sábado, 1 de octubre de 2011

FESTA DEL CEL:TODO PARA EL PUEBLO, PERO SIN EL PUEBLO"




Nos encontramos ante una incoherencia y, aunque, muy pocos lo reconozca, una afrenta más de nuestros políticos que cada día que pasa se alejan a pasos agigantados de la Democracia y se acercan más al Despotismo ilustrado o iletrado, según se mire, del siglo XVIII asumiendo de pleno derecho la famosa frase “todo para el pueblo, pero sin el pueblo” ellos la han convertido en su dogma. Tras sorprendernos con la abusiva aplicación de unos recortes arbitrarios, caóticos e ideológicos; tras conocer la noticia de que el Hospital de San Pablo de Barcelona cerrará en breve sus visitas externas; teniendo en cuenta que, en la construcción del nuevo edificio, la Generalitat aportó 293 millones de euros, es decir su construcción ha sido sufragada por parte de los impuestos de todos los catalanes, entendiendo que ahora su servicio asistencial sólo irá dirigido hacia las clases más pudientes; enterarnos de esa noticia que dice que para solucionar el problema de las largas listas de espera que ha provocado la Generalitat con sus recortes, los médicos del Hospital de Bellvitge se han ofrecido gratis para operar fuera de su horario laboral a los enfermos oncológicos y; concluyendo, con ese infame aplazamiento del pago a residencias geriátricas y centros de discapacitados. Según mi opinión qué clase de Ayuntamiento tenemos no es capaz de solucionar los problemas más acuciantes de nuestra comunidad, y pierde el tiempo en organizar actos vacíos de contenido tratando de manipular y dirigir la vida social de los ciudadanos. Aplican recortes inhumanos y mientras tanto despilfarran con esa pirotecnia inútil y esta “Festa del Cel” que no es más que un alarde propagandístico del partido político de turno en el gobierno. ¿Es conveniente aplaudir una demostración de fuerza militar de combate?, si lo pensamos bien, puede llegar hasta a ser un tanto intimidatorio. Prefiero ver una ciudad que se declara partidaria de la paz, queremos un nuevo enfoque de estas fiestas dirigidas a fomentar la paz y la armonía de los países, deseamos ver cometas, guirnaldas, globos, bomberos, paracaidistas, parapentes, etc… todo ello puede llenar nuestros cielos de belleza, paz y armonía.

Siento inquietud cuando llegan esos cazas ultrasónicos surcando nuestros cielos, siento un estremecimiento que me desasosiega. Esto no es nuevo, me ha pasado siempre, antes disfrutaba con estas fiestas, pero, cuando irrumpían en el firmamento esas máquinas infernales desaparecíamos del escenario, y es que ya cayeron muchas bombas en España durante la Guerra Civil y nuestros padres aunque eran muy pequeños, todavía lo recuerdan y la experiencia no es ni ha sido nunca agradable para ellos.

Fiel al espíritu de toda la vida “pan y circo”, creo que en época de crisis deberían restringirse los festejos y el ahorro invertirlo en los sectores que más lo necesitan.

Los barceloneses demostraríamos una gran madurez política si hiciéramos caso omiso a todo lo que dice este Ayuntamiento e ignorásemos todos los eventos y festejos que tiene organizados y respondiésemos con nuestro silencio y ausencia, sería nuestra respuesta ante la frialdad con que se enfrentan a las movilizaciones y huelgas que se organizan en la ciudad.

Y, por último me gustaría saber qué coste económico tiene este festejo de acrobacia aérea mientras nos recortan sanidad y educación.

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