de la población. Contrariamente a lo que pensábamos antes, nos encontramos ante un lago artificial que atesora bajo sus profundidades un monasterio por lo tanto necesitamos un arqueólogo que realice un trabajo de campo sobre el asunto”… Responde el hombre que se halla a cargo de la investigación.
…” ¿Qué historias son esas que se cuentan sobre este Lago? Concluye preguntándole al geólogo…
Es una historia un poco fantasiosa, pero siempre ha hecho las delicias de la juventud de la zona, tanto es así que incluso se prohibía merodear por los alrededores del Lago cuando aparece la niebla, porque se han producido extrañas desapariciones en la zona.
Se dice que hace mucho tiempo existía en la zona una abadía. Entonces no había agua. Eso vino después. Al principio cuando construyeron la abadía, todos los hombres eran buenos y muy piadosos; pasaban el tiempo orando y realizando buenas obras.
La gente acudía de todas parte a visitar la abadía y traían consigo regalos, oro y plata, vinos y alimentos exquisitos, de modo que en lugar de vivir en la pobreza los monjes se rodearon de riquezas y ostentación y comenzaron a realizar prácticas perversas. Gozaban de la comida, bebían en exceso y se dedicaban a prácticas corruptas. Un día llegó a la abadía un extraño que no traía regalos. Sólo entró en la iglesia y oró por ellos, les dijo que Dios estaba disgustado con ellos porque llevaban una vida disoluta y corrompida y que habían convertido un lugar sagrado en un ejemplo de iniquidad. Y, que su salvación se encontraba en el arrepentimiento. Cosa imposible porque los monjes estaban demasiado apegados a los bienes materiales, así que no podían ni querían renunciar a ese tipo de vida tan satisfactoria. La presencia del extraño incomodaba a los monjes así que optaron por alejarle de la abadía. Ante la negativa del hombre a los planes de los monjes corruptos éstos decidieron echarlo sin contemplaciones. Como el hombre se negó a irse decidieron convencerlo azotándolo con los látigos que ellos mismos utilizaban para autoflagelarse en el pasado, porque era una manera de purificarse.
Un extraño prodigio operó sobre el cuerpo del peregrino porque ningún látigo conseguía impactar en su cuerpo:
…”Este lugar una vez fue consagrado – dijo el hombre misterioso- pero ahora queda maldito. Pronto será como si nunca hubiera existido. Las peores inundaciones lo barraran de la faz de la tierra.Vuestras campanas serán silenciadas, tan sólo repicaran cuando anuncien alguna desgracia; salvaos cuando anuncien alguna terrible desgracia”... Pronunció con gravedad y, desapareció.
Después, los monjes, cuando fueron a tocar las campanas no emitieron sonido alguno. Los monjes se asustaron y empezaron a rezar, pero de nada les sirvió, porque las campanas seguían en silencio. Una noche comenzó a llover de forma torrencial, sin parar, durante cuarenta días con sus noches, hasta que los ríos se desbordaron y el agua subió hasta cubrir por completo la abadía, en el lugar donde se encontraba apareció el pequeño lago que tenemos ante nuestros ojos.
Agosto 1996
La gente disfruta de un soleado día de verano a orillas de un precioso lago donde se respira la tranquilidad de las vacaciones. Los chiquillos se encuentran chapoteando en el agua cuando se siente un lejano repicar de campanas, un vago temblor agita las aguas y un imperceptible olor a azufre comienza a impregnar el ambiente. Una familia nota el desagradable olor y comienza a recoger sus cosas.
En el automóvil, un chiquillo pelirrojo con la cara llena de pecas le pregunta a su padre:
…”¿Papá porque nos hemos ido tan pronto?”… la pregunta del niño no consigue ocultar la decepción que siente por haber tenido que dejar un lugar en el que tanto estaba disfrutando.
…” Nos hemos ido, porque el trabajo ya está hecho”… Contesta el hombre y su cabello rojizo refleja la repentina explosión de fuego que se ha producido en el Lago…El hombre gira la cabeza y contempla con una media sonrisa la gran onda expansiva de fuego que alcanza el cielo.
Catalina Cazorla.
برای همیشه و همیشه به من روح می شود و راضی(*)
Traducción: Por los siglos de los siglos, dadme almas y seré saciada….
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