LA CASA HECHIZADA


La muchacha camina vacilante por un tortuoso sendero lleno de piedras, que le dañan los pies. Pero, nada la detiene, avanza entre temerosa y decidida, la impulsa un vago anhelo difícil de explicar. El camino inicia una suave pendiente que conduce hasta un siniestro caserón, rodeado de árboles descarnados, sin hojas y renegridos. La soledad y la estela de la luna ilumina la figura de la muchacha convirtiéndola, casi, en una figura angelical. Un vendaval repentino azota el delgado cuerpo de la joven y de manera inconsciente se abraza tratando de alejar el frío hiriente de la noche. Golpea la puerta y el sonido atronador casi despierta a los muertos…Lentamente, la puerta se abre...Y, aparece una mujer muy anciana, pero increíblemente hermosa, luce una larga melena blanca que arrastra por el suelo, y una túnica negra, con bordados plateados, que oculta por completo su figura. En torno al cuello, luce un extraño collar formado por pequeñas piedras negras que irradian un extraño fulgor. Cuando la mujer empieza a hablarle, la joven despierta bruscamente con el corazón dándole brincos en el pecho.

Atormentada por los constantes sueños que viene padeciendo desde hace algunas noches, la joven se despierta sudorosa y llena de desasosiego. Regueros de sudor recorren sus pálidas mejillas y no puede reprimir el llanto. El sueño es como una historia que se ha ido completando poco a poco en cuatro noches sucesivas.

Aquel día, se dirige en coche hacia su oficina, pero una retención de tráfico la ha obligado a coger otro itinerario alternativo para no llegar tarde. La mañana no puede ser más hermosa, el cielo, de un color azul intenso, luce sin nubes. Repentinamente, un intenso malestar se apodera de ella, experimenta una vaga mala sensación que no sabe a qué atribuir. Cuando, de pronto, descubre que el coche recorre un paraje conocido, un lugar demasiado familiar para ella, que bajo la luz de la mañana cobra un nuevo aspecto. Indiscutiblemente, es el lugar que aparece en su sueño. Estupefacta, busca con la mirada la pequeña colina coronada por el viejo caserón y cuando por fin la visualiza en la lejanía, experimenta una gran paz interior.

Abandona la carretera, dando un brusco volantazo y aparcando en la cuneta, cruza el negro pavimento de la vía, y enfilando el sendero pedregoso se dirige hasta el caserón. Siente el corazón desbocado y conforme se aproxima, la firme decisión, que la animaba al principio, la va abandonando. Cuando se encuentra en la desolada y solitaria cima de la colina, repite el ritual del sueño y llamando a la puerta, siente como ésta cede un poco, abriéndose. Nadie sale a recibirla, pero ella guiada por un impulso, traspasa el umbral de la puerta adentrándose en la negrura inconmensurable de la casa. Nadie la recibe, llama su atención los diversos cuadros que cubren las mohosas paredes. Y, entre todos, uno llama su atención, se acerca y horrorizada se reconoce en el lienzo, es ella misma y su retrato forma parte de una amplia colección en la que aparecen representadas otras mujeres con gran parecido físico entre ellas.

Se encuentra ensimismada contemplando la extraña colección pictórica cuando un grupo homogéneo de ancianas aparece de pronto, irrumpiendo en la estancia donde se encuentra. Entre todas ellas, una, que reconoce como la de su sueño, se adelanta y le dice:

…”Por fin hija mía, has encontrado nuestra casa… a partir de ahora formas parte de la hermandad del sueño”…

…”¿La hermandad del sueño?”… Pregunta intrigada la joven…

…”Sí, la hermandad del sueño es un grupo de hechiceras que se comunica con sus elegidas a través del sueño… intentamos reclutar nuevos miembros para nuestra orden”….

…”No estoy interesada en formar parte de ninguna hermandad”…Contesta, con rebeldía, la joven.

…”No tienes elección, porque tu ya no estás entre los vivos. Mientras vivías rondabas esta casa en sueños, pero ahora estás muerta y la frecuentas como un fantasma”…

…”¿Qué tonterías está diciendo? responde con enojo.—¿Está usted desvariando?”…

…”No hija, por desgracia no desvarío, has muerto en un accidente de tráfico y tu espíritu te ha conducido hasta este lugar?”... Dijo la anciana y suavemente cerró la puerta.



Mientras tanto, en la carretera, un coche volcado, humea completamente destrozado y entre el amasijo de hierro sobresale el cuerpo destrozado de una mujer joven. El horror aparece dibujado en su rostro y sus ojos vacíos y sin vida están clavados en la casona solitaria, de una colina cercana, que destaca bajo el radiante cielo azul de la mañana….



CATALINA CAZORLA

Comentarios

Entradas populares