LAS TRES HERMANAS.


LAS TRES HERMANAS

Hace mucho, muchísimo tiempo existían en el mar Egeo dos preciosas islas, Paros y Antiparos, separadas ambas por un estrecho canal navegable. En una de ellas, Paros, existía un rey muy bondadoso que habitaba en un imponente castillo cerca de la orilla del mar. Y, en la otra, Antiparos, vivían tres bellas hermanas que se dedicaban a arreglar todas las redes de los pescadores del lugar. Eran tres rayos de luz que alegraban la vida de todos aquellos que se hallaban a su alrededor, y era tanta la alegría y la dicha que sentían y desprendían las jovencitas que no paraban de cantar en todo el día. Pero gracias a un extraño fenómeno acústico, aquellas voces tan melodiosas llegaban hasta los oídos del rey que embelesado con sus dulces canciones no podía pasar ni un sólo día sin escucharlas.
Pero un día las muchachas, ya en su edad adulta, tuvieron una conversación que afectaba a su futuro y, claro, el rey se enteró de todo.
La conversación trataba de lo que las tres hermanas esperaban del hombre que se suponía iba a ser su esposo.
La mayor dijo: ..."Pues, me gustaría casarme con un cocinero, porque así nunca pasaré hambre y podre hartarme de comer"...
La mediana comentó: ..." Pues, a mi gustaría casarme con un ministro de finanzas, porque así no me faltará de nada y podré disponer de dinero en todo momento"...
Cuando le tocó el turno a la más pequeña, ésta en cambio dijo: ..." Pues a mi me gustaría casarme con el príncipe, pero no porque tenga comida o dinero, sino porque me haya enamorado de él"...
Como el rey había escuchado íntegra la conversación decidió intervenir y mandó en su representación a un ministro de finanzas, pero algo entrado en años y muy altivo. Y, sus primeras palabras fueron:
..."Su Majestad el rey de la Isla de Paros las reclama en su presencia, para tratar un asunto de su interés"... Dijo el emisario del rey tan encopetado y circunspecto que las muchachas no pudieron evitar dirigirle una mirada de desagrado.
Cuando se encontraron ante el rey, este le dijo a la mayor:
..." ¿Tú no querías casarte con el cocinero?, pues hecho"... Cuando la joven se encontró con su nuevo esposo vio que era anciano y un tanto cascarrabias y las primeras palabras que le dirigió a la joven fueron:..."Hombre, mira que bien, aquí tengo una nueva ayudante de cocina y, además, joven y robusta para acarrear buenos sacos de comida"... expresó con una sonrisa torcida que desmoralizó a la joven.
Después le tocó el turno a la mediana y el rey volvió a hablar:
..."¿ Tu no querías casarte con el ministro de fianzas? Pues hecho. Cuando la muchacha se encontró con el que sería su esposo, éste le dijo:
... "No te creas que en este castillo es oro todo lo que reluce, pues tenemos que apretarnos mucho el cinturón porque tenemos muchos súbditos a nuestro servicio y el rey nos impone mucha austeridad"... Igualmente, la segunda hermana se decepcionó con su futuro esposo.
Por fin le llegó el turno a la hermana más pequeña y el rey le dijo:
..."¿Tu no querías casarte con mi hijo, el príncipe?, Pues hecho. Cuando la jovencita se encontró con el príncipe, éste le dijo:
..." Sois la mujer más hermosa que he visto en toda mi vida, os entrego mi amor"...
A partir de entonces sólo cantaba una hermana y, las otras, se pasaban el día renegando.

MORALEJA:

Ten cuidado con lo que deseas, porque puede hacerse realidad, para tu desgracia. Y, que el amor verdadero no se conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece.

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