Existe una mujer en el barrio que se declara amante de los animales, porque según ella “quien no quiere a los animales, no quiere a su familia”.
Y, puede que tenga razón, los animales merecen ser tratados con respeto y deben tener derecho a la atención, los cuidados y la protección del hombre.
Pero, con las palomas sucede una cosa, son muy bonitas, pero están consideradas como las “ratas” de las aves. En el barrio se han convertido en una plaga caótica. Dañan el patrimonio urbano y causan daños en los cultivos y plantas. Además, transmiten enfermedades como la encefalopatía; psitacosis; Lencina, que si no se trata puede derivar en una neumonía atípica que puede llegar a matar; también Escherichia coli , a través de la materia fecal. Ocurre que, cuando los tanques de agua no están tapados, defecan en el interior y eso provoca fundamentalmente diarreas. Además, un ácaro en su pluma da sarna y cuando hay mucho contacto con ellas pueden contagiar piojos.
Su materia fecal produce un hongo corrosivo que daña la superficie de monumentos y edificios. Un caso conocido es el de Venecia, en Italia, donde las autoridades llegaron a aplicar multas a quienes les dieran de comer porque ya no sabían de qué modo preservar las reliquias de la ciudad.
En Barcelona no se puede matar palomas; pero no se les puede dar de comer, se prohíbe bajo multa de 300 a 600 euros, por ensuciar la vía pública. El ayuntamiento aconseja que se utilicen todos los medios al alcance para evitar la nidificación y su desarrollo.
Siguiendo con el tema, esta señora es poco dada a las buenas palabras, de porte altanero, descarada y malhumorada, reacciona mal cuando es increpada por los vecinos por esta costumbre que tiene de alimentarlas:
…”¿Es que no te gustan las palomas?”… responde desafiante y envalentonada, porque nadie le replica.
Poco dada a la convivencia social, no tiene muchas simpatías en el barrio y es que los vecinos cada vez tienen menos paciencia con ella. Tiene muchos recursos, la buena señora hasta ha intentado cambiar de imagen, poniéndose una peluca con la que pasar desapercibida, pero “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”, naturalmente, aunque vaya disfrazada, todo el mundo la reconoce y la rabia da paso a la burla y la ironía.
Hace más de 10 años que las alimenta, y las palomas cuando intuyen que va a venir su fuente de alimento se alinean ordenadamente sobre el terrado del parking de Concepción Arenal, emulando esa película tan famosa de Alfred Hitchcock, “los pájaros”. Contemplar esta escena puede resultar hasta inquietante. Suele pasar dos veces al día, una por la mañana y otra por la tarde y siempre deja la huella de los restos del grano que ha ido derramando por el suelo para que las palomas, y más tarde, cuando llegue la noche, las ratas se alimenten. Los vecinos la hemos denunciado por insalubridad, incluso hicimos una recogida de firmas en el barrio porque la culpábamos de ser el origen de la gran plaga de ratas que asolaba el barrio. No pareció solucionarse, sigue alimentándolas, sólo que ahora evita encontrarse con los vecinos. Últimamente, la hemos visto y su actitud ha cambiado, ahora les habla, les susurra que guarden silencio y con un gesto se las lleva a otro lugar donde nadie la vea como sigue dándoles de comer. Se hace la loca, pero está muy cuerda…demasiado cuerda….
Esta mujer se cree bondadosa porque alimenta a estas aves , pero también denuncia a alguna que otra comunidad porque "supuestamente" no trata bien a las palomas, pero lo raro de esta señora es que un día, paseando, la vimos asomada en el balcón de su casa y ¡¡¡sorpresa!!! tenía pinchos de esos que se colocan para ahuyentarlas…
Hasta aquí la historia de una mujer que alimenta, habla y cuida de las palomas y de paso, de las ratas del barrio. Me encantaría poder hacerle una foto, pero cualquiera se atreve…je,je,je…
Eso no quiere decir que si algún valiente la conoce ….ejem, ejem…
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