TERROR EN EL CANÓDROMO

Hace algunas semanas una muchedumbre de jóvenes convocaron por Internet un botellón en los antiguos terrenos de un Canódromo, un lugar especial y de gran importancia para el barrio, pero tristemente famoso porque en él se maltrataba a los animales, circunstancia por la cual al final cerraron sus puertas. El atractivo edificio llamaba la atención por su audaz arquitectura, en la que destacaban unas impresionantes gradas que hacían la delicias de la chiquillería del barrio. Al final, la plaga de ratas y el abandono tejieron su leyenda negra.

La juventud del barrio estaban hartos de ser reprendidos por la gente por reunirse en sitios públicos. Perseguidos y regañados por la policía, así que se plantearon la idea de hacer el botellón en otro sitio, en un edificio abandonado en las afueras de la ciudad. Cuentan los ancianos del barrio que hace mucho tiempo existía un perro guardián, cruel y despiadado que se caracterizaba por atacar y atemorizar a todo aquel que osaba acercarse a fisgonear las viejas instalaciones. Un día desapareció en extrañas circunstancias y nunca más se supo de él.

Un fin de semana, se congregaron todos en el patio de aquel viejo edificio abandonado. Ávidos de aventuras, penetraron en el oscuro interior del Canódromo por uno de los amplios ventanales que se encontraba entreabierto, lo primero que vieron nada más pisar el interior, fue un gran pentáculo invertido dibujado en el suelo con tiza y en el centro del mismo la silueta de lo que parecía una persona. Los curiosos no le dieron demasiada importancia al asunto y siguieron recorriendo el edificio buscando alguna pared donde dejar sus graffitis y así marcar su territorio. Llegaron a una nave gigantesca atravesada por un haz luminoso de la luna que creaba una inquietante atmósfera de misterio provocando algún que otro ramalazo de miedo entre los jóvenes. Uno de ellos lanzó un grito cuando algo peludo le rozó la pierna, era una de las muchas ratas que campaban a sus anchas por el edificio. Tenían la intención de encontrar un buen lugar donde emborracharse, pero las tinieblas del local les disuadió de la idea, así que salieron a la gran explanada por donde habían entrado. Algunos rabiosos la emprendieron a pedradas con los cristales de las galerías, mientras que otros se dedicaron a garabatear pintadas insultantes contra el sistema. De pronto, sin causa aparente, cuando más animados estaban, el interior del antiguo edificio se iluminó de manera fantasmagórica dejando estupefactos a los jóvenes, pero sólo pensaron que era la gracia de algún compañero que les quería gastar una broma macabra y empezaron a reírse a carcajadas, se sentaron con las piernas cruzadas bajo las farolas y sacaron las bebidas.

Disfrutaban como nunca, las carcajadas alegraban la noche, hablaban de sus cosas. Los abusos con la bebida no se hicieron esperar y pronto uno de los jóvenes se levantó y se dirigió a sus amigos diciéndoles que tenía ganas de vomitar y se fue a un rincón que permanecía oculto entre las sombras. Ebrio de aventuras y de alcohol quiso hacer una última gamberrada y en el rincón donde dejó su vómito repugnante garabateó la palabra WC y señaló con una flecha el lugar…

Viendo que pasaba el tiempo y el amigo no volvía fueron a buscarle por si se había perdido…Buscaron por los alrededores y nada, al final volvieron a meterse en el interior del edificio por el amplio ventanal. De pronto, los gritos de espanto de los jóvenes resonaron incrementados por el eco al descubrir el cuerpo del amigo sin vida en el interior del pentáculo invertido y, a un lado, destacaba la presencia de un perro negro arqueando el lomo y mostrando unos descomunales colmillos en actitud amenazadora. Durante un momento se palpa el peligro, apenas transcurren unos minutos cuando de pronto el cuerpo del animal empieza a deformarse y alcanzar una altura descomunal ante los aterrorizados ojos de los jóvenes que antes de que puedan reaccionar son destrozados por las fauces hambrientas del CANCERBERO y llevados con él hasta el infierno…

El presente cuento es un relato de ficción y, a pesar de la foto, no hace referencia alguna a personajes, circunstancias o lugares reales…