lunes, 5 de septiembre de 2011
LAS MEJORES FÁBULAS DE ESOPO
Pocos datos existen sobre la biografía de Esopo, y ya en la época clásica su figura real se vio rodeada de elementos legendarios. Se supone que fue un famoso escritor de fábulas pues no está probada su existencia como persona real, diversos autores posteriores sitúan en diferentes lugares su nacimiento y la descripción de su vida es contradictoria. Hasta la época en que vivió también varía según los autores aunque todos ellos coinciden en que vivió alrededor del 600 A.C. Heráclides Póntico, lo menciona como una persona natural de Tracia, nacido esclavo de Jantos y posteriormente liberto de Idmon.
LA VIUDA Y LAS CRIADAS
Una viuda muy laboriosa tenía unas jóvenes criadas a las que despertaba por la noche al canto del gallo para empezar el trabajo. Ellas, extenuadas siempre de fatiga, resolvieron matar el gallo de la casa por ser él a sus ojos el causante de su desgracia, puesto que despertaba a su señora antes de que abriese el día.
Mas ejecutado el propósito se encontraron con que habían agravado su mal, porque su señora, no teniendo el gallo que le indicaba la hora, las hacía levantar antes para ir al trabajo.
Nunca creas que la causa de tus problemas es lo que primero se atraviesa ante tus ojos. Piensa en qué sucedería si eliminas lo que estás viendo como posible causa.
LA MUJER Y EL MARIDO BORRACHO
Tenía una mujer un marido borracho y, para librarle de este vicio imaginó la siguiente argucia: en el momento en que su marido se quedó tan insensible como un muerto a causa de la embriaguez, cargó con él sobre sus espaldas, lo llevó al cementerio y allí lo dejó. Cuando juzgó que ya se le había pasado la borrachera, volvió y llamó a la puerta del cementerio.
_¿Quién llama ahí? _dijo el borracho.
_Soy yo, que traigo la comida a los muertos _contestó la mujer.
_No me traigas comida; prefiero que me traigas algo de beber _replicó el borracho.
Y la mujer, golpeándose el pecho, exclamó:
-¡Qué desdichada soy! Ni siquiera mi treta ha hecho el menor efecto sobre ti , marido mío, pues no sólo no te has corregido, sino que te has agravado, convirtiéndose tu vicio en una segunda naturaleza.
No dejes que una conducta equivocada domine tu vida. Pon tu razón sobre el error.
EL LADRÓN Y SU MADRE
Un joven adolescente robó un libro a uno de sus compañeros de escuela y se lo mostró a su madre. Ella no solamente se abstuvo de castigarlo, sino que lo estimuló. En la siguiente ocasión robó una capa y se la llevó a su madre quien de nuevo lo alabó.
El joven creció y ya adulto fue robando cada vez cosas de más valor hasta que un día fue capturado en el acto, y con las manos atadas fue conducido al cadalso para su ejecución pública.
Su madre lo siguió entre la multitud y se golpeaba violentamente su pecho de tristeza. Al verla el ladrón dijo:
-Deseo decirle algo a mi madre al oído.
Ella acercó su oído a él, y éste rápidamente mordió su oreja cortándosela.
Su madre le reclamó que era un hijo desnaturalizado, a lo que él replicó:
_¡Ah! Si me hubieras reprendido en mi primer robo del libro aquel, nunca hubiera llegado a esto y ser condenado a una ingrata muerte.
Al nuevo árbol se le endereza tierno para que crezca derecho.
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