DOMINGO DE OTOÑO

El mes de octubre es uno de los más hermosos del año, aún se puede disfrutar de días brillantes y soleados. Pero cuando la lluvia hace su aparición y nos regala esos días nublados tan hermosos, es cuando más siento el impulso de salir y disfrutar de esta preciosa estación otoñal.
Hoy ha sido uno de esos días, nublado y frío, las condiciones básicas para sentirse especialmente revitalizado.
Esta mañana hemos paseado por la playa de la Villa Olímpica y las aceras todavía reflejaban el agua de la lluvia recién caída, como un espejo.
La presencia de surferos en la playa de la Mar Bella ya es algo habitual en la zona. Contemplo estos "jinetes" que no disimulan su pasión por montar sobre las olas en trajes de neopreno, las tablas bajo el brazo y la mirada pendiente de las olas.
Por fin, ha llegado esa vieja sensación tan agradable que me produce sentir el olor de la hierba y la tierra mojada. Disfrutar del placer de fotografiar todo lo que ofrece un domingo lluvioso, esas hojas secas caídas y desgastadas por el tiempo, de los charcos de agua, de la extraña tonalidad de plata que ilumina el mar y su fresca brisa marina tan revitalizante, de la explosión de color que se derrama en todas las tonalidades doradas que se producen en nuestros montes cuando llega el otoño. Pero lo que verdaderamente me encanta son las castañas, las setas y los frutos exquisitos que nos da el monte en el otoño.
También sentía inquietud porque grises nubarrones llenaban el cielo, y en este tiempo, eso significa lluvias torrenciales, pero nada de eso, la lluvia no ha hecho acto de presencia.

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